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A pesar de que anoche recibió en Medellín el reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, Javier Darío Restrepo no cree que existan los periodistas excelentes, pues 'es algo a lo que se tiende a llegar, y viene a constituirse en el estímulo constante para un trabajo de superación'.
Para este veterano de los medios, la principal barrera en la búsqueda de dicha excelencia es la resignación. 'Personas que creen que ya lo hicieron todo y que ya no hay que hacer más', explicó en conversación con este medio, y añadió a la lista la pereza, pues el trabajo por alcanzar la excelencia supone una actividad constante 'y a veces a la gente le gusta más hacer siesta que hacer conquistas'.
Restrepo es uno de los invitados especiales a los tres días de conversatorios, charlas y discusiones sobre periodismo que plantea el Premio en Medellín, y precisamente ayer le habló a un auditorio repleto, junto a Marcela Turati –quien también recibió el mérito a la excelencia– sobre lo que implica la ética periodística.
Para el maestro, una de las faltas a la ética más comunes en la profesión es la ausencia de identidad profesional: 'Dejar de ser periodista para convertirse, por ejemplo, en comerciante de noticias. Valorar esa historia que hace la gente por su capacidad de venta de ejemplares o de puntos de rating', sostuvo, y señaló que es a partir de ahí que se desprenden todas las otras fallas que impiden que el periodista sea ético o, como él lo llama, 'que esté siempre en el camino de ascenso'.
El homenajeado periodista Javier Darío Restrepo.
Retos del periodismo. Para Restrepo, Colombia se encuentra en una coyuntura que requiere un cambio en la forma en que se hace el periodismo y su relación con la autoridad.
'Uno como periodista no le debe creer a nadie, menos si se trata de autoridades. Quien está en el poder tiene muchos motivos para mentir y pocos alicientes para decir la verdad', señaló, a lo que el público respondió con aplausos.
Además, considera que el postconflicto es un momento propicio para que el oficio se examine a sí mismo.
'Creo que hay un consenso en que necesitamos un periodismo diferente, sobre todo muy liberado de toda esa hojarasca comercial que crece alrededor de la información. Noticias que puedan elevar el rating, entretener a la gente, todo eso es hojarasca. En este momento eso hace daño', detalló.
Esto tiene su razón de ser en que es 'lo público lo que le da la dignidad al ejercicio'.
En la medida que los periodistas descubran que están ejerciendo su labor únicamente para provecho de una persona, un partido o un gobierno, dicho ejercicio se degrada. 'Pero cuando uno entiende que su trabajo es para el bien de una sociedad y está promoviendo los valores de esta, ha ganado, su oficio lo dignifica y uno dignifica al oficio'.
Porque, finalmente, 'el periodismo no es un poder, es un servicio'.
Periodismo y espionaje. También en el segundo día de actividades del premio, tres expertos en periodismo de investigación discutieron el estado de este oficio en medio de la era del espionaje.
Para Alberto Arce, corresponsal de Associated Press en México, lo más importante es que el periodista tenga principios y ética. 'Si me quieren intervenir el teléfono, si me quieren seguir, lo van a hacer. El mejor mecanismo de defensa es que no tenga nada que esconder', sentenció.
Por su parte, Carlos Fernando Chamorro, Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica en 2006, considera que más preocupante que el hecho de ser intervenidos, es el hecho de que no haya mecanismos de protección una vez el periodista es objetivo de acciones de espionaje político por parte del propio Gobierno.