Durante el invierno el arroyo León es caudaloso y digno de su nombre, pero en veranos muy intensos como el anterior, el arroyo León, rectificado, canalizado y protegido mediante reforestación de sus orillas el año pasado por la empresa Condesa, disminuye su caudal a unos 130.000 metros cúbicos día, porque solo se alimenta de las aguas residuales provenientes de la estación depuradora de El Pueblo que maneja la Triple A, y en menor medida de aguas vertidas por la laguna de oxidación de Galapa, por lo que sus aguas no se consideran aptas para riego, o para que sean vertidas de manera directa al lago del Cisne, como algunos pretenden; porque un lago puede morir porque se seca, o porque se contamina. Evidentemente, el arroyo León es reconocido por ser generador de contaminación de la ciénaga de Mallorquín, donde vierte sus aguas.

Los campos de golf del Club Lagos del Caujaral padecieron la sequía del intenso verano pasado. Las lagunas internas del club y el lago del Cisne se secaron, no hubo lluvias ni tampoco aguas para su riego. La grama inicialmente se secó y luego, en gran medida, se murió. Los estupendos campos de golf del Caujaral quedaron convertidos en un gran arenal donde era imposible jugar golf. En un gesto de camaradería, el Country Club permitió entonces que los golfistas del Caujaral utilizaran sus campos de Sabanilla. Decidió entonces la junta directiva del Caujaral contratar a la empresa Ambbio Colombia S.A.S. para diseñar, construir y operar una planta de tratamiento que tomara las aguas del arroyo León, las bombeara, les separara los sólidos, las filtrara, y utilizando biotecnología de punta, les dosificara bacterias descontaminantes. Ahora con estas aguas se mantiene llena una primera laguna, desde la que se bombean aguas de muy buena calidad y apariencia a todo el sistema de riego, y las aguas excedentes pasan a una segunda laguna paisajística.

Desde hace un par de meses esta planta le aporta al club 1.500 metros cúbicos de agua diariamente –aproximadamente el 1% del caudal del arroyo– aptas y suficientes para el riego de sus campos de golf y para garantizar la salud de los golfistas, cubriendo las necesidades para regar sus 18 hoyos, y contribuyendo además con el paisajismo de sus campos y de la urbanización que los rodea. Así, el Caujaral cuenta hoy con un seguro para que no se repita lo sucedido este año por causa de un verano muy intenso, y para que sus campos permanezcan verdes todo el año. La fauna nativa fue la primera en apreciar el beneficioso cambio y muy rápidamente regresaron a esas dos lagunas, antes secas, las garzas, las tortugas y las babillas que, indiscutiblemente, se alegraron tanto o más que los golfistas.

En un departamento como el nuestro, con un par de temporadas muy secas cada año, no es justificable que las aguas residuales no sean tratadas y reutilizadas en sistemas de riego. Cada cabecera municipal es generadora de sus aguas servidas, e inevitablemente estas se desperdician y contaminan campos y cuerpos de aguas en vez de ser aprovechadas, descontaminándolas para riego de árboles frutales o maderables, y si es necesario, eliminándole patógenos, para fertilizar campos de cultivos menores. Lo realizado por el Caujaral debe servir de ejemplo para ser replicado por las entidades del Estado, imitando el ejemplo de Israel, un país en el que no se desperdicia una sola gota de agua.

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