La Vía 40, epicentro del Carnaval de Barranquilla, comienza a palpitar el inicio oficial de las 'carnestolendas' a las 6:30 a.m. de este sábado, cuando los vendedores formales e informales preparan su espacio reservado para la venta de bebidas y tamales.
A esto se le suma el sol canicular, que madrugó para acompañar los últimos retoques que los operadores le dan a los palcos, los cuales fueron abiertos después de 8:00 de la mañana, a medida que el público se va apostando en las puertas de ingreso.
La seguridad está garantizada por parte de la Policía, que dividió a varias cuadrillas conformadas por cerca de 10 a 15 uniformados, distribuidos a lo largo del ‘Cumbiódromo’ y restringiendo el cruce de los espectadores sobre la Vía 40.
De a poco se van activando los equipos de sonido montados en las carrozas y así poner el ritmo musical a esta fiesta que está por empezar.
El orden público de un momento a otro se vio afectado por los estrictos controles de la Secretaría de Control Urbano sobre un sector de la Vía 40 con 75, donde desalojó a un grupo de vendedores ambulantes que se estableció en un lugar restringido. Finalmente, a los comerciantes autorizados los reacomodaron en la otra acera.
Por su parte, los silleteros no faltan en este previo de las festividades: 'A $50.000 las sillas de la primera fila, a $40.000 las de segunda y a $35.000 las de tercera y última fila', entona a viva voz uno de ellos.
Otros que madrugaron fueron los turistas nacionales e internacionales. Unan, proveniente de Islandia, llegó por primera vez a Barranquilla para disfrutar del Carnaval y conocer el calor humano.
'He escuchado vallenato y champeta, pero no bailo bien (risas). No conozco mucho, pero he visto que la gente es buena', manifiesta la joven mujer, a quien el sol le ha dejado la piel colorada e irritada.
Ella vino acompañada de Fannie, quien es oriunda de Finlandia. 'Estoy de vacaciones en Colombia y decidí conocer el Carnaval de Barranquilla', dice mientras participa en un juego de azar con otros extranjeros, hasta que inicie el desfile.
De Ocaña (Norte de Santander) arribó la familia Castro Márquez, que vive sus primeros Carnavales y esperan disfrutarlo hasta el martes. En tierras santandereanas no quedó ningún miembro de esta familia, asegura Unaim.
'Mis hijos y mis nietos llegaron vía aérea a Cartagena. Yo llegué por tierra directo a Barranquilla y nos encontramos aquí desde ayer (viernes). No encontramos ningún problema en las carreteras y tampoco para acceder hasta acá'.
Sobre la calle 85 viene bajando apresurado Jean Carlos Robles, quien participa en el concurso de disfraz individual del Carnaval y desde hace cuatro años personifica al centauro.
'Es un disfraz hecho por mí y quiero aportarle al Carnaval lo que se pueda con el talento que Dios me dio', indica.
Las papayeras se ubican en los palcos personalizados con música, alcohol y degustaciones. Estas se confunden con los otros ritmos que se escuchan de fondo.
Las carrozas comienzan a calentar motores, el carro de bomberos busca su ubicación y la Policía restringe el asentamiento del público en los bordillos para dejar la vía libre a los protagonistas del desfile, que buscarán hacer de este Carnaval algo inolvidable.