Descubrir que un hijo tiene una habilidad innata que lo hace sobresalir entre quienes lo rodean es, la mayoría de las veces, una felicidad para sus padres. Talentos académicos, agudeza cognitiva o habilidades artísticas evidentes, son señales que podrían indicar altos niveles de inteligencia. Pero lo cierto es que solo una de cada nueve personas llega a ser calificada con inteligencia brillante, una clase de superdotación que puede enfocarse en un área específica o de forma general.
Desde que María Angélica García Lora era muy pequeña, sus padres empezaron a notar que tenía una capacidad de aprendizaje especial y que 'absorbía como esponja' toda la información que recibía. 'Mary siempre ha sido muy inquieta, despierta, y curiosa con todo', dice Amaury García Burgos, papá de María Angélica –de 10 años–, quien cursa quinto grado en el Instituto Alexander Von Humboldt, colegio especializado en el tratamiento de niños con alto coeficiente intelectual.
Humberto Molinello Blanquicet, psiquiatra de la Universidad Militar Nueva Granada, dice que 'uno de los escenarios más habituales para que se vean esas características intelectuales –muy por encima de la media– es la escuela, como espacio natural donde se pone en evidencia el desempeño de un niño'.
'A los niños superdotados se les detectan precocidades en su desarrollo psicomotriz, psicosocial y en la parte neurolingüística', afirma Molinello, quien se apoya en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, según la cual la inteligencia no debe ser entendida como una unidad que agrupa capacidades específicas, sino como un conjunto de múltiples y diversos talentos.
En palabras de Alba Ibáñez Márquez, magíster en Neuropsicología de la Universidad de la Rioja (España), 'en la medida en que va creciendo el niño, se va explorando cuál es su inteligencia más fuerte. Esto se logra a través de pruebas neuropsicológicas y de la observación hacia el niño y sus intereses más predominantes'.
En el caso de María Angélica, la inteligencia musical es su ‘fuerte’. 'Solo con escuchar una melodía, ella después puede interpretar el mismo sonido en la flauta', dice su papá. La niña está tomando clases de técnica vocal en Bellas Artes y pronto empezará a aprender violín, su instrumento preferido.
Rasgos de superdotación
Otra de las características que permiten identificar a un niño superdotado es que siempre manifiesta un marcado interés por seguir aprendiendo. 'Ellos nunca se quedan con un solo conocimiento, viven buscando, investigando, queriendo conocer más cada día', sostiene la neuropsicóloga Alba Ibáñez.
Aprendizaje, conocimiento e inteligencia son tres factores que están totalmente relacionados. 'Para uno aprender, debe tener básicamente dos cosas: capacidad para percibir la información que hace parte de un contexto determinado y atención para captar todo lo que se le está enseñando', afirma Molinello.
Pero tener un alto coeficiente intelectual no es del todo una condición privilegiada. 'En Colombia, pocas instituciones están preparadas para recibir estudiantes con superdotación intelectual, por lo que en una escuela común pueden llegar a emitir un diagnóstico equivocado sobre el comportamiento de un niño. Por ejemplo, tildarlo de hiperactivo y darle un tratamiento errado', manifiesta Ibáñez.
Sandra López, la madre de Ricardo Javier Brito López, un niño de 10 años con inteligencia brillante –dirigida hacia las matemáticas y el razonamiento lógico–, afirma que su hijo a los tres años ya leía y escribía. 'A esa edad armaba rompecabezas con gran agilidad. Hacíamos competencia él y yo, y me ganaba', sostiene.
Ricardo Javier, quien está en quinto de primaria, desde transición estudió en el colegio Idphu –también enfocado en pedagogía para niños con alto coeficiente intelectual–, y en 2015 fue pasado al Instituto Humboldt, donde estudian 145 niños calificados como excepcionales.
EDUCACIÓN INTEGRAL
'Es importante educar al niño de forma integral, no debe valorarse solo por su porcentaje de coeficiente intelectual, sino también acompañarlo en todo el proceso de su desarrollo social, emocional, afectivo. Esto, para que pueda tener todas las capacidades integradas', precisa Molinello Blanquicet.
Los especialistas en el tema afirman que el proceso educativo de los niños superdotados debe tener un enfoque integral, que les permita sentirse motivados, estimulados y encausados para que su capacidad cognitiva innata se traduzca en logros y éxitos.
Edad de detección
Existen varios puntos de vista acerca de la edad indicada para detectar a un niño superdotado. En la línea de teóricos como Yolanda Benito y Ernesto Alonso, antes de los siete años no puede decirse que se está frente a un niño excepcional. El modelo de estos investigadores se basa en una serie de preguntas que se dirigen más hacia los padres que a los propios niños.
Estudiosos como Robert Sternberg, Joseph Renzulli y Howard Gardner, tampoco aconsejan realizar la detección en una edad temprana y coinciden con Benito y Alonso en que la inteligencia se debe medir a partir de los siete años.
'Si el índice de coeficiente intelectual se intenta evaluar antes de esa edad, se corre el riesgo de emitir un diagnóstico errado', afirma José Henao, rector del Instituto Alexander Von Humboldt.
'Es posible que un niño de tres o cuatro años muestre rasgos maravillosos de inteligencia, se le haga una aceleración mal pensada y se termine iniciando un proceso que lo aburra y le afecte su normal desarrollo', enfatiza Henao.
¿Menos o Más feliz?
Entre más inteligencia tiene una persona, más son las exigencias que se hace a sí misma. El psiquiatra Molinello comenta que no necesariamente el que un niño sea brillante le resta posibilidades de ser feliz, porque 'la felicidad tiene que ver con la percepción que uno tiene de sí mismo y de las metas que se ha planteado de manera consciente. La felicidad no es una meta, es un camino', expone.
El especialista opina que la clave para madurar y crecer teniendo un alto coeficiente intelectual está en el nivel de conciencia de lo que 'uno es y de lo que busca como proyecto de vida'.
Inteligencia y comportamiento
¿Cuál es su relación?
Inteligencia. La gran mayoría de conductas inteligentes pueden agruparse en tres categorías: capacidad para resolver problemas de diferente naturaleza, habilidad verbal (alto grado de comprensión lectora) y competencia social (que implica saber ‘estar’ o comportarse).
Comportamiento. Las opiniones de los teóricos coinciden en que observar la forma de comportarse que tiene una persona sirve para definir si se trata o no de alguien inteligente. La inteligencia se relaciona con la capacidad para actuar con propósitos concretos y relacionarse de forma eficaz.
Tipos de inteligencia según Howard Gardner
1. Inteligencia Lingüística. Hace alusión al lenguaje y sus formas de expresión.
2. Inteligencia Lógico-Matemática. Alude a la resolución de problemas.
3. Inteligencia Musical. Se manifiesta en la habilidad para escuchar y tocar música.
4. Inteligencia Espacial. Quien la posee, tiene gran facilidad para orientarse.
5. Inteligencia Kinestésica-Corporal. Alude a la dimensión del uso corporal.
6. Inteligencia Intrapersonal. Implica que la persona se conozca a sí misma.
7. Inteligencia Interpersonal. Capacidad para percibir, sentir y descifrar a los demás.