Impresionan las muertes por desnutrición entre la población infantil de la etnia wayuu, tanto más cuanto la corrupción ha exacerbado el problema. Es moralmente indignante que le quiten la comida de la boca a unos niños. Pero la desnutrición estaba presente en La Guajira y en toda la región antes de que con esos contratos se le hubiese pretendido mitigar. Sin embargo, solo después de meses de escándalo se ha señalado que hay diversas formas de desnutrición y que esta problemática, como tantas otras, es multicausal. En el territorio wayuu existen además condiciones peculiares que amplían el abanico de posibles causas. Conviene segregar las piezas del rompecabezas. ¿Se trata de una hambruna colectiva? ¿Es una crisis de disponibilidad o de costo? ¿Cuál es la incidencia relativa de la desnutrición crónica, de la global y de la aguda?, ¿y para qué rangos de edades? Respuestas diferentes requerirán baterías de soluciones diferentes.
A manera de ejemplo, Fundesarrollo realizó un estudio socioeconómico del área metropolitana de Barranquilla dentro del cual se construyó un modelo econométrico para identificar las variables que permitían predecir la probabilidad de que un niño se encontrara en estado de desnutrición crónica. Se identificaron cuatro: la baja edad de la madre, la baja escolaridad de la madre, el número total de hermanos y el orden de nacimiento (los últimos llevaban la peor parte). En conclusión: “El ejercicio arrojó resultados de la mayor relevancia para la identificación, incluso desde la gestación, de aquellos niños en riesgo de estar en desnutrición por factores socioeconómicos. Cada año de menor edad de la madre por debajo de los 19, cada año menos de escolaridad de la madre y cada hijo adicional en la familia predicen con más certeza el riesgo”. Resultados que pueden ser validados en toda la región y que permiten focalizar la mitigación del riesgo.
Pero, sobre todo, deberían permitir eliminar esas causas socioeconómicas primarias. La capacidad espacial de sostener vida en el desierto es precaria y su equilibrio ancestral se altera de muchas formas. Una de ellas es el acceso a sistemas de salud que se limitan a disminuir las tasas de mortalidad de los recién nacidos sin garantizar al mismo tiempo acceso a sistemas de control de natalidad; lo cual es válido también para los estratos bajos en la región y el país. En países más pobres se dispone de dosis anticonceptivas de fácil aplicación subcutánea que tienen efecto por tres meses. ¿Por qué no aquí? El impacto del calentamiento global en la intensificación y ampliación de los procesos de desertificación es otra pieza del rompecabezas por estudiar. ¿Está afectando a La Guajira? ¿O se trata solo de los efectos de El Niño? Ojalá los medios, los mandatarios y los investigadores de la región inicien un ataque frontal al problema formulando buenas preguntas para aumentar la probabilidad de obtener buenas respuestas.
rsilver2@aol.com