A propósito de un escrito del maestro Juan Gossaín.
Qué buena vaina que el maestro Gossaín haya escrito un artículo sobre la palabra “vaina”, igual que lo hice yo en días pasados, inspirado en el diario vivir, pues “la vaina” la empleamos para tantas vainas diversas, que como dice él: “Es la palabra mas útil en el lenguaje colombiano”. Yo soy un simple diletante que de pura vaina escribo, y no puedo compararme con ese veterano de las mil guerras, por ello, traté de ingeniarme poniéndole jocosidad a la vaina para disimular mi falta de cancha en estas vainas del lenguaje y tratando de evitar que me echaran un vainazo por meterme en camisa de once varas, porque una vaina es “la vaina” y otra es meterse en vainas sin necesidad. Pero bueno, la vaina es que ya lo hice y ahora me complace leer al maestro, quien profundiza sobre la vaina, dándonos una clara lección del porqué la vaina es tan importante. Y es que aquí todo es una vaina. Con la vaina de la subida del dólar hay quienes dicen que no deja de ser una vaina, mientras otros dicen que es una buena vaina. Los que critican el proceso de paz dicen que ni de vaina se va a lograr algo; mientras que quienes lo defienden insisten en que la vaina es que, aunque exige muchos sacrificios, es la mejor vaina que nos puede pasar. Que el tráfico vehicular en Barranquilla es vaina de locos, pero la vaina es que hay demasiados carros, que ya ni de vaina caben en las viejas calles, y lo peor de la vaina es que nos falta mucha cultura ciudadana para que las vainas mejoren y no sigamos echándonos vainas los unos a los otros. Bueno, ahora sí estoy envainado, porque no sé cómo acabar esta vaina; pero me excuso por tanto vainazo, y al maestro le digo: “Ajá, Juancho. ¡Ah vaina!, te luciste con esa vaina”.
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