Se caracteriza por el afán de acumular riquezas para lograr prestigio económico que le permite imponer su voluntad. Considera al mundo como un campo de batalla en el cual es lícito dominar. El único objetivo de su vida es la consecución del poder económico, que le produce satisfacción para garantizarles a sus descendencias prosperidad económica y posición social y política. Es calculador, se mueve de acuerdo con el devenir de los acontecimientos, por eso sus cambios en su personalidad son permanentes y profundos, porque las circunstancias sociales son cambiables en todo momento. El bienestar de la comunicad no le interesa. Es aprovechador, se vale de su posición económica para explotar y humillar a la gente que lo rodea. En el fondo es un individualista egoísta, que utiliza a los demás para alcanzar poder político, valiéndose muchas veces de medios ilícitos. Todos los sistemas políticos y sociales hacen posible la aparición del hombre poderoso, representado en presidentes, primeros ministros, dictadores y reyes. El hombre potentado consigue su perpetuación a través de la política por el procedimiento del nepotismo en el cual el presidente de turno, el congresista y el alto funcionario del Estado trasladan sus privilegios a sus hijos, familiares y amigos, de generación en generación. Haciendo difícil la renovación política en esos cargos públicos. Es el momento histórico para cambiar esas costumbres políticas y corruptas, dándoles oportunidad de empleo y mejoramiento social a las clases marginadas y necesitadas, si queremos construir un país más igualitario y con prosperidad económica.
Pedro Milhoua Valera