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El director de esta casa editorial, Marco Schwartz, abrió el evento de homenaje al nobel de literatura colombiano, en el que habló sobre algunos de los episodios de la vida de Gabo por la región Caribe.

Schwartz se refirió a la relación del Nobel con el vallenato, e incluso recordó que en alguna entrevista asemejó su obra magistral, Cien años de soledad, con el vallenato. 'En alguna entrevista, contó que Cien años de soledad era un vallenato de 400 páginas'.

El director de EL HERALDO afirmó que a Gabriel García Márquez se sabía casi todos los vallenatos y los cantaba muy bien. 'Fue gran amigo del maestro Escalona y a través de él se nutrió mucho por ese amor a este género musical', aseguró.

Gabo y la región Caribe

'Gabo estuvo muy vinculado a toda la geografía del Caribe. Él se sentía en su medio ecológico; esta fue en una frase que dijo en una entrevista con el involvidable periodista Ernesto McCausland', contó Schwartz sobre la relación de Gabo con la región Caribe.

El director de esta casa editorial destacó el legado del Nobel de Literatura reflejado en su obra literaria y periodística. 'Son auténticas joyas que constitutyen un patrimonio nacional que tendremos para siempre. Él nos legó su amor por Colombia, que es muy profundo'.

Y también destacó una característica de Gabriel García Márquez: su dedicación al trabajo. 'Gabo fue una persona abnegada con su trabajo; muy disciplinada', dijo.

El director del periódico EL HERALDO participó en una entrevista televisada que fue transmitida por los canales públicos durante la ceremonia póstuma.

El director de EL HERALDO también habló del episodio de la vida de Gabo en la que conoce al Grupo de Barranquilla y cómo terminó trabajando en el periódico más importante de la Costa.

'Él llego a Barranquilla, trabajaba en Cartagena, en El Universal. Gabo se sentía atraído por un grupo de intelectuales parranderos. Él fue a hacer un reportaje sobre un circo y se les presentó en La Cueva a quienes serían sus grandes amigos (entre ellos Germán Vargas, Álvaro Cepeda Samudio y Alfonso Fuenmayor); conoció a Ramón Vinyes, que luego aparecería en Cien años de soledad como el sabio catalán. Cuando Gabo les dice que le gustaría quedarse en Barranquilla, sus amigos le consiguen trabajo en El Heraldo', explica Marco.

También recordó una anécdota cuando el escritor ganó el nobel e invitó a sus entrañables amigos barranquilleros, los del mítico grupo intelectual, a una fiesta para celebrar la obtención del galardón. En Aquella ocasión Gabó le dijo a sus amigos: 'Sin ustedes y sin Barranquilla no fuera Nobel de la Literatura'.