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La Sierra Nevada, el escudo natural contra los huracanes en el Caribe

El sistema montañoso del Magdalena es un elemento importante para el clima de todo el Caribe. Protege de huracanes y regula las lluvias de la región.

Una tierra árida. Un desierto que va desde Punta Gallinas hasta las estribaciones de Santander. Este sería el paisaje de la región Caribe si no existiera la Sierra Nevada de Santa Marta.

La cercanía al litoral de la Sierra Nevada es único en el mundo y hace que el sistema montañoso funcione como un escudo para todo el Caribe, generando una influencia fuerte. Allí se pueden experimentar varios climas, desde un cálido seco hasta nieves perpetuas. Desde playas hasta la parte más alta que llega a los 5.700 metros.

La presencia de la Sierra Nevada de Santa Marta tiene un efecto en el clima que se conoce como efecto Foehn, del alemán viento, que causa lluvia. “El efecto Foehn en la Sierra Nevada ocurre cuando los vientos alisios del noreste chocan con la Sierra del lado este. Los vientos en su ascenso por la montaña se enfrían, formando nubes y lluvias”, explica Juan Carlos Ortiz, doctor en Oceanografía Física.

Este ascenso, el aire con partículas calientes de agua evaporada se encuentra con un obstáculo, la Sierra. El ascenso causa que el aire se enfríe hasta alcanzar el punto de saturación del vapor de agua y esto origina la lluvia.

Si no se encontrara con este obstáculo, este aire seguiría su curso, es decir, las precipitaciones no se encontrarían con la Sierra Nevada y seguirían hasta el Nudo de Paramillo en Córdoba. Sin lluvia no hay vegetación, y como consecuencia la tierra sería desértica.

Un ejemplo de esto es La Guajira, que hacia el norte es una región seca mientras que la parte sur, la que conecta con el Magdalena, es una región donde se presenta una humedad superior.

De acuerdo con Luis Carlos Gutiérrez, decano de Ciencias Básicas y vicerrector de Investigaciones de la Universidad del Atlántico, la serranía del Perijá, la cual se halla en la frontera entre Colombia y Venezuela, en conjunción con la Sierra, “ha ayudado para que América del Sur, a diferencia de África que está en una posición geográfica muy similar, no presente la condición desértica que hay en el norte de África. Nosotros deberíamos tener un desierto más amplio que el que tiene La Guajira. Llegaría hasta las estribaciones de la cordillera”.

Juan Camilo Restrepo, doctor en ciencias del mar, comparte esta opinión: “Hay hipótesis con sustentos científicos bastante claros que dicen que si no existiera la Sierra Nevada de Santa Marta, el desierto de La Guajira se extendería hacia el centro del Caribe. Sería más extenso de lo que es porque no existiría la convección profunda”.

La convección profunda es un fenómeno que proviene de la evaporación del agua oceánica por la exposición a altas temperaturas. Esa agua evaporada se convierte en masas de aire que se transportan a través de corrientes de viento hacia el continente.

Esas masas de aire cuando se encuentran con una montaña como esta, comienzan a ascender a una altura extensa. Como la montaña está al lado de la costa, vienen con una velocidad que las hace ascender rápidamente. Esas masas que vienen calientes, a medida que empiezan a ascender se enfrían y eso origina la condensación y como consecuencia la precipitación.

Es por esto que en las zonas cerca de la sierra hay mucha lluvia, pues las masas de aire húmedo ascienden rápidamente una altura importante y en este proceso se condensan. La Sierra es la zona del Caribe que presenta más precipitación. También es la que exhibe la vegetación más abundante y esto es una consecuencia directa de la lluvia.

Una medida como los milímetros de precipitación muestra esta polarización que existe en los climas de la Región. De acuerdo con cifras del Ideam, la alta Guajira presenta un rango de 0 a 150 milímetros de lluvia al mes. En contraste la Sierra Nevada presenta un rango mensual de 100 a 400 milímetros.

“Barranquilla tiene un efecto, no de la misma magnitud, pero sí similar por las montañas que hay en la zona de Tubará. Si no existieran esas montañas la humedad seguiría su curso hasta el mar. La montaña hace que el aire, a medida que ascienda, baje en temperatura y genere condensación”, explica Restrepo.

 

Un escudo contra huracanes  

La posición de Colombia la ubica en el corredor de huracanes. Los huracanes siempre se forman sobre el océano ecuatorial puesto que usan el calor y el agua como combustibles y esta es la zona de más altas temperaturas en nuestro planeta. Se forman en esta posición por el movimiento de vientos alisios.

Los vientos alisios son el patrón de movimiento que tiene el viento en la Tierra. En el hemisferio norte van hacia el este, mientras en el hemisferio sur van hacia el oeste. En el ecuador se encuentran estas dos corrientes de viento opuestas. Su efecto llega hasta los 4.000 metros de altura.

Cuando las temperaturas suben, la exposición al sol del agua causa su evaporación. Este aire se mueve hacia arriba, lo cual causa una menor presión al nivel del mar por este traslado. A medida que el aire caliente continúa subiendo, se enfría, mientras que el aire debajo gira, debido a la rotación de la tierra, para ocupar su lugar.

Un encadenamiento progresivo de este proceso hace que se creen nubes. Todo el sistema de nubes y aire gira y crece, alimentado por el calor del océano y el agua que se evapora de la superficie.

Imagine el huracán como un trompo. El agua es la superficie donde se mueve. El viento es la cuerda que determina en qué dirección rota. El calor es la fuerza que lo hace girar.

Cuando el trompo o huracán se enfrenta a una inclinación hacia arriba, pierde fuerza. Piense que esa inclinación son 5.700 metros de montaña. ¿Qué hace el huracán ante tal terreno? Al igual que el trompo, empezar a subir lentamente hasta que la inclinación lo trae de vuelta.

Gutiérrez explica que “ya que el viento se acelera por calor, cuando ese viento pasa por una altura como la de la Sierra encuentra una atmósfera fría que lo hace inmediatamente bajar de velocidad. Ese frío se convierte en una barrera y hace que el huracán cada vez que dé un giro vaya tomando velocidades hacia el lado contrario y esto lo empieza a alejar”.

De acuerdo con José Ignacio Patrón, geólogo del instituto de minas de San Petersburgo, Rusia: “Los huracanes son sistemas y tienen un área de influencia que tiene tres diferentes intensidades: fuerte, mediana y débil. Las zonas medias o débiles, que son las que llegan a la Sierra Nevada, no generan mayores impactos al chocar con una barrera de esa magnitud”.

Adicional a esto, la llegada del huracán a la tierra trae consigo un cielo oscurecido y nublado, el cual bloquea una fuente de calor importante del huracán, el sol, y hace que el clima se enfríe. El huracán se detiene por no encontrar la fuente de calor y esa condición lo hace volver hacia donde está su motor, el agua evaporada, que está hacia el océano.

Pero tal y como agua chocando contra una pared, el huracán salpica a todas las áreas cercanas. Puesto que las zonas laterales del huracán están cargadas de agua. Al pasar sobre la tierra inmediatamente se presentan precipitaciones fuertes. “Esto afecta toda la ladera de la Sierra Nevada y a toda la gente de la zona de ladera, especialmente en las quebradas, canales y ríos aledaños los cuales van a tener inmediatamente riesgo de inundaciones. Es por eso que La Guajira fue una zona muy afectada por Matthew, está en el camino de vuelta”, señala Gutiérrez.

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