Lo que hizo Stephen King fue basarse en las historias de dos compañeras de colegio, según relató en varias entrevistas, y las conectó de tal manera que el resultado final fuera Carrie, una perturbada adolescente telequinética que termina bañada en sangre de cerdo en su fiesta de graduación.
Esta imagen se grabó en la mente de los cinéfilos de 1976, quienes fueron testigos, de la mano del director Brian de Palma, de una de las inolvidables manifestaciones del matoneo escolar en la gran pantalla. Un clásico para otro clásico: una película de culto que catapultó no solo a una obra, sino a un autor hacia la cima de los bestsellers.
El terror en King es algo natural. Se nutre de apreciaciones como las de esas dos inquietantes compañeras para crear obras con sello propio, pese a que él, en su momento, lo consideró 'el peor libro de la historia'. Fue su esposa Tabitha quien lo presionó para terminarlo. Carrie fue la primera publicación de King: una historia con la facultad de convertirse, a estas alturas, en una novela con tres adaptaciones cinematográficas y otra en las tablas de Broadway.
El último de los filmes adaptados, ahora en las carteleras de cine colombianas, es el de Kimberly Peirce, directora de Los niños no lloran, famosa por haberle valido el primer Óscar a Hillary Swank. En este, Carrie se adapta a los tiempos modernos: sufre ataques cibernéticos además de ser duramente cuestionada por su apariencia y por haber tenido su primera menstruación a la vista de sus compañeras de escuela.
'Mi objetivo no era mejorar esa historia tan genial, sino crear, a partir de esa base, algo no visto hasta ahora', afirma Peirce, quien se concentra en la modernización de la atmósfera de Carrie (interpretada por Chloë Moretz) y la relación con su madre (Julianne Moore) incluso desde el momento del parto, mucho más allá de la interpretación de los cambios del cuerpo que pone en primer plano la versión de De Palma, según anota Manohla Dargis, crítica del The New York Times.
El clásico de terror llega en el momento indicado a Latinoamérica: en plena temporada de Halloween y con un público exigente que suele responder a este tipo de adaptaciones, como sucedió con Halloween, en el 2008.
'Nos encantan los cuentos de venganza, seamos sinceros', anota Peirce para continuar defendiendo una película que tiene como garantía la presencia de dos reconocidas actrices como estrellas principales.
La directora sigue dando argumentos al manifestar que la niña atormentada no tiene el control total de sus poderes, pues 'en un mundo post-Columbine, era esencial que fuera algo que todavía no domina por completo', relacionando su visión con la masacre de la escuela de este área de Colorado, EEUU, en 1999, que a su vez recuerda las de Virginia Tech (2007) y Connecticut (2012).
Pero para hablar de Carrie a las nuevas generaciones hay que citar también la versión de televisión del 2002, ya un clásico en la pantalla chica, protagonizada por Angela Bettis, y que la crítica calificó como 'más fiel al libro original que la adaptación de Brian de Palma'. Es recordada por muchos y en términos generales bien recibida, y una de las recurrentes de los canales especializados en cine.
Crítica dividida. Un indicador de lo que Colombia podría vivir en las salas de cine viene referenciado en la crítica estadounidense. Quizás, el mejor indicador además de la propia visión para catalogar las producciones norteamericanas.
The New York Post, en la pluma de Lou Lumenick, sostiene que el remake 'no está a la altura del clásico de Stephen King'. En The Washington Post, Michael O’Sullivan tampoco le deja lado a la benevolencia al afirmar que 'hay algunos momentos en los que la nueva película se siente un poco como la próxima entrega de X-Men', y califica de 'cursi' la escena en la que Carrie está aprendiendo a controlar sus poderes sola en su habitación, haciendo flotar una pila de libros.
El Newsday piensa que no había necesidad de hacer otra versión, si no había 'nada nuevo qué ofrecer': 'Carrie se reduce a intentar lo imposible: repetir la escena del baile de promoción realizada por De Palma, una de las escenas de terror mejor ejecutadas de la historia'.
Variety, con la opinión de Justin Chang, va dilucidando otra visión. 'La intermitentemente efectiva tercera película de la directora Kimberly Peirce evita el humor diabólico y el estilo voluptuoso de De Palma a favor de un relato sombrío y serio'. En este punto parece coincidir con Michael Phillips, del Chicago Tribune, quien define Carrie como una 'obra de tranquila confianza y un compasivo estilo de terror, con una gran dimensión humana'.
Más ecuánimes intentan ser Joe Neumaier, del New York Daily News, y David Rooney, de The Hollywood Reporter. El primero califica la rejuvenecida versión como 'ligera, no esencial, pero eficaz', mientras que el segundo la defiende al reseñarla como 'menos pretenciosa que muchos innecesarios remakes de películas de terror, pero no se puede comparar con la original'.
La última palabra la tendrán la taquilla y el tiempo, que decidirán si tiene la altura de convertirse en un clásico, o ahogarse en el mar de adaptaciones que tiene el cine para contar.