Aunque suene insólito asociar el coeficiente intelectual de las personas con la pereza, un estudio realizado por un grupo de científicos estadounidenses revela que las personas inteligentes pasan más tiempo descansando, en comparación con sus contemporáneos con menor coeficiente intelectual.
Esto lo reafirma Addison Bolaños, médico neurólogo: 'Las personas inteligentes sufren más cansancio porque utilizan más el cerebro, por lo tanto suelen sentir más ganas de dormir o descansar'.
El sueño es un estado natural de autorregulación y reposo de un organismo; se caracteriza por los bajos niveles de actividad. De esta forma, las personas activas reducen ese tiempo de descanso, y tienen un coeficiente intelectual según la investigación publicada por la revista Journal of Health Psychology.
El descanso aumenta la producción de células que protegen nuestros circuitos cerebrales, señaló la doctora Carmen Polo. 'Cuando se descansa el tiempo necesario, esto tiene un efecto neurológico más que positivo, porque cuando dormimos el cuerpo está libre de funciones y se encarga únicamente de reparar las conexiones para el proceso intelectual', puntualizó.
El estudio halló que las personas inteligentes tienden menos a aburrirse, lo que los lleva a concentrarse más en sus pensamientos y esto, a su vez, les produce sueño después de una ardua jornada de trabajo. Mientras que las personas activas tienden a necesitar más actividades físicas, puesto que su cuerpo requiere estimulación constante, lo que los lleva a realizar acciones externas, ya sea para escapar de sus pensamientos o porque se aburren con facilidad de las labores diarias.
Metodología de estudio
Para la realización de la investigación se solicitó la participación de dos grupos de personas: los 'pensadores' y los 'no pensadores'. A los integrantes de ambos grupos se les realizó una serie de cuestionarios acerca de sus actividades diarias habituales, además de llevar durante una semana un dispositivo en su mano que detectaba los movimientos y niveles de actividad física.
Los resultados fueron revisados por los expertos y revelaron que el grupo de 'pensadores' registró poca actividad física a diferencia de los 'no pensadores'. Ante estos hallazgos, los investigadores sugieren que las personas menos inteligentes llenen su tiempo con actividades de ocio porque necesitan variar sus acciones para no sentir hastío de 'lo mismo'.
Un análisis de encefalogramas de gente dormida, realizado por Robert Bolizs de la Semmelweist University de Canadá, señala que ciertos elementos del dormir están directamente relacionados con el desempeño cognitivo de la persona cuando está despierta.
Un caso que refleja los resultados de estos estudios es el de Laura Díaz, estudiante de noveno semestre de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte, quien tiene un promedio académico acumulado de 4,6. 'Desde el colegio me he caracterizado por tener un buen desempeño académico y buenas notas, pero siempre he recibido críticas por parte de algunos de mis familiares y amigos cercanos porque hacen énfasis en que gran parte del tiempo me siento cansada o prefiero quedarme en casa acostada antes que salir', afirmó.
Satoshi Kanazawa y su equipo de la ‘London School of Economics and Political Science’ tienen otra investigación que indica que esas personas con un alto coeficiente consiguen producir con mayor claridad en altas horas de la noche, mientras que aquellos con menor coeficiente limitan sus actividades principalmente al día. La principal razón de este comportamiento es que el desarrollo cognitivo de estas personas se activa en un contexto nocturno, momento en el que se desarrollan frecuencias singulares que atraen ciertos tipos de personalidades.
Esta acción fue afirmado por otra estudiante universitaria, Luisa Fernanda Abisambra, quien aseguró que logra conseguir mayor concentración en la noche. 'Cuando tengo que presentar parciales o trabajos me concentro más después de 11 de la noche, mi papá es médico y dice que eso está relacionado a la tranquilidad en el ambiente, que permite mayor estado de concentración', indicó.
Investigaciones antropológicas, encontradas en el mismo estudio muestran que los ancestros humanos realizaban sus actividades generalmente en el día. Sin embargo, la tendencia se ha ido invirtiendo a tal manera que la mente y el cerebro se han ido expandiendo y desarrollando. La evolución en este sentido dice que en las horas donde no es visible el sol se logra estimular un nivel más alto de complejidad cognitiva.
Relación entre el sueño y la inteligencia
El acto de dormir y soñar genera muchos beneficios, entre esos cabe mencionar la mejora de la memoria, la estimulación de la creatividad y la mejora de la planificación futura, según expresó la médico Polo.
Además agregó que se debe diferenciar la pereza producida por trabajo mental y la que es producida a causa del ocio excesivo. 'Una persona con un coeficiente intelectual alto tiende a sentir más ganas de dormir porque ha gastado más neuronas. El cansancio es ocasionado al emplear tiempo en estudio o en algún tipo de trabajo', indicó Polo.
Sin embargo, los expertos advierten que el estilo de vida sedentario de los perezosos inteligentes puede tener un impacto negativo en la salud, por lo que recomiendan aumentar el nivel de la actividad física.
'Las personas sedentarias tienen mas riesgo de sufrir de obesidad, diabetes, hipertensión arterial, apnea de sueño, infartos cardíaco y trombosis cerebral', indicó el médico Addison Bolaños.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace una distinción por edades sobre la cantidad de actividad física que deben realizar las personas. Entre las edades de 5 a 17 se deben realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada o vigorosa. Entre los 18 a 64 años el tiempo ideal es de 150 minutos semanales de intensidad moderada, o 75 de alta intensidad. Y para los mayores de 65 años también se aplica lo anterior, pero además los ancianos con escasa movilidad deben mejorar el equilibrio y evitar las caídas.