'Uno debe hacer la película que sale del corazón, la que uno se muere si no hace. Cuando se trabaja de manera honesta las demás cosas vienen por añadidura' - Ciro Guerra.
El abrazo de la serpiente fue la historia que encontró a Ciro Guerra, la que lo adentró en el corazón del Amazonas, la cinta que probó su madurez como director y consolidó su nombre –y el de Colombia– con la histórica primera nominación de una película nacional a los Premios Óscar de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas.
Ayer, mientras en Bogotá los principales medios de comunicación abordaban con cámaras y grabadoras al cineasta, en Bucaramanga su madre vibraba de emoción ante la noticia esperada desde finales del año pasado, una prueba más de la acertada vocación de su hijo. Lea además: Las películas del cineasta costeño Ciro Guerra.
'Él no se equivocó al escoger su carrera, la ama mucho y la valora. Por eso, todo lo que se ha propuesto, lo ha logrado. Estamos muy felices', dijo Yamile Picón antes de iniciar el relato del detrás de cámaras de la vida de su hijo; antes de los premios, del primer corto universitario, antes de la primera película que vio el hoy cineasta colombiano.
Ciro Guerra nació en Río de Oro, Cesar, el 6 de febrero de 1981. Estudió parte de su educación primaria en Valledupar y continuó en Bucaramanga, ciudad en la que se graduó de bachiller.
'Él fue un niño muy activo, inquieto, tanto, que a los 4 años ya sabía leer. Para tranquilizarlo, lo sentaba en mis piernas y le leía Condorito y otras historietas', cuenta la orgullosa mamá, mientras recuerda que poco después de esas jornadas de lectura, su hijo empezó a dibujar caricaturas propias, con secuencias y diálogos. Lea también: 'La nominación al Oscar no es para mí, es para Colombia': Ciro Guerra.
Le interesaban los dibujos animados. 'Creo que a través de eso conoció su vocación', afirma su padre, abogado de profesión y de quien el cineasta heredó su nombre por ser el único hijo varón.
Ese mismo que se enamoró del séptimo arte a sus cuatro o cinco años, en un recuerdo que reproduce su memoria. 'Cuando fui a ver Volver al futuro, la primera vez que me llevaron al cine, recuerdo de las luces apagadas, el teatro en silencio y todo el mundo junto, esa experiencia, me pareció que era la mejor manera de contar una historia', relata Ciro.
La fascinación por la pantalla grande se tornó en un proyecto de vida y al finalizar sus estudios de bachiller decidió estudiar cine.
'Nosotros pensamos que iba a estudiar algo con números o ciencia... ¡cuando me dice que cine y televisión! No queríamos que se fuera de Bucaramanga tan pequeño, de 15 años, a Bogotá y siendo el menor de todos los hijos...', recuerda su madre.
Cuando se le pregunta a Ciro sobre esta decisión, si fue difícil tomarla, él responde afirmativamente y agrega: 'decir que uno quería hacer cine en este país era como decir que quería ser astronauta. Era hacer algo a lo que no se le veía sentido, ni futuro'.
Con un escenario adverso inició sus estudios en la Universidad Nacional y se radicó en Bogotá. 'Nosotros no éramos una familia de clase alta, no tenía la opción de estudiar fuera del país. No fue una decisión fácil, pero realmente no había nada más que yo quisiera hacer', afirma el cineasta.
‘La sombra del caminante’
El primer largometraje que realizó Ciro junto a Cristina Gallego, hoy su esposa y productora, fue La sombra del caminante.
'Nos conocimos en la universidad. Las primeras cosas que hicimos eran cortos. En esa etapa llegó La sombra del caminante, que al principio era un ejercicio más', cuenta Cristina, y relata cómo entre 2002 y 2003 trabajaron con un equipo reducido porque muchos abandonaron el proyecto en pleno rodaje.
Sin embargo, con el apoyo de Jaime Osorio, quien se unió en la última etapa del proceso, la cinta obtuvo el primer premio para esta pareja de realizadores. El Festival de San Sebastián les otorgó el reconocimiento en la categoría de En construcción, y con ello la financiación para terminar la cinta.
Para Cristina fue una hazaña, porque se hizo en un momento en que no había Ley de Cine y tampoco una cinematografía en el país.
'Era la película de un grupo de soñadores que se sentían inconformes con el cine que se producía', comenta Guerra, y agrega que este primer largometraje le enseñó lo exigente que es el cine y lo importante del trabajo en equipo.
'Si no hay un equipo que crea en las películas, no tiene sentido hacerlas. Me enseñó que las películas no se deben hacer por dinero, sino porque uno cree en la historia, en la importancia de contar'.
‘Los viajes del viento’
'Me contó que era la historia de un juglar vallenato que sentía que su acordeón estaba maldito y que por eso no había podido sentar cabeza, ni encontrar su amor y su familia. Eso me pareció increíble', cuenta Cristina. Eso es Los viajes del viento, y sobre este proyecto la productora cuenta que la inexperiencia les pasó factura a la hora de reunir el equipo para el rodaje.
'Queríamos llevar a producción a los más duros, pero nadie podía o quería, así que grabamos con un equipo que no era el más experto. Pero aprendimos mucho; que los equipos deben trabajar bien, con sinergia en todos los niveles '.
‘El abrazo de la serpiente’
Al hablar de Cristina, Ciro no duda en afirmar que sin ella ninguna de sus películas, incluyendo El abrazo, se habrían realizado.
'Ella ha sido una fuerza muy grande detrás de todas la películas. Tiene una gran capacidad de levantarse en momentos difíciles. Yo soy el soñador, ella es la que lo hace realidad', afirma.
Amigos y familiares como Diana Bustamante, Ignacio Prieto, sus padres y su esposa coinciden en definir a Ciro como un terco y una persona firme en sus propósitos. El objetivo de contar con honestidad lo llevó hasta el Amazonas en un proyecto que le costó el apoyo de muchos inversionistas y puso aprueba las lecciones aprendidas en las dos producciones anteriores.
Ciro Guerra padre dice que, de los premios que ha recibido su hijo, el que más le impactó fue el de los Fénix, en México, porque en la presentación sonó el vallenato Los caminos de la vida, y eso lo hizo pensar en su hijo, ese que repite en cada entrevista que 'uno no debe hacer las películas pensando en premios, en lo que llaman éxito, uno debe hacer la película que sale del corazón, la que uno se muere si no hace. Las demás cosas viene por añadidura'. Como la nominación al Óscar.