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La primera gran venta que cada año tienen los artesanos del resguardo indígena Zenú, en el municipio de Tuchín, en Córdoba, viene de Barranquilla. Ahora, mientras disfrutan del Festival Artesanal y Cultural del Sombrero Fino Vueltiao que se hace desde el 3 de enero y termina el 6, muchos indígenas comienzan a prepararse para los pedidos que vienen de La Arenosa y que van a parar en las fiestas de carnavales.

'Nosotros solo para el Carnaval de Barranquilla mandamos por lo menos 600 sombreros quinceanos. Nos hacen pedidos de empresas y los entregan a sus invitados en carnavales', aseguró Reynel Mendoza, artesano indígena, quien admitió que en su familia sienten mucha gratitud por la acogida que desde siempre ha tenido esta pieza entre los barranquilleros.

El pedido que se hace es principalmente del sombrero quinceano, que es una pieza cómoda, económica y además de muy fácil elaboración. El sombrero quinceano es el más común, tiene un precio de 35.000 a 40.000 pesos y dependiendo el número de personas del núcleo familiar se puede elaborar en un día.

El artesano Reynel Mendoza en su casa-fábrica.

En una extensa familia, como la de Reynel Mendoza compuesta por 60 personas, hacen en un mes 80 sombreros quinceanos, los cuales distribuyen en la plaza de Tuchín y a su vez comercializan en otras ciudades como Bogotá, Medellín y Cali. Para núcleos más pequeños, hacer un quinceano toma un día, como es el caso de Ignacio Manuel Gaspar.

'Hacer un sombrero quinceano, si la familia es grande se demora un día, pero si la familia es pequeña se demora cuatro días. Para el sombrero de 21 pintas, se demora más porque es más fino, son como 15 días. El 23 pintas se demora un mes, por ejemplo. En mi familia somos seis personas y para fabricar un sombrero de 21 pintas, son 15 días', indicó Gaspar. Sin embargo dependiendo del pedido y de la calidad del sombrero, las familias zenúes se dedicarán exclusivamente a la elaboración de las piezas, compromiso que asumen dejando por un tiempo la comercialización en su natal Tuchín.

'Si sacamos en un solo día la producción de sombreros se vende rápido. No los llevamos a otros municipios porque solo aquí en la plaza de Tuchín llega la gente de Bogotá e incluso del extranjero a comprar el sombrero vueltiao', anotó Ignacio Manuel Gaspar, quien tiene un stand en el Festival del Sombrero Vueltiao y además de esta pieza en su familia se dedican a la creación de accesorios, bolsos y zapatos en cañaflecha.

La innovación del color. Desde hace seis años el sombrero vueltiao comenzó a acogerse a las exigencias de la moda, entonces pasó de ser un tradicional sombrero de dos colores a tener más tonalidades que los indígenas aprendieron a crear usando la naturaleza.

'Para la trenza de color verde usamos la singamochila, para la trenza de color rojo la binja y la hoja de naranja, y para el color amarillo la batatilla. Cada palma de caña flecha se hierve por dos horas, dos veces y así coge el tono, después cuando está seca se trenza. El color no influye en el precio de comercialización del sombrero', explicó Reynel Mendoza, mostrando con orgullo un sombrero vueltiao quinceano con tonalidades rojo y negro.

Más exclusivos, son sobre pedido. Los sombreros vueltiaos más finos son el 21, 23, 27 y 31 pintas, la elaboración de estas piezas tarda por lo menos un mes.

'El 21 es demorado para venderse. Aquí en Tuchín un 21 se vende cada quince días y se está vendiendo en 150.000 pesos; el 23 está en 250.000 pesos. El sombrero de 31 pintas, está en 350.000 pesos', anotó Ignacio Manuel Gaspar, quien precisa que la elaboración de este solo se hace cuando hay pedidos porque es un sombrero fino y delicado, que al momento de su elaboración requiere mayor dedicación. Hacer un sombrero fino vueltiao es la muestra máxima de los conocimientos que un indígena zenú puede hacer, de hecho trenzar los más finos se deja para los abuelos.

'Esto nos lo enseñaron los abuelos, que toda la familia estuviera vinculada en el proceso de la creación del sombrero vueltiao. Desde los seis años uno está aprendiendo a hacer los primeros pasos, como es el ribete de once pies, hace uno el quinceano y así hasta que uno se va preparando para el sombrero trenzado de 19, 21, 23, 27 y el 31, este último, que es más costoso ahora mismo, es sobre pedido y para una persona muy exclusiva que quiera portarlo', aseguró Reynel Mendoza, quien igual que muchos niños de Tuchín comenzó a trenzar a los seis años.

Un festival en homenaje a los artesanos. Para mostrar sus destrezas, comercializar el sombrero y exaltar la labor de los artesanos, se celebra desde hace 18 años el Festival Artesanal y Cultural del Sombrero Fino Vueltiao, donde además de las competencias de trenzado hay música, desfiles y presentaciones folclóricas.

Odalis Morales tejiendo un sombrero vueltiao.

Este año el Festival se hace en honor a Odalis Morales, una artesana de 35 años, madre de dos hijos y quien nació sin brazos, pero eso no fue una limitante para poder trenzar con destreza el sombrero.

Gracias a esto en el 2008 Odalis Morales fue Mujer Cafam Córdoba y desde hace tres años es la imagen de la Fundación Empresarios por Colombia, en Bogotá, donde al igual que muchos artesanos de todo el país se dedica a la fabricación y comercialización de artesanías.

'Aprendí a los ocho años y se lo debo a mi madre quien me comenzó a enseñar a tejer con los pies, mis hermanos también estuvieron ahí, fue un proceso duro, pero estoy aquí dejando en alto en nombre del sombrero. Fueron casi dos meses que me demoré para aprender a hacer el sombrero', aseguró Odalis, quien llegó hace poco de Bogotá y por estos días está en su natal Tuchín donde el Festival le rinde un homenaje.

Miembros de la familia Gaspar, en la Feria de Tuchín.

Tuchín premia hoy a los mejores artesanos

Con las tradicionales competencias de trenzado en caña flecha, niños y adultos del resguardo indígena Zenú, en el municipio de Tuchín se llevó a cabo el segundo día de tributo al sombrero vueltiao.

La plaza principal de Tuchín se convirtió en un centro de muestras gastronómicas donde la babilla fue uno de los platos fuertes y la chicha el aperitivo para pasar la calurosa tarde cordobesa del 5 de enero.

Alrededor de la plaza fueron alineados 50 stands de exposición de accesorios en caña flecha como anillos, pulseras, collares, bolsos, cinturones. Además, todas las modalidades del sombrero vueltiao.

También hubo una significativa muestra de artesanías en barro e hilo. Hoy, con la premiación a los ganadores en las distintas categorías del trenzado del sombrero vueltiao, finaliza la XVIII edición del Festival Artesanal y Cultural del Sombrero Fino Vueltiao organizado por la Alcaldía de Tuchín y la Gobernación de Córdoba, a través de la Secretaría de Cultura.

Durante los tres días de fiesta la gran protagonista fue la artesana Odalis Morales, quien está dejando en alto a los artesanos tuchineros gracias a la grandiosa habilidad de tejer con sus pies.