Enamorados, lo que se dice enamoramiento deportivo, lo hemos experimentado hacia los Juegos Bolivarianos, prácticamente desde que aquel varón de aquilatadas virtudes como dirigente deportivo que fuera Alberto Nariño Creyne, creador de los Juegos Bolivarianos a principios de 1938. Hombre dinámico como pocos, de una vez supo organizar los primeros juegos en Bogotá, en 1938. Y mientras tuvo vida este insigne dirigente, de nada valieron las intrigas de la época para acabar con una justa que se inspiraba en la figura insumergible en las aguas de la historia, hasta su fallecimiento.
Cuando más arreciaban los enemigos de esta justa deportiva para hacerla desaparecer del mapa deportivo, Alberto Nariño vino a Barranquilla en busca de su viejo amigo Julio Gerlein Comelín, para pedirle que hiciera los Juegos en Barranquilla y lo ayudara a cumplir los ciclos que había tenido escrupulosamente su recorrido en cuatrienios y no iba a permitir que enemigos solapados y agazapados se salieran con la suya. Y los Juegos se hicieron en nuestra ciudad con todo acierto.
Alberto Nariño Cheyne partió hace ya muchos años de este mundo, pero quienes tuvieron el gusto y el orgullo de conocerlo y de ser sus amigos, estamos seguros que esa iniciativa de introducir en los Juegos países que no son bolivarianos, como Chile y Paraguay, y lo que es la modificación a la Carta de los Juegos, seguros estamos que eso no le habría causado a Nariño Cheyne ninguna gracia.
Esos dos países, junto con Perú y Ecuador –quien iba a imaginar que este par de Judas iban a introducir en la agenda de juegos unos deportes sobre los cuales en Colombia no se tenía ni noticias de su existencia. Sin embargo, esta argucia seudo deportiva no les ha servido de nada en sus aspiraciones– si es de suponer que las tenían de dejar de ser las cenicientas que han sido en los últimos 25 años.
Ya quitando la vista del horizonte suramericano, vaya decepción la que se han llevado los microfoníferos andinos que tenemos en nuestro país, cuya principal vocingleros daban por descontada la victoria (por primera vez en la historia de los Juegos Bolivarianos) en estos juegos en suelo peruano. Colombia ganaría por 20 medallas de oro sobre Venezuela. Y hay que convenir que así parecía en la primera semana de competencia, pero luego vino ‘la reculada’ y los venezolanos han dado una fuetera descomunal. Aún estamos lejitos de la final, pero Venezuela tiene todas las trazas de ganar otros Juegos más, con un récord tristemente humillante, pues los ha ganado todos y eso es aplastante.
Y no digamos más, a la espera de un mejor análisis…