Cuando un cliente llega a un concesionario para conocer las características de los vehículos que allí se exhiben, generalmente pide la ficha técnica del modelo que le interesa, que está a su disposición en lugares estratégicos de la sala de ventas o el asesor comercial se la suministra al atenderlo.

La ficha técnica es el documento que el fabricante o importador distribuye a través de sus concesionarios para hacerle publicidad e informar a los consumidores sobre las características del automotor (motorización, transmisión, dimensiones, prestaciones, sistemas de seguridad, confort, consumo de combustible, etc.), y por eso es vital que los datos de la ficha estén actualizados y sean exactos pues es como la Estrella Polar, que guía en la noche a los marinos para no caer en los arrecifes, y termine comprando el vehículo equivocado.

Si de la ficha técnica se deduce que el semoviente cuenta con suficiente ‘capacidad de ascenso’ para transportar cómodamente al propietario hasta su casa en lo alto de la montaña, y en la práctica eso no es así porque sube resoplando como caballo viejo, no cabe duda de que el consumidor que tomó la decisión de comprar el vehículo con base en esa ficha técnica tiene derecho a reclamarles a quienes se la suministraron para que le adecuen el vehículo, se lo cambien o le devuelvan el precio que pagó por él.

Es fácil darle gusto al consumidor cuando se trata de cambiar unos rines o el tapizado de los asientos, pero con frecuencia es imposible modificar el diseño, los accesorios o el equipo con que el vehículo viene de fábrica, y es entonces cuando el concesionario utiliza otras alternativas para compensarle su desagrado por los cambios respecto a la ficha técnica.

Para evitarle engaños, las normas que regulan la calidad de la información al consumidor exigen que sea clara, comprensible, veraz, verificable, idónea, precisa, suficiente y oportuna, y el control de la información y la publicidad lo ejerce la Superintendencia de Industria y Comercio con particular severidad, con multas que pueden tener más de 8 ceros.

Algunos compradores inflexibles ven en esta situación una oportunidad para ejercer presión sobre el concesionario, haciendo exigencias exageradas so pena de presentar una queja ante las autoridades por lo que consideran información engañosa.

La industria automotriz se caracteriza por las constantes mejoras, cambios, ajustes o nuevos conceptos que introducen en los vehículos que ponen en el mercado (solo comparable con los cambios que la industria de los teléfonos inteligentes les hacen todo el tiempo), pero nadie les perdona a los concesionarios y las marcas si entre la ficha técnica y el producto que están entregando existen diferencias.

El uso de fichas técnicas virtuales sirve para evitar errores, pero en nuestros países importadores de vehículos muchas veces no se sabe si los autos que vienen en la tercera bodega del barco coinciden en todos los aspectos con la ficha técnica que se consultó días antes para la venta.

Las autoridades y los compradores deben obrar con buen criterio al sopesar las diferencias entre el vehículo y la ficha técnica, porque no necesariamente los cambios sin previo aviso son una desmejora del producto.

Por Rodrigo Bueno
rodrigobueno@etb.net.co