Por si faltaba algo – un elogio del presidente Santos, a quien hay que reconocerle que es a distancia, por las medidas que tomó, pasando por encima de los carcomidos dirigentes de la Federación Colombiana de Fútbol, despidiendo a los tales “bolillos” o un mensaje del Sumo Pontífice –para exaltar la intrínseca valía que tiene el joven James Rodríguez, este pino nuevo del fútbol colombiano que se alzó en el estadio Maracaná, no solo como la gran figura de la victoria sobre Uruguay, sino como la mayor espiga del fútbol mundial. Cónstese que hemos escogido el substantivo Espiga, porque es algo que comienza en toda planta a surgir de sus entrañas, diríamos como un canto de la naturaleza.
¡Qué manera de rematar un pase-gol, que de pronto ese segundo tanto no lo era! El chico recibe un balón que tiene que parar con el pecho y ahí mismo voltearse hacía el arco uruguayo. Y es entonces, sin dejar que ese balón cayera, empalma con su pierna zurda un tirazo de media vuelta que se incrusta en un ángulo de la portería. ¡Y gol! Gol que habría firmado con mucho gusto Pelé, John Cruyff, Maradona y toda la élite goleadora que tiene el fútbol de estos días.
Esta bellísima jugada y tres o cuatro más, que no fueron tantas, fue todo lo que hizo el equipo colombiano para ganarle a Uruguay. Ah, y desde luego que hay que señalar a nuestro arquero Diego Ospina como otro gran factor de victoria, atajando y enfriándole a los uruguayos sus lapsos de dominio que en el juego tuvieron, especialmente en la parte final del segundo tiempo, donde le dieron bastante trabajo y subsiguiente brillo a Ospina para dejarlos en cero y que no tuvieran pateaduras de ninguna clase.
Los uruguayos están incrustados en el gran libro del fútbol mundial, que nadie les va a regatear y muchísimo menos a desconocer. Pero son malos perdedores. Una cosa es que cuando se está abajo en el score se arrecian las ganas de superar al adversario. Eso es lícito y nadie se lo discute. En lo que no tienen defensa alguna es en el catálogo de patadas sucias y alevosas, buscando broncas que seguramente es la que necesitan para luego decir en su país que no se les ganó limpiamente.
El fútbol es la gran pasión actual del pueblo colombiano. No hay país en este subcontinente que pueda decir que su pueblo o una parte del mismo se movilizan hacia otra nación, únicamente para estimular y lanzar vítores al equipo de nuestro país. Como tampoco ningún equipo puede decir que ha estado sólo extra fronteras, porque sería una falsedad monumental. Y eso lo ha hecho nuestro conglomerado deportivo no sólo en este, sino en otros torneos mundialistas.
Para unos y otros, un abrazo grande.