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'¡Es un barco muy grande, tiene más de 100 metros de largo y supera los 20 de alto!'. Esta expresión de asombro es lanzada por el oceanógrafo Elías Blanco, mientras corrobora en la cabina de una embarcación mediana los datos e imágenes que proyecta el computador. Se trata del Prinz August Wilhelm, el vapor alemán que huyó a Puerto Colombia durante la Primera Guerra Mundial y no zarpó jamás.

‘El Alemán’, como se le llama comúnmente a esta histórica embarcación, fue hundido intencionalmente en 1918, para evitar caer en manos de los norteamericanos. Hoy, 98 años más tarde, en las coordenadas donde navega Elías Blanco convergen los esfuerzos de arqueólogos e historiadores que buscan, desde distintos frentes, reconstruir la historia del enigmático navío que en 2018 cumplirá cien años y se convertirá en patrimonio sumergido, un fragmento de historia conservado por el mar.

Desentrañando la historia

Enrique Yidi y Álvaro Mendoza iniciaron la investigación histórica sobre el vapor que fue consignada en el libro De la gloria al olvido, en el que cuentan el contexto y las condiciones en las que fue hundido el barco en el municipio del Atlántico. Actualmente el equipo dirigido por el arqueólogo Juan Guillermo Martin adelanta la exploración de arqueología subacuática del naufragio.

En octubre de 2015, una embarcación mediana partió del Club de pesca de la Vía 40 y navegó sobre el agua turbia hasta encontrar el cauce del río en su ruta de encuentro con el mar. En su interior un arqueólogo, dos expertos en batimetría, un conductor y un veterano pescador de Puerto Colombia emprendieron la ruta hacia las coordenadas de ‘El Alemán’.

Durante la jornada se contrastaron las coordenadas de las cartas de navegación de la Dirección Nacional Marítimas, las de la Cooperativa de pescadores de Puerto Colombia y las que señala el libro de Enrique Yidi, con ayuda de GPS y el instrumento llamado ecosonda multihaz que ubica las anomalías (como naufragios y otros objetos hundidos) en el suelo marino.

'Vamos a tratar de encontrar una anomalía que, asumimos, es un naufragio a una profundidad que estimamos sea de entre 10 y 20 metros', explicaba Elías Blanco, el oceanógrafo que dirigió desde la cabina el escaneo del suelo marino en busca de la estructura del vapor.

El proceso técnico incluyó recorridos laterales por la zona y en una segunda etapa el registro fotográfico del vapor por parte de buzos en el primer proyecto de arqueología subacuática en la historia del departamento del Atlántico.

'Todo el proceso para verificar el estado de conservación está acompañado de una investigación histórica paralela que amplíe los datos que ya se han recolectado hasta la fecha', explica Juan Guillermo Martin y añade que esta primera aproximación, financiada por la Dirección de Investigaciones de la Universidad del Norte, pretende fundamentar un programa de investigaciones que consolide el primer inventario de Patrimonio Cultural Sumergido del país, articulado a un estudio oceanográfico que dé cuenta de la influencia de las corrientes marinas en los procesos de deterioro y conservación de este patrimonio.

'¡Que lo hundan!'

Los antecedentes históricos del vapor a los que hace referencia el arqueólogo Martín fueron recolectados por Enrique Yidi y Álvaro Mendoza. Las evidencias históricas señalan que era 1914 cuando llegó a Colombia esta embarcación de lujo, con capacidad para unas 600 personas. Recién se había desatado la Primera Guerra Mundial cuando ancló en Santa Marta. La orden era que todos los barcos alemanes permanecieran en el puerto donde estaban, pero ‘El alemán’ no pasaría ahí mucho tiempo antes de que decidiera huir contra toda voluntad hacia Puerto Colombia.

'En 1915, el barco se refugia en la parte norte del muelle, a pesar de que la capitanía de Puerto le había negado el permiso. En 1917, Estados Unidos da la orden de capturar todos los barcos alemanes y austriacos que se hallaban en las costas del Caribe y Suramérica. Ellos no contaban con infraestructura marítima, así que esta fue la forma de construir su marina de guerra', cuenta el historiador Enrique Yidi.

De acuerdo con las investigaciones de Yidi, la fuerte presencia de alemanes en esta costa fue la razón por la que el capitán de este barco decidió atracar allí.

Si bien Alemania iba perdiendo la Guerra, gran parte de la sociedad barranquillera –y Colombia– apoyaba a este país y rechazaba a los norteamericanos quienes tomaron posesión del Canal de Panamá.

'A Estados Unidos le preocupaba que este barco afectara el tráfico marítimo en el Canal de Panamá, por eso envió una comisión a Colombia en busca de él. Sin embargo, antes de que llegara, la embajada alemana en Bogotá se entera y da la orden al cónsul alemán en Barranquilla que hunda el barco anclado en Puerto, para evitar que caiga en manos enemigas', explica Yidi.

No resultó

El historiador, autor del libro De la gloria al olvido, que cuenta detalles de este naufragio, relata que una noche antes de que la comisión estadounidense llegara, sacaron varios objetos del barco, lo soltaron del muelle y, cuando estaba a una milla de distancia aproximadamente, le prendieron fuego en tres partes y lo hundieron, con tan mala suerte que encalló en un banco de arena y solo quedó sumergido en un 50%.

'Eso fue lo peor que le pudo pasar al barco, porque la mitad sobresalía en la superficie y eso representaba un peligro para la navegación, sobre todo en la noche, más si se tiene en cuenta que era la ruta por donde entraban los barcos a Puerto. Entonces, lo cortaron y los desvalijaron durante varios años, hasta que la Armada tomó la decisión de usarlo como campo de tiro para practicar, provocar su destrucción con misiles y, finalmente, lograr hundirlo hacia los años 20', cuenta.

Superando el olvido

Después de su total desaparición de la superficie el Prinz August Wilhelm se asentó en el fondo de la costa de Puerto Colombia y el sedimento, poco a poco, fue cubriendo parte de su estructura. El tiempo lo ha trasformado hoy día en hogar de distintas especies marinas.

Este importante segmento de la historia sigue revelando detalles de cómo Puerto Colombia se conecta con episodios de la Primera Guerra Mundial. Los investigadores aspiran que todos los esfuerzos se consoliden, a futuro, en un museo que exponga los objetos recuperados, la historia reconstruida y los datos oceanográficos del naufragio. Se trata de un trabajo multidisciplinario que desentraña la riqueza patrimonial de Puerto Colombia, más allá de las ruinas del muelle.

Piezas para un futuro museo

La estructura y los objetos del vapor, durante 98 años, han sufrido el deterioro ocasionado por el mar, pero también el saqueo de buzos, que además de disfrutar el paisaje marino se han llevado fragmentos del navío como trofeo. Por esta situación el historiador Enrique Yidi ha iniciado el proceso de recuperación de los objetos extraídos de la zona que representa un área de interés cultural e histórico que ubica a Colombia en el contexto de la Primera Guerra Mundial.