La calidad social de los protagonistas de esta historia; el inmenso poder económico del padre de una de las implicadas; el alto turmequé de la universidad donde estudiaban la víctima y sus presuntos victimarios; las contradicciones recientes de varios de los amigos que estuvieron en el lugar de los hechos y el valor civil de los padres de Luis Andrés Colmenares hacen de este un caso que retrata perfectamente la sociedad en la que vivimos. Enredada, complicada y con valores más sucios que el Caño del Virrey.

Y hay más. Está el grupo de sospechosos testigos que han sido sindicados de falsos y que en este momento, dada la presunta falsedad, podrían perjudicar a la parte que acusa, por sus testimonios iniciales. Esos testimonios inculpaban a Carlos Cárdenas y por ende a Laura Moreno y a Jessy Quintero.

Pero estos testigos falsos que dijeron estar en el lugar de los hechos el 31 de octubre de 2010, y que no tenían ningún vínculo con los actores del cinematográfico caso, pueden ser ingredientes de un clásico ardid de los hábiles abogados defensores.

Es decir, los abogados de la parte acusadora y los padres de Luis Andrés Colmenares cayeron en una típica trampa mordiendo la carnada cuando creyeron que esos testimonios iniciales le daban luces al proceso. Claro, luces a su favor. También cayó en la trampa el fiscal que calificó el caso al comienzo.

Ese de los testigos falsos es un viejo ardid de penalistas que los construyen, los maquillan y los ilustran para luego tumbarlos y sacar adelante sus intereses.

Se sabe que es característica de muchos penalistas acomodar a como dé lugar a testigos a su favor o en su contra. Sí, en su contra, como podría ser este el caso, para después demostrar su falsedad y afectar el proceso.

Y a este episodio se le suman los testimonios que en los últimos días han entregado los compañeritos de clase y de universidad de los protagonistas.

Ayer, durante el segundo día de la audiencia de juicio contra Carlos Cárdenas, continuó el desfile de testigos en el estrado judicial, incluyendo al hermano y al tío de Luis Andrés.

Una de las declaraciones que cayó como estocada fue la del amigo de víctima y victimarios, Juan Sebastián Bautista, quien aseguró haber visto a Cárdenas, pero solamente en la puerta de la discoteca en donde comenzó la fatídica noche para todos. El mismo Bautista había dicho en una declaración ante la Justicia hace un año que había visto a Carlos Cárdenas en la discoteca, primero a la entrada y luego en el segundo piso con una joven que se llama Camila Romero. Esa contradicción fue tomada ayer por la Fiscalía para impugnar su credibilidad.

El proceso tiene tantos ribetes de película que una de las testigos anunció su declaración mediante videoconferencia desde Argentina.

Llama la atención de los analistas las contradicciones de los compañeros de la Universidad de los Andes en el mismo punto: detalles de lo acontecido en el Caño, y llama la atención de manera especial porque se trata de jóvenes universitarios que tienen un cierto nivel para guardar información. Aunque se sabe que la memoria es frágil y se hace más frágil por el peso de los compromisos sociales y por el miedo.

Coletilla: No es fácil que un alcalde de Riohacha obtenga el primer puesto en el ránquin nacional, considerando el hándicap de esa ciudad que sigue sufriendo por servicios tan elementales como el agua potable, que por las últimas noticias va por buen camino con nuevo operador. Muy bien por Rafael Ceballos que se mantiene desde hace varios meses en los primeros puestos de esa clasificación.

mendietahumberto@gmail.com