Por un plumazo de una agencia del Estado, específicamente de la Superintendencia Nacional de Salud, desde el primer día de diciembre del año pasado, Cafesalud se convirtió en la EPS con el mayor número de afiliados en Colombia, al recibir los casi 5 millones de usuarios que estaban en Saludcoop, EPS que desde ese día iniciaba su proceso liquidatorio.
Y aunque desde antes de esta transferencia colectiva de usuarios de una EPS a la otra se anunciaba por parte del Gobierno que dicha medida iba a significar una mejoría en la calidad de la atención de estos afiliados y sus beneficiarios, desde el mismo inicio de la asunción de la responsabilidad del aseguramiento que hizo Cafesalud de estas personas, no se demoraron en aparecer las quejas por inconformidad por el mal servicio que ahora recibían los “pacientes ex-Saludcoop”.
En marzo del 2016, solo un par de meses después de iniciada la “operación Cafesalud”, los medios registraron que los problemas no solo pasaban por el tema de prestación de servicios a los usuarios, sino que también había problemas –y bien graves– en la parte administrativa que motivaron la destitución del presidente de la EPS, por la supuesta firma de contratos por más de $700.000 millones, estando varios de ellos bajo la lupa de las autoridades y de la misma junta directiva de la entidad.
El tiempo ha pasado, pero los problemas, antes de estar controlados, siguen y empeoran cada vez más, tanto para los pacientes de la EPS como para los prestadores de servicios que hacen parte de la red que atienden a los usuarios de Cafesalud. En todo el país, hoy los casi 7 millones de afiliados se enfrentan a inoportunidad en la asignación de citas para consultas médicas, existen inconvenientes para que los pacientes reciban los medicamentos que venían recibiendo cuando estaban en Saludcoop y en algunas zonas del país la situación es francamente crítica pues, en cerca de 240 municipios, Cafesalud tiene afiliados pero no tiene clínicas ni hospitales que los atiendan, pues hoy esa EPS carece de cobertura de servicios para sus usuarios en la quinta parte del país.
La crisis es de tal extremo, que ante el no pago por parte de Cafesalud con los prestadores de servicios de salud, algunos hospitales públicos han anunciado que no seguirán atendiendo a esta población de usuarios ante la deuda que se ha incrementado significativamente durante 2016, sin que exista un plan certero de pago de dichas acreencias, admitiéndose por los directivos de la EPS que el ritmo de reclamos por mal servicio se ha incrementado, a tal punto que son cerca de 50.000 las quejas que cada mes se reciben por la insatisfacción de los usuarios ante la mala o falta de atención.
Cuando la ‘operación Cafesalud’ cumple apenas un poco más 7 meses de estar en acción, los resultados del día a día para sus usuarios, así como para las clínicas privadas y hospitales públicos que los atienden, distan mucho de lo que prometió el Gobierno habría de venir con la liquidación de Saludcoop, pues cada vez resultan mayores los problemas para garantizarles los derechos fundamentales a los afiliados de Cafesalud y el pago de las obligaciones con las IPS.
En síntesis, otra vez el remedio ha resultado ser peor que la enfermedad, pues con Cafesalud no hay café y mucho menos salud.
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