Eran las 7:00 a. m. del día 27 de agosto, 2020, un amigo común, por Whatsapp me informa el fallecimiento de doña Soad Louis Lakah, la noche anterior. Aunque sabía que estaba en UCI, en la clínica central de Montería, con COVID–19, no estaba preparado para la noticia.
Siempre añoré volvernos a reunir, escuchar sus historias (conocía muchas), ver su sonrisa, oír sus desencantos… Talvez, por eso la noticia me fue desgarradora. Llamé a Don Oscar, su hermano, y me confirmó.
La conocí en 1988, siendo secretaria de Educación y Cultura del departamento de Córdoba. Llegué de Barranquilla, donde había estudiado, con una nota del maestro Germán Vargas Cantillo. Aunque sabía de su amistad con él y de que éste era una institución cultural, traía algún escepticismo, pues había sido objeto de mentiras y engaños de políticos en la capital del Atlántico, donde pretendía trabajar. Me recibió en su oficina, pero no me garantizó nada, solo me dijo que debía esperar.
Sin embargo, seguí yendo a su oficina. A eso de un mes aproximadamente, estando apostado en el hall de su despacho abrió la puerta del mismo, se asomó, me miró, sonrió y con un movimiento de mano me indicó entrar; ya adentro, ordenó a una funcionaria hacerme entrega del decreto de nombramiento.
Era un momento de esplendor: joven encantadora, inteligente, con reconocimientos artísticos. De sus creaciones narrativas se ocuparon críticos y escritores como Germán Vargas Cantillo, Carlos J. María, y Gustavo Álvarez Gardeázabal, entre otros, todos elogiosamente. Citemos algunos de sus trabajos: “La Lío y otras mujeres ”, novela donde el personaje principal es La Lío, mujer bella y seductora, quebrantadora de patrones morales en una conservadora comunidad, como su natal Ciénaga de Oro. “Filomena tiene olor a ausencia”, cuento cuyo tema es la soledad, aquí mantiene un tono existencial desde la primera línea de la narración hasta la última palabra. Es uno de los mejores cuentos de la literatura colombiana. Y por último, “ Los árabes en el Sinú”, es un libro que nos presenta un retrato veraz de la llegada de sirios y libaneses a estas tierras.
Creadora de una excepcional estética, doña Soad Louis también fue gran gestora cultural: organizó el Ministerio de Cultura en nuestro departamento, creó la Secretaría de Cultura en Córdoba, remodeló, organizó y actualizó la biblioteca central de Montería; intentó institucionalizar la cultura en la Universidad de Córdoba, pero no le fue posible, pues sabemos que ahí se manejan intereses ajenos al conocimiento y la cultura. Sin embargo, fueron varios los personajes que llevó a dictar charlas a dicha institución, como Orlando Fals Borda, Gustavo Álvarez Gardeázabal, Rafael Escalona, Ramón Illan Bacca, entre otros. Principal referente cultural en el género femenino, en el Departamento, y una de las primeras en la nación. Nos deja un legado que estamos llamados a proteger. Doy gracias a la vida permitirme conocer un ser excepcional. Por ella me enteré, muchos años después de conocidos, que desde la antigua Mesopotamia existía un parentesco entre los Cueter y los Lackah.
Se nos fue doña Soad en persona, pero perdurará para siempre su nombre en el tiempo y el espacio. Gloria eterna para esta extraordinaria hija de nuestra tierra.
Carlos Perdomo Cueter
c_perdomo58@hotmail.com