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Quien interpreta al fallecido Hugo Chávez en una serie producida por Sony, llamada ‘El Comandante’ es el colombiano Andrés Parra, quien antes había interpretado a Pablo Escobar en El patrón del mal.

Parra aseguró que el papel de Hugo Chávez 'fue un regalo que me llegó'.

'Después de interpretar a Pablo Escobar estaba pensando en darle vida a otro personaje que hubiera sido parte de la historia, que hubiera sido conocido, complejo y polémico. Pensé que alguien que permitía una exploración interesante era Hugo Chávez', explicó en entrevista con Semana.com.

La personificación del personaje implicó mucha investigación para el actor, 'para Chávez los textos de Bolívar fueron una lectura obligada', señaló.

'Hice tres diarios de trabajo: Uno en el que está la personalidad y gestualidad de Chávez. Otro que es histórico y político. Y otro donde está el desglose de la serie para saber en qué momento va el personaje. Eso me llevó a conocer 10 Chávez distintos que van mutando y se van transformando. Todos los días veía ‘Aló presidente’. El elenco venezolano me ayudó mucho con palabras, frases y refranes', añadió.

Para él los discursos del expresidente venezolano fue lo más complejo en las jornadas de grabación. 'Los discursos de Chávez tienen un poder inmenso. La voz fue el reto más grande porque necesitaba que mi voz aguantara porque hablamos de un personaje con una voz muy poderosa'.

Lo que más le sorprendió de Chávez fueron 'las habilidades de comunicación', calificó de 'sorprendente' esas cualidades.

'Era un genio del entretenimiento. Sabía perfectamente cómo contactarse con el público. Sus discursos eran totalmente teatrales; con espacios para el canto, para la poesía, para la anécdota, el chiste, el baile. Era un tipo con una memoria prodigiosa, que se sabía muchos corridos llaneros, poemas, frases célebres; que podía mantener una audiencia seis horas sin aburrirla', aseveró.

Por esas razones se atrevió a decir que 'Chávez era un actor'.

'Usted revisa ‘Aló Presidente’ y ahí hay un actor pasando por todas las emociones, por todos los ritmos, con un manejo de los tonos y de los tiempos perfectos. Siempre improvisó sus discursos, no necesitaba leerlos. El tipo era un monstruo de la comunicación', concluyó.