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En su intento por lograr una 'Iglesia más humilde y cercana a la gente', el papa Francisco ha tomado una decisión que recuerda a la de Pablo VI en 1968, cuando redujo la amalgama de títulos honoríficos dentro de la Iglesia católica, que llegaban a ser 14.

El turno de Francisco llegó, y basado en la austeridad que debe emanar de la institución católica, descontinuó el título de ‘monseñor’, medida que busca erradicar el 'clasismo y el espíritu mundano' de la jerarquía eclesiástica.

La medida fue tomada hace varias semanas y solo divulgada hasta ayer por medios de comunicación italianos, y no tiene carácter retroactivo, es decir, que a los prelados a los que ya se les fue otorgado dicho título podrán seguir siendo llamados así.

Por lo tanto, son los nuevos sacerdotes los que no podrán ser llamados Prelado de honor o Protonotario apostólico, títulos de monseñor anteriormente entregados a miembros relevantes de la Curia Romana entre el sacerdocio y el episcopado, es decir, mientras sean entre presbíteros y obispos.

La única distinción nominal que ha decidido mantener Francisco en estado de monseñor es la de Capellán de Su Santidad, casi siempre atribuido a sacerdotes muy ancianos o que se hayan distinguido, y generalmente se concede a petición del obispo de la diócesis para sacerdotes considerados dignos.