Los 2.219 kilómetros de zona limítrofe que comparten Colombia y Venezuela, suponen una de las fronteras más complejas que en la actualidad existen en Latinoamérica, no solo por las dinámicas propias de la movilidad humana que se vive en este momento, sino por el contrabando, las 'amenazas del narcotráfico y del terrorismo' que han elevado las tensiones entre los gobiernos de ambos países.
La histórica demarcación geográfica fue hasta hace 6 años una de las líneas 'más fructíferas' en materia comercial del continente, pues llegó a movilizar hasta 11.000 millones de dólares a través del intercambio binacional.
Sin embargo, en agosto de 2015 por orden del Gobierno de Nicolás Maduro quedó suspendida toda actividad económica entre ambos países, situación que se agravó en febrero de 2019 cuando el Gobierno de Venezuela decidió instalar en el principal puente que conecta a las dos naciones, el Simón Bolívar, unos contenedores para impedir el paso vehicular.
Pero esa realidad tuvo un giro inesperado el lunes pasado: la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, anunció la apertura para el tránsito comercial entre ambos países. Ese escenario quedó ratificado el pasado miércoles cuando el presidente Maduro llamó a los empresarios colombianos a retomar sus inversiones en Venezuela.
'Invitó a los empresarios colombianos a retomar sus inversiones, sus ventas y toda la actividad económica comercial con Venezuela, por encima de torpezas políticas, debe prevalecer la economía', dijo Maduro.