
Sicológicamente hablando el síndrome de Estocolmo es la relación afectiva entre un maltratador, secuestrador y otro agente dañino con su víctima.
En este orden de ideas y haciendo referencia al caso colombiano de la paz, pareciera que muchas de las víctimas del conflicto con las casi nominalmente desaparecidas FARC, por analogía vive esta situación. No creo que exista algún colombiano que no quiera la paz luego de tantos y desastrosos años viviendo en medio de la guerra y que solo nos ha dejado heridas que difícilmente nos dejarán cicatrices imborrables, queramos o no, tanto en quienes la sufrieron en carne propia como los que tangencialmente porque todos somos uno, aunque no lo parezca.
Es entendible que tengamos temor frente a semejante problema, pero también tenemos que apretar nuestros corazones ante condiciones que parecen ser extorsiones o chantajes, sin las cuales no sería posible la paz.
Mi pensar al respecto es que sin darse cuenta la víctima, aplica la estrategia de que si no puedes con el enemigo únete a él y en algunos casos se trata de supervivir, ya que de otra forma las consecuencias serían funestas. Pero de eso a volverse cómplice, es diferente. Me asalta la duda cuando alguien de manera abierta acepta y defiende algunos de los puntos del tratado firmado por el gobierno Santos y las FARC que desconoce tácitamente el derecho que asiste a las víctimas tras dudas en el cumplimiento de lo tratado, de quien o quienes andan tras las dieciséis curules asignadas en el parlamento (que deberían ser treinta y dos, una por cada departamento) más cuando la Fiscalía asegura que las FARC dicen mentira al negar sus posesiones. Bien se sabe que este grupo ocupó por años un gran sector territorial en donde fueron la ley y abusaron todo el tiempo, entonces cómo entender que resulten personas que de alguna forma los defienden, pero al mismo tiempo reclaman sus derechos como víctimas. Dan la impresión de que juegan con moneda de dos caras o que en ellas existe el síndrome de Estocolmo.
Ulises R Rico O
uliricol93@hotmail.com
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