José Yunis es un prestigioso abogado sincelejano experto en políticas públicas medio ambientales, con dos maestrías en las universidades de Harvard y los Andes, y una experiencia de 20 años en trabajos para el Banco Mundial, el BIRD, universidades, entidades regulatorias, colectivos de países y ONG internacionales; entre ellas la muy aprestigiada The Nature Conservancy, la cual representa actualmente en Colombia.
Los humanos nos comemos anualmente 60.000 millones de animales. Algo así como 10 veces nuestra propia población. Antes de esa demencial ingesta, el pastoreo de todas las ganaderías, la producción de los alimentos para consumo de los animales, la impresionante huella hídrica que demandan la ganadería y la agricultura, la deforestación que se ofrece al insaciable proceso de destrucción de los suelos, habían conseguido comprometer la supervivencia del planeta.
Las vacas expelen eructos y flatulencias capaces de producir gran parte del efecto invernadero que amenaza nuestra destrucción. Una destrucción mayor que la que generan todos los vehículos, trenes, aviones y barcos al quemar combustibles fósiles. Pero no sabemos mucho de esa intimidante contribución del ganado. Por razones más o menos inexplicables, los gobiernos, los medios de prensa, las ONG ambientales y los propios ambientalistas, divulgan poco o nada sobre un apocalipsis que no era un destino muy manifiesto en los tiempos en que el Dios colérico del diluvio establecía una alianza sagrada con nosotros y los animales. Esta conversación con José Yunis tampoco logra superar ese bajo perfil que otorgamos a un problema mayúsculo, literalmente cósmico. De cualquier manera este planeta ya nunca será el mismo. Es posible que ni la evolución sea lo que era o lo que pudo ser. Tampoco las estaciones, los mares, los bosques, las vacas y nosotros mismos.
P ¿Es cierto que los gases producidos por el proceso digestivo de vacas, cerdos, cabras y similares contribuyen al efecto invernadero más que los gases de todo el sector transporte del planeta, es decir emisiones de todos los vehículos, aviones, barcos y similares?
R. A nivel global, en emisiones directas de gases el cambio de uso del suelo para diversas actividades, o Afolu, de 2010, donde se encuentra entre otras agricultura, silvicultura y otros usos del suelo, participa con el 24% de los gases emitidos, mientras que el transporte tiene un 14%, de acuerdo con el informe IPCC de 2014. Ese mismo informe anota que desde 2000 las emisiones de gases efecto invernadero han ido en aumento en todos los sectores, excepto en el de la agricultura, silvicultura y otros usos del suelo donde está la ganadería.
En Colombia, el sector energía participa con el 44% de las emisiones de estos gases, donde el 38% es atribuible al sector transporte nacional. Afolu, donde se miden cambios de uso del suelo incluyendo la ganadería, es responsable del 43% de las emisiones, de los cuales un 36% es atribuible al cambio del uso del suelo para pastizales, no necesariamente para ganado.
P Pongamos eso en blanco y negro. ¿Cuáles son esas emisiones de los animales? ¿Cuál es el nombre científico de esos gases y por qué razones contribuyen tan efectivamente al efecto invernadero?
R. Esas emisiones son el metano, que es un gas de efecto invernadero de gran potencia. Tiene un impacto sobre el proceso de calentamiento del clima 25 veces mayor que el CO2. El metano es un gas natural. Donde hay descomposición anaeróbica de materia orgánica (en ausencia de oxígeno), se generan emisiones de metano. De acuerdo con UNFCCC, las fuentes principales de emisión de metano son las siguientes: 29% viene de gases de escape de sistemas de extracción de petróleo y pozos de gas natural, donde las teas que ves quemando en las refinerías solo mitigan una pequeña porción del metano y el resto se escapa a la atmósfera. 25% viene de fermentación entérica, que es el proceso de digestión anaeróbica de los bovinos. 18% es emitido por los rellenos sanitarios donde la materia orgánica se descompone en ausencia de oxígeno. El 10% viene de las minas de carbón, de las cuales hay muchas en Colombia. Esto porque cuando se abre una veta de carbón, se escapan grandes cantidades de gas metano que estuvieron atrapados durante millones de años, producto de la descomposición de bosques milenarios bajo el suelo. El 9% viene de manejo de estiércol. Pero hay otros gases de impacto mayor que el metano, por ejemplo el óxido nitroso, que es 310 veces más potente y se encuentra por ejemplo en los fertilizantes químicos que utilizamos en agricultura, como nitrógeno, que cuando se degrada emite una forma de óxido nitroso.
P ¿Se podría intervenir genéticamente o de cualquier otra manera al ganado para mitigar sus flatulencias? ¿Es posible intervenir ese proceso digestivo? ¿Se han intentado en alguna parte esas intervenciones?
R. En gracia de discusión se puede intervenir genéticamente el ganado y quizás alguien ya lo está haciendo. Como intervenir genéticamente una especie tiene tantas aristas, juicios de valor o quizás impredecibles consecuencias, sin contar con los obstáculos técnicos del problema, yo prefiero pensar en alternativas menos agresivas, más a nuestra mano. De hecho existen múltiples esfuerzos en el mundo científico y académico sobre cómo reducir las emisiones de bovinos. Los laboratorios están trabajando en dietas o aditivos nutricionales que cambian la composición química en los procesos digestivos, y han logrado reducir de acuerdo con los documentos científicos hasta el 30% de las emisiones de metano de los bovinos.
Pero reitero que hay múltiples fuentes de metano, y si bien los bovinos son una parte muy importante del problema, hay que trabajar para reducir emisiones en todos los sectores. Esto no solo por la potencia o naturaleza del gas, sino por criterios de costo, oportunidad, posibilidad de implementar una política con éxito o no, los impactos sociales, técnicos o económicos. Una buena alternativa es el secuestro forestal de emisiones: en Colombia, el Banco Mundial, el Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria - CIPAV y The Nature Conservancy han liderado un programa en múltiples áreas para que los ganaderos siembren árboles en sus predios en cantidades importantes, cambiando el sistema de potreros abiertos a silvopastoreo; es decir, que el ganado esté en medio de árboles y arbustos, con sombra. Como las condiciones ambientales y climáticas en Colombia son muy favorables para el crecimiento forestal, y cada árbol puede fijar hasta 5 toneladas de carbono promedio en sus procesos de crecimiento rápido, es una muy buena alternativa no solo para mitigar el cambio climático sino para adaptarnos a él. Estos nuevos bosques podrían compensar por completo las emisiones entéricas de los bovinos a la vez que se recuperarían zonas críticas de la finca, nos ayudaría a adaptarnos mejor al cambio climático, se protegería el agua, y los colombianos podrían seguir comiendo carne.
P Para facilitar la comprensión del profano, entre quienes me incluyo, defina el efecto invernadero. Y defina la huella hídrica, dos aspectos cruciales para los temas que voy a proponerle a continuación.
R El efecto invernadero es un proceso natural. El sol nos calienta, nosotros como tierra rebotamos el calor y los gases presentes en la atmósfera retienen una parte de ese calor mientras otra escapa al espacio. Ese calor que queda entre el suelo y la atmósfera produce el efecto invernadero propicio para la vida en la tierra. Pero ahora hay mucha mayor acumulación de estos gases de efecto invernadero en la atmósfera, producto de la actividad humana acentuada desde la época de la revolución industrial, cuando empezamos a utilizar muchos más combustibles fósiles. Así pues, al incrementar la concentración de estos gases de efecto invernadero en la atmósfera atrapamos más calor del que normalmente rebotaba y se iba al espacio. Eso nos está llevando a un calentamiento global, es decir, a que la temperatura general del planeta aumente. Los principales gases de efecto invernadero son CO2, metano, óxido nitroso y otros.
La huella hídrica es un indicador del volumen de agua que utilizas para lavar, cocinar, cultivar, hacer tus necesidades o generar un producto dado. Cuando abres la llave para bañarte estás haciendo uso de una cantidad de agua. Cuando abres la nevera, todo lo que veas tiene un volumen de agua utilizada en los productos que ves. Para producir un kilo de carne de ternera se utilizaron 16.000 litros en el pasto que comió, en el agua que bebió, etc. Para una taza de café se utilizaron 140 litros de agua. Este concepto se utiliza también para calcular la huella hídrica de un país o una región. Como toda medición, es un indicador útil que te ayuda a tomar decisiones, diseñar una política pública, entender lo que necesitas incentivar o desincentivar dependiendo de tus objetivos.

P ¿Puede usted, por ejemplo, estimar cuántos litros de agua ‘consume’ la producción de una hamburguesa, digamos de 450 gramos?
R. Ya hay calculadoras de todo tipo sobre huella hídrica y carbono para todo tipo de productos y alimentos. Solo tienes que ir al Internet, buscar una buena fuente o consular varias páginas y te entregan los estimados como el señalado para el kilo de ternera anteriormente. Hay calculadoras no solo para la huella hídrica sino para la de carbono. Hay cálculos precisos por ejemplo de cuánto es tu huella de carbono por mandar correos electrónicos con o sin archivo, cuánto por buscar en Google, cuánto por hamburguesa con o sin envoltorio de plástico, con o sin queso, lechuga, etc.
P Ayúdeme a volver esto más dramático. ¿Cuál es el daño efectivo que esa misma hamburguesa le causa al planeta en términos de metano, de dióxido de carbono y de consumo de agua?
R. Es claro que levantar animales de 350-600 kilos que comen pasto y tienen cuatro estómagos tiene un impacto determinado en el planeta. También es cierto que al entender estos temas y medirlos, como estamos haciendo, se arrojan datos importantes sobre qué tipo de políticas o soluciones debes plantear. Pero el punto no es volvernos entonces todos vegetarianos, o sembrar solo fríjoles, lentejas, soya y yo no sé cuántos otros productos, o solo sembrar peces. Puedes tomar decisiones con las mejores intenciones y terminar con impactos no deseados, como afectar la base social de una población determinada, imponer un impuesto regresivo, aumentar la deforestación, etc. Hay que enfrentar la deforestación, las emisiones del sector petrolero, del sector minero de carbón, de los rellenos sanitarios, del sector de generación de energía. No hay que enfocarse en un solo sector porque el problema es más grande. Recientemente el país anunció una meta de reducción del 20% de emisiones para 2030. Este 20% de reducción se hizo calculando las emisiones del país desde hoy hasta 2030. Ahora se está negociando entre ministerios esas reducciones por sector. Se espera que los sectores empiecen a cumplir a partir de 2020 hasta 2030. Con la reducción de emisiones el 20% serán 61.000 toneladas menos de las 305 proyectadas a 2030.
P ¿De qué otra manera, vale decir por pastoreo, por deforestación, por producción extensiva de alimentos para los animales, por contaminación, por transportación de lácteos y cárnicos como insumos de la hamburguesa, contribuye la maldita hamburguesa a la destrucción del planeta?
R. Obviamente es un impacto enorme si para llegar a esta producción estamos tumbando bosques, destruyendo nuestras cabeceras de agua, incurriendo en mayores emisiones por transporte, cambio de uso del suelo. Pero repito que debemos trabajar en múltiples frentes, no concentrarse solo en uno para mitigar el cambio climático. Colombia tiene más de 20 millones de hectáreas aptas para reforestación y silvopastoreo, la respuesta no es eliminar la ganadería; es volver forestales a los ganaderos. Los ganaderos deben mitigar sus emisiones sembrando millones de árboles, ojalá especies nativas y diversas, que pueden fijar más carbono que las emisiones de metano de sus bovinos; y esto aportaría múltiples beneficios para la huella hídrica y la adaptación al cambio climático.
P El metano que produce la ganadería es 86 veces más destructivo que el dióxido de carbono de los vehículos automotores. Y el óxido nitroso de los ganados es 296 veces más destructivo que el mismo dióxido de carbono. Eso sin hablar del enorme consumo de agua que la ganadería y las industrias cárnicas y lácteas generan. ¡Hay quienes aseguran que llevar una hamburguesa a la mesa de los expendios de chatarra reclama un consumo previo de 2.500 galones de agua! En fin, nada ni nadie tiene tantas acciones en el daño climático infligido al planeta. ¿Por qué no lo sabe casi nadie? ¿Por qué se responsabiliza preferentemente a las emisiones vehiculares que hacen un daño considerablemente menor?
R El metano no es 86 veces más dañino que el CO2 del sector transporte. El metano es 25 veces más potente. Pienso que sí hay conciencia de los efectos en cada sector, pero que las soluciones son complejas. En el control del metano, quizás por la importancia del tema a nivel mundial, de los 8.000 proyectos de mitigación del Mecanismo de Desarrollo Limpio ya registrados por Naciones Unidas, más del 40% son para mitigar metano. ¿Por qué? Porque no solo hay muchas fuentes de metano sino tecnologías disponibles para capturarlo, facilidades con las cuales poder generar energía, como con aguas residuales. En el caso debe haber mayor esfuerzo, sin duda, para mitigar sus efectos.

P Entiendo que no obstante los esfuerzos ‘fitness’, la obsesión por las dietas y los gimnasios y el inmisericorde desprecio de la obesidad, la tendencia es al crecimiento del consumo de carnes y lácteos. ¿Se le ocurre a usted alguna manera de cambiar los hábitos alimenticios y revertir esas tendencias que se predicen para el futuro?
R Un amigo mío que tiene problemas de corazón, no de amor, me explicó que mientras menos patas tenga el animal, mejor para el corazón. Ahí tienes una poderosa razón de salud para balancear tu dieta; por ejemplo balancear tu dieta con pescado, fríjoles, verduras y tantos otros productos proteínicos. Hoy por hoy escuchas mucha más gente hablando de la artritis, toxinas, y muchos temas de salud y bienestar por los cuales comienzan a cambiar sus hábitos alimenticios. Empezamos a replantear temas tan arraigados como ese de que comer verduras es comer pasto. A medida que la gente toma más conciencia de su cuerpo y su salud, sabemos que hacer ejercicio es importante, pero también que la dieta influye. Mira el tema de las bebidas azucaradas. Son super importantes ahora mismo en el mercado, pero en el corto o mediano plazo, serán prohibidas en colegios y seguramente en otros muchos sitios. Esa industria tendrá que ir cambiando porque los hábitos empezarán a cambiar.
P Entiendo que cualquier rebaja en las emisiones del ganado produciría efectos concretos sobre el calentamiento global en 2 o 3 décadas, mientras que la misma disminución de las emisiones del sector transporte demandarían un siglo o más. Siendo así, ¿por qué no parece haber mucho entusiasmo en acometer el problema en su frente más destructivo?
R. Yo creo que estás haciendo alusión a la duración del efecto de los gases en el ambiente, de los cuales, el CO2 puede permanecer mucho tiempo en él; por ejemplo, algunos de ellos vienen desde 1900, mientras que el metano puede durar 12 años. Sin embargo, cada país debe hacer decisiones basado en sus realidades para reducir dependiendo de su contexto, costo y análisis propios. No te puedes enfocar en un solo aspecto, por más destructivo que te parezca, sino que vas a tener que trabajar en todos ellos si queremos mantenernos dentro de las metas de aumento de la temperatura dentro de los dos grados en este siglo.
P No creo que sea fácil convencer a millones de personas de la necesidad de cambiar dramáticamente sus prácticas alimenticias. Y las de las vacas. Pero dado el tamaño del riesgo que esos animales generan para el planeta, uno podría aspirar a que, por lo menos, se planteara vigorosamente el peligro. Ese registro sordo y débil que se hace del problema sugiere orígenes más oscuros y problemáticos. ¿Cuáles serían?
R Pienso que plantear el problema es válido, así como comunicarlo. De hecho está expuesto e identificado en los cinco informes de Naciones Unidas y del IPCC. La gente toma sus decisiones de acuerdo con las posibilidades que tiene, la información que dispone. Debemos reforestar y generar mejores prácticas de producción que nos lleven a la reducción, además de cambiar ciertos hábitos.
P ¿Usted cree que la enorme cantidad de biomasa dedicada al pastoreo, y la no menos enorme cantidad de biomasa destinada a los cultivos para el alimento de vacas, cerdos, cabras y similares sugieren un poder político y económico capaz de otorgar complicidad, silencio e impunidad?
R Siempre hay intereses creados, poder político y económico detrás de los sectores; detrás de cualquier sector que sea grande, como el que mencionas, donde hay mucha tierra destinada a estas actividades. Pero no puedo asegurar que sean capaces de otorgar silencio, complicidad o impunidad en este tema del calentamiento global. Allí están los datos de sus emisiones, la cantidad de su contribución al calentamiento global. Ahora los países tienen que resolver cómo atacan y reducen sus emisiones caso por caso. En todo caso y para el caso de Colombia, usar el 38 o 40% del territorio nacional para dedicarlo a actividades ganaderas con 23 o 25 millones de cabezas de ganado puede no ser el uso más eficiente del territorio. Pero no pienso que esto se haya dado por conspiración o por oscuras fuerzas sino por la ausencia de políticas sectoriales en agricultura que permitieran alternativas distintas a la ganadería, que propiciaran una diversificación.
P Si estuviera en sus manos, ¿cuáles serían las tres medidas que usted recomendaría para denunciar la situación que plantean estos animales, crear conciencia pública de los alcances del problema y acometer políticas eficaces para la mitigación del daño efectivo en términos del efecto invernadero?
R. Entender el problema. Comunicarlo apropiadamente. Tomar decisiones apropiadas de acuerdo con cada contexto.