Pobreza, enfermedades y corrupción empapan las tierras de Zambia, el país africano con mayores reservas de cobre del mundo. Cuando en 2009 Alice Odiot se incorporó en el centro de esas tragedias humanas, no imaginó el alcance que tendría la investigación sobre el doble escándalo, financiero y ecológico, que señalaba al Banco Europeo de Inversión (BEI).
Tres años después, en 2012, la periodista francesa obtuvo el Premio Albert Londres –el más importante de Francia– como Mejor periodista audiovisual, con su documental Zambia: ¿Quién aprovecha el cobre?; que hoy presentará en la Universidad de la Costa, a las 5 p.m., en un evento organizado por la Alianza Francesa.
Todo comenzó –cuenta- cuando se desató en su país la polémica de la financiación de explotaciones mineras del BEI con fondos públicos –reservados para la ayuda al desarrollo en los países del Sur– en África. Para ellos la historia se remonta a la prosperidad.
Cuando Zambia logró su independencia en 1964, el gobierno nacionalizó las minas, que permitieron financiar su desarrollo, con la construcción de escuelas y hospitales públicos. Su PIB se asemejaba al de Portugal, hasta la primera crisis petrolera.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial aconsejaron acceder a préstamos. Con lo que no contaron sus dirigentes fue con que la reserva federal de Estados Unidos subió abruptamente sus tasas de interés en los años 80. La deuda se tornó insostenible y ya no pudieron pedir más créditos.
Entonces, presionados por el FMI se vieron en la obligación de privatizar las minas, vendiendo a precios irrisorios las empresas estatales. Años después, el precio del cobre se multiplicó por cinco pero las multinacionales estaban blindadas, incluso, de la responsabilidad medioambiental. Odiot cuenta en el documental cómo es la situación actual del país; aquí, además, da detalles de la producción periodística.