
“Me la mataron de un tiro en el corazón”: padre de joven muerta en protestas
La víctima había salido de su casa, luego de pedirle permiso a su papá para pasar la noche con su mejor amiga.
Una joven de 18 años, estudiante de psicología, fue una de las ocho personas que fallecieron la noche de este miércoles tras la jornada de protestas en Bogotá y otras ciudades del país, desencadenada luego de la muerte del abogado Javier Ordóñez durante su arresto.
La víctima, identificada como Julieth Ramírez y quien en 15 días cumpliría 19 años, había salido de su casa en Suba, luego de pedirle permiso a su papá para pasar la noche con su mejor amiga quien vive cerca de lugar de su residencia. “Yo le dije: listo, amor, pilas, porque ese barrio es como pesado, pero no hay problema, igual ya lo había hecho antes”, dijo.
No obstante, fue herida a bala y trasladada al hospital donde llegó sin signos vitales.
El atribulado padre detalló: "en un callejón de La Gaitana la niña se desplomó, me dice la amiguita, y se nos murió", por lo que pidió "justicia por medio de los investigadores a ver quién fue, si fue la misma autoridad, (o) los delincuentes".
“Me la mataron de un tiro, una bala pérdida, pero directo al corazón. Se ensañaron y yo pienso que no fue bala pérdida porque fue ahí. El hecho fue que se desplomó y llegó al hospital sin signos vitales”, indicó su padre, Harold Rodríguez.
“Me llaman de una forma cortante y me dicen: su hija acaba de recibir un balazo en la cabeza”, contó Rodríguez quien además sostuvo que ella no estaba participando en las protestas.
Por otro lado, la pareja del joven Jaider Alexander Fonseca, de 17, otra de las víctimas mortales, dijo a medios locales: "Exijo justicia, que hagan caer todo el peso de la ley sobre los responsables" y culpó a la Policía de "dejar un niño de siete meses sin padre".
Fonseca fue herido en una calle del barrio Verbenal, en el norte de Bogotá, y falleció en la Fundación Cardio Infantil, donde fue ingresado por heridas de bala.
El subdirector de la Policía, general Gustavo Moreno, dijo este jueves que la violenta jornada en Bogotá y otras ciudades colombianas dejó cinco muertos en la capital colombiana y dos en la vecina Soacha.
Sin embargo, horas después la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, dijo que fueron seis los fallecidos en la capital colombiana y que "todas son personas muy jóvenes, a quienes mataron anoche. son jóvenes de nuestra ciudad, incluso menores de edad".
Además de Julieth Ramírez y Jaider Fonseca, otro joven, Andrés Felipe Rodríguez, 23 años, falleció por un disparo en el tórax, mientras que en el Hospital de Suba fallecieron Freddy Alexander Mahecha, de 20 años, y Germán Fuentes, de 25, también por disparos de armas de fuego.
Mientras tanto, en el Hospital de Kennedy, en el sur de la ciudad, falleció Julián Mauricio González, de 27 años, quien ingresó herido por arma de fuego en el abdomen.
Según las autoridades, las protestas dejaron además más de 200 heridos, 58 de ellos de bala.
Joven sin oportunidades
Luz Mary Fonseca, tía del joven Fonseca, aseguró a la prensa que el muchacho no estudiaba ni trabajaba por falta de oportunidades pero que como iba a cumplir 18 años, la mayoría de edad, estaba ilusionado con poder conseguir un empleo.
"No tenía educación porque no tenía acceso a la educación, no tenía trabajo, estaba ilusionado porque iba a cumplir 18 años y trataba de conseguir trabajo porque tenía un niño de siete meses, es una familia que queda sin papá", dijo la mujer.
Los familiares coinciden en que ninguno estaba participando en las protestas en las que 22 cuartelillos policiales fueron incendiados por turbas que también quemaron o dañaron 37 autobuses del sistema Transmilenio y 49 del Sistema de Transporte Urbano (SITP), así como algunos comercios y bancos.Por otro lado, en redes sociales circulan videos en los que se ve a personas vestidas de civil con armas de fuego, una situación que las autoridades investigan.
Además de que familiares y amigos lloran a sus seres queridos la ciudad respira una tensa calma mientras operarios limpian las calles y retiran los restos de autobuses quemados, que son el signo del vandalismo que también se hizo presente en las protestas contra la brutalidad policial.