No había necesidad de acabar con un pueblo para después reconstruirlo a un costo exagerado de pérdidas de vidas, costumbre que viene desde el Imperio Romano cuando los emperadores se deleitaban con las atrocidades del combate de los sentenciados a muerte enfrentados a las bestias. Que se maten sus líderes, no el pueblo.
Con este artículo damos respuesta a su solicitud de rectificación presentada a la dirección del diario EL HERALDO de Barranquilla a raíz de mi columna de septiembre 30 de 2025, titulada ¿La culpa es de la vaca o del toro?
Los videos de la juez Marienela es una terapia musical que podría ser contratada por el gobierno nacional como una contribución a la salud mental del poder judicial para transformar la cara fea de una justicia criticada por su morosidad, impunidad y con algunos lunares de corrupción, en un rostro humano más amable y lejos de un laberinto sin salida.
Esta concesión es “una vaca lechera” fríamente calculada para saquear las finanzas del Estado, con unos amarres jurídicos de alta inteligencia artificial que no dejan huellas.
La sentencia dictada esta semana por la J.E.P (jurisdicción especial para la paz), condenando a los exintegrantes del secretariado de las FARC, a una pena simbólica, sin cárcel, con escoltas, vehículos blindados, equipos de comunicación satelital y una alimentación balanceada, para no dejar engordar a estos autores de más de 21.000 secuestros, desapariciones, violencia sexual y otros crímenes de lesa humanidad, es una burla.
Más allá de la discusión jurídica de alto nivel que el tema ofrece, el espectáculo taurino puede seguir, sin matar al toro, pues es una actividad cultural que viene de años, que genera ingresos valiosos para miles de familias colombianas, en un país con un alto índice de desempleo.
Según la cosmovisión del mundo macondiano, el 2026 es un año de renacimiento, independencia, cambios y nuevo liderazgo. Circularían grandes cantidades de billetes del presupuesto público y de las canecas de la selva. Además, habrá un estallido social ante la estafa política en muchos pueblos que vendieron su voto y les pagaron con billete falso.
Es hora que el gobierno nacional y el Consejo Nacional Electoral reglamenten la inscripción de candidatos en todos los niveles de los cargos de elección popular en cuanto a calidades y exigiendo pólizas de garantía de seriedad, pues muchos aspiran a estas posiciones sin tener los votos suficientes, poniendo al Estado a gastar grandes sumas de dinero y exigiendo protección de la UNP, con carros blindados.
La invasión a Venezuela está caliente y aunque todavía no tiene nombre, ya algunos periodistas la llaman “Chiflando iguanas”, por la soledad del poder del gobierno parecida a la historia escrita en la novela ‘El otoño del patriarca’ de García Márquez, donde después de tenerlo todo en abundancia, hoy sólo Maduro tiene un gallinazo en el hombro izquierdo haciéndole señas al socio del hombro derecho (Diosdado), esperando el momento para devorar su presa.
Vale anotar que durante el sepelio de Miguel Uribe, su padre le giró un cheque en blanco al expresidente Álvaro Uribe para recoger sus banderas y liderazgo en las elecciones de 2026.