Muy conocido es, actualmente, el entretenimiento llamado sudoku; juego de origen difícil de determinar, posiblemente oriental, pero popularizado a nivel mundial hace solamente unos seis años. Personalmente, encuentro en él un valioso recurso didáctico en la escuela.
Me atrevería a pensar que este juego reemplazaría muy bien, para muchos, el estudio de la asignatura llamada lógica matemática que, como sabemos, entre otras cosas enseña a manejar las cinco conectivas lógicas. Resolviendo sudokus, se logra el mismo objetivo, en forma amena, aunque sin mencionarlas por los nombres con que oficialmente son conocidas.
Después de haberlo puesto en práctica y haberlo recomendado a mis amigos cercanos, me atrevería a sugerir que se introduzca en el cuadro del juego una modificación que sin duda haría que este entretenimiento produjera una mayor satisfacción al poder compartir con otros la que se siente al resolver los casos difíciles.
“Agregar al cuadro que se usa para proponer un sudoku, debajo de la fila inferior, la lista de los números del 1 al 9, y al lado derecho, una columna donde, de abajo hacia arriba, aparezcan las letras A, B, C, D, E, F, G, H, I. Estos dos elementos permiten indicar, mediante coordenadas, los pasos seguidos desde la primera jugada hasta la última, para luego compartir y comparar las habilidades mentales de los diferentes participantes. Ejemplo: 37H significaría colocar 3, en la columna 7 de la fila H. Sin duda, en el aula, el maestro puede encontrar aplicación a mi propuesta y fácilmente completarla sugiriendo formas que permitan explicar, concisamente, el raciocinio seguido en los casos difíciles”.
Carlos A. Hernández García