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El pasado fin de semana, agentes de la Policía Nacional, la Fiscalía y funcionarios internacionales ejecutaron la captura de Marcos Mesa Moreno, conocido artísticamente como Marcos Pinto, en su residencia en Turbo, Antioquia. La detención se dio en cumplimiento de una orden de extradición emitida por una corte federal del estado de Texas, que lo requiere por presunta participación en el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos.

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Pinto, reconocido en el ámbito musical del Caribe por su labor como empresario cultural y creador del picó ‘El Grosero’, es señalado por las autoridades como un actor logístico de alto nivel dentro de la estructura criminal ‘Efrén Vargas Gutiérrez’, facción del Clan del Golfo.

La Dirección de Antinarcóticos de la Policía y la agencia antidrogas estadounidense (DEA) le seguían la pista desde hace varios meses.

De acuerdo con los reportes oficiales, el capturado habría coordinado envíos de hasta tres toneladas mensuales de cocaína desde zonas del Urabá y el Chocó hacia países de Centroamérica, como parte de una cadena transnacional de tráfico con destino final en territorio estadounidense.

Las investigaciones sostienen que Pinto utilizaba su rol de promotor musical para encubrir operaciones ilícitas, actuar como intermediario en acuerdos logísticos y financiar actividades relacionadas con el narcotráfico.

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El señalado mantenía vínculos estrechos con alias Chejo, jefe regional del Clan del Golfo, lo que le habría garantizado protección en la zona y un margen de maniobra amplio para sus operaciones. El perfil bajo en los círculos judiciales contrastaba con su vida pública, en la que se presentaba como impulsor de eventos masivos y generador de empleo local en la industria del entretenimiento.

‘El Grosero’, su principal emprendimiento, había ganado notoriedad desde 2022 por su potencia sonora y su participación en competiciones musicales en Medellín, Cartagena y otras ciudades.

A partir de esa visibilidad, Pinto logró posicionarse como una figura de referencia en el circuito champetero y establecer una red de colaboradores, entre ellos músicos, técnicos de sonido y comerciantes informales.

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En redes sociales, era habitual ver imágenes suyas en celebraciones privadas, rodeado de artistas locales y con un estilo de vida asociado a altos ingresos. Esa imagen generó admiración en algunos sectores de la comunidad, quienes lo veían como un ejemplo de progreso en una región marcada por la falta de oportunidades.

La noticia de su captura provocó reacciones divididas en Turbo: algunos lamentan la caída de un hombre al que reconocen por su apoyo a iniciativas culturales, mientras otros expresan su desilusión al conocer los vínculos criminales que rodeaban sus actividades.

El proceso de extradición ya fue iniciado por las autoridades competentes. Marcos Pinto deberá responder en Estados Unidos por cargos relacionados con el concierto para fabricar o distribuir más de cinco kilogramos de cocaína, delito federal que puede acarrear penas de prisión prolongadas.

Policía NacionalCaptura de alias Marquitos.