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Cartel de Cali: así nació la organización criminal de los Rodríguez Orejuela

El grupo criminal incursionó en varios mercados y se expandió en Europa con el tráfico de cocaína, además mantuvo una guerra con el cartel de Medellín, dirigido por Pablo Escobar.

Este miércoles se confirmó la muerte de Gilberto Rodríguez Orejuela, uno de los capos del narcotráfico más conocidos y quien dirigió por años, junto con su hermano, Miguel Rodríguez Orejuela, el cartel de Cali. 

En la década de los 70, los hermanos Rodríguez Orejuela y José Santacruz Londoño conformaron un grupo criminal llamado 'Los chemas', que se dedicaba a la piratería terrestre, extorsión y secuestro. Poco a poco sus tentáculos se iban moviendo por todos los sectores delictivos y metieron su dinero en varias compañías en Cali, incluso adquirieron acciones del Banco de los Trabajadores, y la Chryler Corporation en Colombia.

Además, en esta época compraron el Grupo Radial Colombiano (GRC), y el Hipódromo del Valle, que posteriormente fue vendido a particulares.

 

El grupo criminal de los Rodríguez Orejuela empezaron a probar terreno en la comercialización y tráfico de droga, por lo que entraron en el negocio de la cocaína y la importación de esta desde Bolivia y Perú. Luego ya tenían sus propias aeronaves y contaban con 12 rutas propias.

En la década de los 80, el grupo narcotraficante ya no trabaja solo en América Latina, comenzó a expandirse hacia Europa, luego de que Gilberto Rodríguez Orejuela viajara hacia España y entablara una relación con los contrabandistas de tabaco de Galicia en España. Para esto, se dio inicio a una alianza criminal con la organización criminal Camorra. ​

Para ese momento, la DEA ya le seguía el rastro y fue esta misma organización estadounidense la que bautizó al grupo criminal como el cartel de Cali, haciendo referencia a que toda la red delictiva operaba desde esa ciudad, tal y como ocurrió con el de Medellín, dirigido por Pablo Escobar.

La guerra con el Cartel de Medellín

El fallecido Jhon Jairo Velásquez alias Popeye, y quien fue mano derecha de Pablo Escobar, dijo en su momento que la disputa entre ambos carteles se dio por líos entre los empleados de ambas organizaciones. 

Las disputas se acentuaron cuando en 1988 tres personas llegaron en carro hasta el edificio Mónaco, donde residía Pablo Escobar, ubicado entre Medellín y Envigado, e hicieron explotar el inmueble causando destrozos en varias edificaciones a la redonda. Allí estaban María Victoria Henao, esposa de Pablo Escobar, sus dos hijos Manuela y Juan Pablo, dos empleadas del servicio, y dos personas más. No hubo fallecidos, pero el inmueble quedó completamente destruido.

Luego de esto, Manuela, hija menor de Escobar, quedó con serias lesiones auditivas a causa del atentado.

No obstante, había una intención de "diálogo de paz" entre ambos carteles y se supo que el de Medellín pidió al de Cali una suma de cinco millones de dólares por los daños causados en el edificio de Escobar y la entrega de Pacho Herrera, miembro del cartel de Cali y una de las fichas clave en la disputa de las organizaciones. Sin embargo, Gilberto Rodríguez Orejuela se negó y ahí iniciaron las constantes ofensivas y ataques de los grupos criminales. 

Por un lado, Pablo Escobar inició un serio espionaje a la organización de los Rodríguez Orejuela y los hermanos del cartel de Cali hicieron lo mismo, contratando a militares retirados.

En 1993 muere Escobar y con esto, el cartel de Cali se queda con un amplio porcentaje del mercado de la cocaína.

El desmantelamiento

Con la muerte de Escobar, las autoridades se concentraron en seguir la pista al cartel de Cali. Bajo el Gobierno de Ernesto Samper estalló el escándalo del Proceso 8000, en el que se conoce que esta organización criminal habría dado dineros a la campaña del expresidente, hecho el cual hoy en día sigue siendo investigado. 

Ante esto, el exmandatario decide iniciar una ofensiva contra los miembros de la organización y en 1995 fueron capturados los hermanos Rodríguez Orejuela. En 2004, Gilberto Rodríguez Orejuela fue extraditado a EE. UU., donde tribunales de Florida y Nueva York lo acusaron del envío de más de 50 toneladas de cocaína hacia ese país y en 2006 lo sentenciaron a 30 años de prisión.

Por su parte, Pacho Herrera se entregó a las autoridades en septiembre de 1996 y fue recluido en la cárcel de Palmira, Valle del Cauca, pero en noviembre de 1998 fue asesinado en ese penal en una operación elaborada por Wilber Alirio Varela Jabón, antiguo sicario del cartel de Cali y jefe de sicarios del cartel del Norte del Valle.

Ernesto Samper inició una ofensiva contra el cartel de Cali
La relación entre el Cartel de Cali y la extinta guerrilla de las Farc

En 2020 se conoció unas explosivas cartas de alias Manuel Marulanda, quien cofundó la guerrilla de las Farc, que dieron cuenta de una posible relación con el cartel de Cali.

En una del 8 de junio de 1994, Alfonso Cano (quien después sucedió a Marulanda y antecedió a ‘Timochenko’) se refirió a un dinero recibido de alias Pacho Herrera, el último de los cuatro líderes del Cartel de Cali.

El mismo día en una carta de Manuel Marulanda, dirigida al Secretariado, mencionó que unos integrantes del partido estaban “ligados al cartel de Cali” y se refirió a unas “ayudas” que habrían recibido del mismo.

No obstante, a las Farc parecía no convenirle una relación pública con el cartel de Cali. De hecho, en su momento este medio consultó con expertos que señalaron que no hay registros de una alianza entre ellos.

Archivo

El historiador y profesor de la Universidad del Norte Roberto González Arana señaló que “de manera concreta” no ha leído nunca algo parecido.

“Lo que sí es evidente es que una vez terminó la Guerra Fría (1990), tanto las Farc como el ELN reemplazaron el apoyo que recibían del mundo socialista con su alianza con el narcotráfico”, indicó.

A su vez, el profesor de la misma alma mater Luis Fernando Trejos también aseguró que no ha encontrado ningún vínculo entre el cartel y la entonces guerrilla. Sin embargo, anotó que “no sería imposible que en cierto momento pactaran alguna alianza temporal en contra de un enemigo común”.

Sin embargo, las cartas además revelan varios intentos de cercanías entre las Farc y el cartel de Cali. De hecho, habían mantenido conversaciones por unos cohetes aportados por los caleños.

Dos días antes, también en comunicación a ‘Raul Reyes’ (que hacía parte del Secretariado de las Farc), Marulanda le dijo que podrían examinar “todos los pormenores” que les traería la relación con el Cartel de Cali y que en unos días daría su opinión.

Las conversaciones, no obstante, habrían empezado mucho antes. En una misiva fechada el 18 de enero, Marulanda le escribe a Raul Reyes sobre un material “de los de Cali” y le advierte de no firmar ningún documento.

“Lo del material de los de Cali, me parece conveniente cuidarnos de la firma de cualquier documento tal como se lo manifestaron a Pacho (Herrera, líder del cartel). Qué bien que toda la mercancía esté sin novedad, además porque la experiencia es buena. Los conocedores es bueno cuidarlos de salir a comisión, combates u otras tareas que impliquen riesgos para los guardados”.

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