Dos hechos que ahora son catalogados como premonitorios de lo que sería el final de la vida de Diomedes Díaz, comienzan a hacer parte del anecdotario de su leyenda musical.
Los recuerda en diálogo exclusivo con este medio Álvaro López, quien fue su acordeonista en esta etapa artística, y una de las personas que estuvo al lado del cantautor en su última presentación pública en la discoteca Trucupey de Barranquilla, en la madrugada del sábado 21 de diciembre.
Según el artista, fueron dos expresiones que lanzó el llamado Cacique de La Junta a manera de despedida, y que en su momento pasaron desapercibidas, pero que a la luz de los hechos posteriores --su muerte la tarde del domingo 22 de diciembre--, causan por lo menos curiosidad, porque se cumplieron tal como las plasmó.
Una fue en octubre, cuando finalizaron la grabación del CD La vida del artista, y la otra en la discoteca barranquillera.
'A las 2:15 de la madrugada del sábado, cuando terminamos la actuación en Trucupey, él se despidió de los asistentes: ‘adiós, adiós’, les dijo, y comenzamos a retirarnos de la tarima. Pero de repente se regresó. ‘Ahora no me voy, vamos a tocar otro tema’. Y enseguida dijo las palabras que me llaman la atención: ‘pa' unos que están en el cielo y otros que están en la tierra, con cariño, porque algún día va uno al cielo y no se sabe si este es mi último toque’. En ese momento no le paré bolas, pero mire lo que pasó', recuerda López, quien fue Rey Vallenato en 1992.
Las otras palabras que actualmente crean desconcierto en el acordeonista, las expresó Diomedes Díaz en el estudio de grabación al terminar el último corte del CD.
'Esto me está dando duro, ya no quiero seguir viajando, quiero retirarme de esto, me siento cansado. No más'. López agregó, 'después me abrazó y lloró como un niño. Me dijo: 'Gracias a Dios, ya terminé de cantar mi disco'.
Las últimas horas de Diomedes Díaz. Álvaro López recuerda que a Diomedes Díaz no le gustó mucho su presentación en Trucupey, 'la consideró como mala, pero no me dijo el porqué', manifiesta.
El acordeonista asegura que desde octubre, cuando terminaron la grabación, no se veía con Diomedes.
'El 18 de diciembre me citó por teléfono a Olímpica Stereo para promocionar el CD, pero nunca llegó porque estaba celebrando. Me dijo ‘haga usted las veces mías’, y fui yo quien dio las entrevistas en los medios de comunicación', rememora López.
Ese día, afirma Álvaro, le confirmaron el toque en Trucupey. El mismo Diomedes lo llama a las 8 de la mañana, 'compadre nos vamos juntos, pero tardecito, a eso de las 4 o 5 de la tarde'.
A Barranquilla llegaron a las 12 de la noche del viernes 20 de diciembre. 'Él se vino de Valledupar en su camioneta con uno de los hijos que tiene con Patricia Acosta. También lo acompañaban su representante José Zequeda, y su cuñado Diego. El vehículo lo conducía su empleado, Álvaro Daza. Yo viajé en el bus de la agrupación con el resto de los músicos', precisa el miembro de la dinastía López del vallenato.
En Barranquilla Diomedes siguió directo a un hotel, donde se cambió de ropas. 'Estaba estrenando su camisa con pintas de tigre, y zapatos franceses Louis Vuitton. Comenzó a cantar a la una de la madrugada y me preguntó, ‘con qué iniciábamos’, le respondí, con lo de siempre, La plata, de Calixto Ochoa. Se me acercó y me susurró, ‘compadre, toy emocionao, cómo es que comienza’. Le tarareé la letra y arrancamos'. La presentación concluyó a la 2:15 de la madrugada.

Diomedes junto a Álvaro López, en una gira por Francia.
El regreso a Valledupar. El acordeonista Álvaro López recuerda que de Barranquilla a Valledupar salieron a las 3:30 de la madrugada del sábado. 'Nos vinimos en caravana, él en su carro y nosotros en el bus. A las 7:30 de la mañana del sábado llegamos todos a la casa de Diomedes, en el barrio Los Ángeles. Allí siguió tomando Old Parr, su whisky favorito. Me pidió que lo acompañara a seguir la parranda, y nos sentamos en un jardín que está en el hall, antes de su habitación, en el primer piso, donde hay una imagen de la Virgen del Carmen y un equipo de sonido.
'El Cacique se puso cómodo, se quitó los zapatos y puso a sonar el nuevo disco. Yo permanecí allí como media hora, luego me fui a descansar a mi casa en La Paz (Cesar). Lo dejé en compañía de José Zequeda, Álvaro Daza y Diego, su cuñado. Me dijo ‘vaya con cuidado y no se olvide que el lunes vamos para las emisoras a promocionar el disco'.
Hasta allí Álvaro López acompañó a Diomedes Díaz, pero dice que a eso de las 8 de la noche del mismo sábado, el cantante lo llamó por teléfono y le dijo que se fuera con Rafael Santos, a cumplir un compromiso artístico.
'Teníamos un toque privado en una casa de campo, pero me dijo que no iba, que me fuera con su hijo, parece ser que la parranda se extendió', agregó López.
Todo indica que Diomedes Díaz siguió la juerga en su residencia hasta las 3 de la mañana, hora en que, de acuerdo con su compañera Luz Consuelo Martínez, cayó vencido por el sueño para no despertar jamás.