La historia de Andreas Lubitz, el copiloto alemán de 27 años que el pasado 24 de marzo habría propiciado a voluntad su propia muerte junto a la de 150 personas más en el fatídico accidente del vuelo 9525 -de la aerolínea Germanwings, filial de Lufthansa-, evidencia el trágico desenlace que puede llegar a tener la vida de alguien que ha presentado múltiples crisis de depresión, acompañadas por marcadas tendencias suicidas.
Patricio García de Caro, psiquiatra de la Universidad de Antioquia, señala que para hacer el diagnóstico de depresión, 'la persona debe presentar: apatía o pérdida del interés por las actividades habituales; afecto del estado de ánimo disminuido, y un contenido ideatorio de autodepreciación'.
Otros síntomas ‘nucleares’ de una depresión típica son la abulia o pérdida de la voluntad para hacer las cosas, la anorexia, la adinamia-entendida como la pérdida de la fuerza para realizar actividades cotidianas-, y una anticipación negativa para todo lo que la persona vaya a realizar.
'La depresión se subdivide en varias categorías, dentro de las cuales está el trastorno depresivo mayor con rasgos psicóticos. Este se expresa por una serie de ideas delirantes que pueden ser congruentes o incongruentes con el estado de ánimo de la persona', manifiesta García.
Comunicación escasa
La vida moderna ha traído consigo grandes adelantos tecnológicos que han servido en cierto modo para conectar al mundo, pero a su vez lo han desconectado. 'Vivimos en una sociedad en la que cada vez se habla menos y se mensajea más', dice Patricio García Di Ruggiero, especialista en Medicina Familiar y candidato a doctor en Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid.
Según García Di Ruggiero, otro factor que afecta la evolución de las patologías depresivas es la falta de 'voces de alarma' de aquellos que hacen parte del entorno en el que se desenvuelve una persona que presente depresión. 'No se fijan incluso en rasgos psicóticos que puede manifestar alguien'.
La depresión enmascarada es otra subcategoría de esta enfermedad y se presenta de forma somática. Esta se da cuando aparecen síntomas físicos predominantes que ocultan o 'enmascaran' las manifestaciones afectivas.
'Aunque la depresión pueda ocultarse por un tiempo detrás de una sintomatología física, en algún momento el organismo reacciona y afloran uno o más síntomas que harán evidente la aflicción mental', afirma Katty Cantillo, psicóloga magister en Desarrollo Organizacional y Procesos Humanos, de la Universidad del Norte.
Plan de muerte
Cuando una persona concibe la idea de quitarse la vida, planifica cada paso que lo llevará a cumplir su cometido.
El momento de poner en marcha el plan de muerte aparece 'cuando el delirio toma una fuerza inconmovible. Cuando el delirio, que es una alteración del estado mental, domina la vida del sujeto y lo conduce hacia la acción', dice García de Caro. 'También cuando la depresión se torna tan insoportable que la persona considera que estaría mejor muerta que viva'.
Amenaza global
Los trastornos psicológicos subsindrómicos -aquellos cuyos signos no alcanzan a tener la suficiente fuerza expresiva para ser identificados-, tienen una alta prevalencia en la población mundial.
Estudios realizados en torno a esta problemática demuestran que aproximadamente el 35% de las personas sometidas a estrés presentan manifestaciones psicopatológicas.
'El estrés es el disparador de cualquier tipo de trastorno, tanto físico como mental', expresa García de Caro. Insomnio, tristeza persistente, malestar matinal, e ideas de prevención son algunos signos.
Estos síntomas los tuvo Mirta Hernández, una docente mayor de 50 años que empezó a sentir temor de dirigirse a un público, luego de haberlo hecho con gran maestría durante toda su vida. Estuvo sumida en una fuerte depresión que -años después- logró controlar con la ayuda de su familia y de un especialista.
Bajo control
Los tratamientos de depresión son a largo plazo y 'el seguimiento debe hacerse de por vida, porque hay depresiones recurrentes y si la persona ya ha tenido un trastorno mental, corre el riesgo de padecer otro', dice García Di Ruggiero.
Según Cantillo, lo primordial para que una persona no caiga en depresión es que 'se sienta feliz con ella misma'.
Según los expertos, el amor propio, sumado al hecho de tener estructurado un proyecto de vida -modificable-, 'ayuda a evitar que aparezca la tendencia a deprimirse'.
El caso de Andreas Lubitz
El caso del piloto Andreas Lubitz, que habría estrellado un avión contra los alpes franceses es, según el psiquiatra Patricio García de Caro, consecuencia de una depresión con ideas delirantes paranoides. Llevado por lo que podría ser un delirio de grandeza y trascendencia, el copiloto que volaba la ruta entre Barcelona y la ciudad alemana de Düsseldorf llevó a cabo el siniestro que cobró la vida de 150 personas.
En palabras de García, todo apunta a que la de Lubitz fue una depresión atípica, porque 'no llena los criterios diagnósticos de la enfermedad'. Él prometió que iba a hacer algo tan trascendente que lo recordarían siempre, por ello existe la posibilidad de que tuviera un trastorno depresivo mayor con rasgos psicóticos. La tesis de García es que Lubitz tuvo un trastorno psicótico encubierto, y aunque sus síntomas no tuvieron antes la suficiente fuerza expresiva como para que otros lo notaran, al final determinaron la acción suicida y psicópata del piloto alemán.
Personalidades con fama, talento y depresión
El mundo de las celebridades no está exento de sufrir de estrés, depresión y de tendencias suicidas. De hecho son muchas las historias de artistas y actores de Hollywood que han sido víctimas de profundos estados de depresión, como son los casos de Owen Wilson, Mariah Carey y Robbin Williams, quien no soportó el estado depresivo en el que había caído y terminó suicidándose en agosto de 2014.
La cantante Mariah Carey ha estado internada en más de una ocasión en un hospital para ser tratada por lo que ha sido llamado un 'colapso físico y mental'. En 2001, cuando la artista estadounidense fracasó en sus intentos por conquistar el mercado, sufrió varias crisis depresivas.
El comediante Owen Wilson ha sufrido constantes desequilibrios emocionales en su vida. En 2007 sorprendió al mundo cuando intentó suicidarse, cortándose las venas.