El 22 de marzo de 1892 abrió sus puertas el que sería uno de los colegios más tradicionales y emblemáticos de lo que hoy es la localidad Centro y Norte Histórico de Barranquilla: el San Miguel del Rosario. 133 años después ha encontrado una nueva vida, un nombre diferente, pero una misma misión: formar juventudes, que al mismo tiempo impactan el entorno en el cual se nutren del conocimiento.
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Hace apenas poco más de cuatro años, en enero de 2021, que el antiguo San Miguel del Rosario cerró sus puertas definitivamente como colegio. Aunque sus finanzas ya no eran las mismas desde hace algún tiempo, el golpe mortal se lo dio la pandemia de la covid-19. Así que como otros tantos negocios de la época, se vio obligado a dejar de funcionar y quedar, por el momento, clausurado.
Hoy en día, tras un proceso de mejoramiento y reforzamiento estructural, sus puertas vuelven a ser abiertas, ahora como sede de la Institución Universitaria de Barranquilla (IUB).
En su momento, el colegio comenzó con una cosecha de 50 alumnas. Más de un siglo después, a la hora de cerrar, la cifra de estudiantes estaban por los 500. Hoy en día, se espera que la población de estudiantes que pueda llegar atender sea cercana a los 2.500.
Esa es la proyección que hace Arcesio Castro Agudelo, rector de la IUB, quien en diálogo con EL HERALDO explicó cómo se ha llevado a cabo el proceso de recuperación de este baluarte de la historia pedagógica y arquitectónica de la ciudad.
“Principalmente agradecido con todos los aportes que ha hecho el Distrito frente a esta joya de la ciudad que es el antiguo colegio San Miguel de Rosario. Nosotros la hemos rebautizado como la sede de ‘Centro Histórico’ que principalmente obedece a una ampliación de cobertura, pues el día de hoy tenemos en nuestras instalaciones ya recuperado de manera total el primer piso de esta gran sede”, expresó.
No ha sido un camino ni corto ni sencillo, pues –en palabras de Castro Agudelo– “esta sede del Centro Histórico hace parte de todo el conglomerado de lo que corresponde al patrimonio de la ciudad, así que estamos contribuyendo no solamente a cerrar las brechas en materia de educación superior, sino también contribuyendo con la ciudad de Barranquilla en cuanto a patrimonio e historia se refieren”.
En pocas palabras, cual si fuera un milagro escrito en los textos divinos, la antigua sede del San Miguel del Rosario ha reencarnado dejando atrás su humilde forma de colegio, para ser universidad.
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Impacto en la edificación

Los últimos tres años han sido de un continuo proceso administrativo para su habilitación como sede universitaria. Primero para adquirir la sede y luego, para realizar las adecuaciones necesarias para dejarlo en condiciones.
“Este es un proceso que inicia en el año 2022, específicamente cuando nosotros tomamos la rectoría. Cuando nos posesionan, el Consejo Directivo, y es su punto inicial, da la autorización para, a través de recursos de estampilla, que son recursos de los ciudadanos, podamos realizar el proceso de compra de esta gran instalación. Esto pertenecía a la comunidad dominica, como todos sabemos, y posteriormente a ello inicia todo el proceso, y hacia el año 2023 iniciamos la recuperación de este primer piso y la fachada, pudimos colocar en operación, en el año 2024 el 80 % de esta primera fase y ahora en 2025 el 100% de este primer piso”, detalló el rector.
Así las cosas, los arcos de arquitectura republicana, los pasillos frescos –algunos de ellos estrechos, con pinta más de pasadizos que de pasillos–, así como los salones han encontrado una nueva vida. La plazoleta principal tiene ahora dibujada el logo de la IUB.
El último recuerdo presente de la época en que el edificio pertenecía a una compañía religiosa, es una estatua de yeso blanco de una Virgen María, muy esbelta y con flores a sus pies, que se encuentra en una altar recostado contra una de las cuatro esquinas de patio.

La conservación de ese tipo de piezas fue fundamental en el proceso de recuperación: “Como todos sabemos, por ser patrimonio, se requieren unas consideraciones especiales, además del cariño, amor y afecto que le tenemos a estas instalaciones, pues se necesita un personal técnico con mucha experiencia para poder recuperar lo que tenemos el día de hoy y tener unas buenas prácticas, no solamente en materia arquitectónica, sino también buenas prácticas en materia de calidad”.
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Transformación del entorno
Pero los cambios y adecuaciones no se limitan únicamente de las puertas para adentro de la IUB. El sector, que por muchos años ha presentado problemas de seguridad, basuras y otros, se ha venido convirtiendo en una realidad diferente.

Ese es uno de los más grandes orgullos que destaca el rector Castro Agudelo: “Podríamos decir que al desarrollarnos en esta sede hemos tenido un impacto muy positivo en la transformación del entorno. Hace tres años, este era un sector bastante solitario, era un sector donde teníamos alguna parte de personas de la calle circundando y prácticamente el entorno estaba bajo su posesión; todo esto se ha cambiado”.
Eso se respira tal cual, por parte de buena parte de los estudiantes. Por ejemplo, María Clara Villalba, una joven estudiante de quinto cuatrimestre de licenciatura a través de los programas de gratuidad, señaló que ha venido viendo la transformación de manera palpable.
“Estoy dando clases aquí desde que entré, desde el primer cuatrimestre y la verdad los cambios han sido muy notorios. La adaptación de los salones y ahora que van a empezar a adecuar arriba, le va a dar más oportunidades a estudiantes de que puedan estar aquí”, expresó.

María José destacó que en las instalaciones ahora también hay mejores espacios: “Por ejemplo, la cafetería que ahora está la implementación de la comida, que ahora puede uno ir a comer hasta allá, entonces sí se ha visto el cambio y la evolución que está teniendo la universidad desde que llegué en el primer cuatrimestre. Normalmente la mayor parte del tiempo estamos en la biblioteca porque tenemos los recursos disponibles, los libros, las tablas, podemos hacer las tareas entre clases, entonces sí, ese es mi lugar favorito de aquí”.
De puertas para afuera, otros de los beneficiados no son ni siquiera los estudiantes, sino los comerciantes informales que ahora realizan sus actividades con mucha más calma por la seguridad que ahora allí encuentran.
Un ejemplo de ello es el santandereano Gerardo Naranjo, quien hace más de 40 años llegó a la ciudad con toda su familia y en la actualidad se ubica con su carrito de chuzos en la puerta de la universidad, atrayendo a los estudiantes con el olor de los chorizos, butifarras y mazorcas dorándose a las brasas de los carbones rojizos.

“Con este negocio tengo dos años de estar aquí. Pues sí, claro. Esa es la idea, que aumente la producción. Bueno, ahorita mismo, pues, como no están llegando todavía todos los alumnos, porque lo están arreglando, pero la expectativa es que ahora que terminen de arreglar, pues, se componga más la venta”, sostuvo el hombre.
Gerardo depende de sus ventas de chuzos para pagar el arriendo de la casa donde vive con su esposa, dos hijos y una nieta. Así que la tranquilidad para trabajar y la oportunidad de tener a los estudiantes de clientes, le ha podido hacer despegar sus cuentas.
“Pues sí, porque esta es la única entrada que yo tengo. A veces uno se pone triste porque cuando no vienen los pelados a dar clase, uno queda ‘paila’. Por lo menos ayer, al mediodía, en la tarde que vienen los estudiantes fueron como unos 15. Y eso es lo que le ayuda a uno también. Cuando vienen bastantes, hay venta, pero cuando no vienen. Por lo menos ayer en la noche nos fuimos a las seis porque no vino nadie por la lluvia. Todo eso lo perjudica a uno también”, recalcó el vendedor.
Lluvia de ofertas

Si uno camina por los alrededores de la Institución Educativa de Barranquilla Sede Centro se dará cuenta que hay más de un local con un letrero en su puerta que dice: “Se vende”, “Se arrienda” o “Disponible para negocio”. Más de uno de los dueños de esos negocios ya le tocaron la puerta al rector.
“Hemos recibido muchas ofertas de todos nuestros vecinos. Puedo decirlo, de cada una de las esquinas, el que tenemos enfrente, el que tenemos a media cuadra, de otros lugares que de una u otra forma pudiesen ellos pensar que pueden contribuir a la expansión de esta institución”, detalló.
Lo que ha visto no le ha parecido mal: “Los hemos visitado, hemos revisado su infraestructura y pues bueno, la expansión de la institución nos dirá o nos dará la respuesta en la medida que podamos tener acceso a ellos, o no, y los respectivos estudios que tenemos que hacer, tanto patrimoniales como los estudios de avalúo”.
Sin embargo, los esfuerzos están orientados a terminar la Sede Centro. Pero, el rector Castro no descarta nada al mediano plazo, conforme las necesidades de los estudiantes lo señalen.
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“En estos momentos estamos concentrados en terminar esta sede, pero sí, efectivamente, estoy muy seguro que esto va a transformarse y que por lo menos los lugares que están circundantes van a cambiar de actividad comercial y serán, si bien no de nuestra institución, de forma colaborativa, sumativa y propositiva, un comercio muy vinculado a lo que se necesita y se ofrece en esta institución para los estudiantes”, puntualizó.
Iniciaron obras de recuperación del segundo piso

En este momento se han iniciado las labores para habilitar completamente el segundo piso, de tal manera que los salones se transformen en aulas modernas con iluminación, ventilación y recursos como proyectores de video beam.
“Estamos trabajando desde hace algunos meses en la recuperación del segundo piso. El segundo piso tiene una envergadura un poco más diversa que la del primer piso, no es tan plana y vamos a desarrollarla de una forma modular, tal forma que los escenarios puedan convertirse, no solamente para el servicio de los estudiantes, se puedan convertir en escenarios múltiples a través de tecnologías de última generación”.
El rector Arcesio Castro señaló que esto aumentará la capacidad de estudiantes.
“Estamos en unas apuestas totalmente disruptivas con relación a lo que va a ocurrir en cada uno de estos espacios que podrán albergar 2.500 jóvenes más, estamos apostando tal vez a unos 3.000, que muy seguramente van a impactar mucho más dentro de ese indicador y ese desafío que tiene no solo el Sistrito de Barranquilla, sino que también departamento y Colombia”.