Football Leaks ha sacado a la luz algunas intimidades del contrato que el Real Madrid firmó con el Mónaco por la venta de James Rodríguez.
El primero pagará al segundo 1.000.000.oo de euros por cada participación y triunfo de James en los partidos de la Champions League.
Igualmente, pagará 5.000.000.oo de euros al Mónaco en el caso de que este jugador sea nominado entre los 3 finalistas para el Balón de Oro, y pagará otros 5.000.000.oo de euros si sale elegido Balón de Oro.
Entonces, para evitar estas posibles erogaciones,el club decidió dejarlo en la banca para que no tenga oportunidad de desplegar su gran talento futbolístico. Y cuando por cansancio e insistencias de muchos lo sacan a la cancha, 5 o 10 minutos antes de que acabe el encuentro, lo sitúan en una zona distinta a su posición, en la cual no va a sobresalir. Se está quemando, ¡se va a quemar !
Excluirlo de la formación titular no fue capricho de Rafa Benítez, ni lo es de Zidane; ellos simplemente cumplen las órdenes de los directivos del club, y cuentan con el apoyo amarillista de unos periodistas deportivos que están en la nómina de los merengues, según lo han afirmado algunos corresponsales argentinos. Están tan pendientes de James, que hasta especulan con su risa.
Al finalizar cada partido en el cual no ha participado, la decepción o la tristeza del jugador es ahogada por los encantos de experimentadas féminas, especialmente contratadas para esos fines por el club, para que le den toda clase de consuelo, y, sin medir las consecuencias, lo conducen a las discotecas y lujosos restaurantes a degustar gambas a la plancha o callos a la madrileña con una buena dosis de variados licores.
Estas estrategias, comparadas con algunos escritos de Nicolás de Maquiavelo, son puras coincidencias.
Al siguiente día, la resaca le demora el viaje a Valdebebas para su entrenamiento, y después de volar a 200 kilómetros por hora, hace el ridículo enfrente de la plantilla.
Esto lo registra la prensa española con altas dosis de sadismo, pues esas han sido las instrucciones recibidas del alto mando.
Pero, para bien o para mal, la popularidad de James ha crecido y para engordar las arcas del club, las camisetas con su nombre se siguen vendiendo como merengues en la puerta de un colegio, y este encumbramiento lo aprovecha el club para jactarse de su fama y pedir 75 millones de euros por su traspaso.
Iván Radi Sagbini.
C.C. 2938717