Muchas veces nos preguntamos qué podemos hacer en momentos como estos donde día a día vemos más violencia, intolerancia y polarización.
Quiero contarles cómo un gran barranquillero me enseñó a mí y a quienes lo conocieron que precisamente la respuesta radica en cada uno de nosotros. Este gran barranquillero, tristemente falleció hace unos días, se llamaba Jorge Enrique Zapata Roncallo, y era mi suegro. Jorge fue un emprendedor que gracias a su trabajo y persistencia, logró construir una cadena de almacenes llamada Lindo Pie. Generó empleo y siempre pagaba sus impuestos. Un barranquillero fiel al Junior, amante de los Billos Caracas Boys, del buen pescado y del mar. Me llamaba todas las semanas para contarme lo que había leído en EL HERALDO, una columna de opinión o una noticia que le había llamado la atención.
Fue un hombre que salía a la calle y hablaba con quien se apareciera, el vendedor de aguacates, el estudiante, el que entraba a un edificio, el gerente de una empresa; todos con el mismo trato y de la misma manera, sin diferenciar si tenía o no poder adquisitivo o algún nivel de educación. A los vendedores ambulantes les decía "que vendas todo hoy". Siempre con una frase positiva, alentadora, halagadora, con un comentario constructivo, regalando lo más precioso, su tiempo, para quien necesitara un buen consejo o una frase motivadora, sin esperar algo a cambio. Al final de cada conversación entregaba un papelito con una frase que lo hiciera reflexionar y así se ganó el respeto y el corazón de muchos.
Es así como Jorge, logró con su humildad y sincero aprecio por la gente, aceptación y tolerancia. Fue un gran hombre, con un gran sentido de pertenencia y amor por su ciudad y por su país, pero más importante, por la gente. Es de esta manera que un gran barranquillero deja un importante legado para todos, que dentro de nosotros sí está la posibilidad de generar un mejor país, una persona a la vez. Que en paz descanses estimado Jorge, y que tu obra de 77 años se multiplique.
Juan Miguel Durán Prieto
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