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En la primera viñeta se puede ver el Metro, desaparecido teatro de cine de Barranquilla. Las imágenes son en blanco y negro, y pequeños cuerpos hacen la fila para la función. En ella se encuentra Ricardo González, amante del cine. Su primer recuerdo al respecto data de una película de ladrones y policías de Copolla.

Los espectadores que iban a ver el filme jamás comprendían el final y terminaban por disgustarse. Era cine independiente, independiente a la alineación de masas. Un día, al salir del teatro, escuchó a otro joven haber disfrutado la película. Sorprendido, intentó hablarle, pero terminó recibiendo una paliza de él y su grupo. Ricardo lleva tanto tiempo yendo a cine que hasta conoce el olor de las personas que van al teatro. Cuando sale, recorre la ciudad hablando solo con la mirada fija en el suelo.

Esta historia hace parte de un fanzine o mini cómic publicado en 2004 por tres jóvenes barranquilleros, amantes de las historietas. Han pasado nueve años y hoy solo uno de ellos se encuentra en la ciudad. Es Carlos Ardila, un diseñador gráfico y profesor de la única escuela de ilustración de Barranquilla, Onirika, ubicada en la carrera 46 con calle 63.

En ese mismo lugar, donde aún se encuentra un mural con dibujos de cómics japoneses, solía estar Shin Shedai. Un local, ícono del movimiento del comic en Barranquilla, donde los jóvenes se reunían para hablar y disfrutar de videojuegos, el anime y las historietas.

Allí Carlos Ardila crea todos los días personajes, lugares y situaciones tan interesantes como puede otorgar la ficción y creatividad de él y sus estudiantes. Es uno de los pocos barranquilleros, expertos en el tema del cómic, que han desarrollado el talento para el entendimiento de los demás.

En medio de tableros con bocetos del cuerpo humano y animales, advierte que el cómic en Latinoamérica está presentando movimientos copias de otras culturas que no aportan realmente a la nuestra. 'El problema viene de atrás.

Nuestra tradición no es escrita, es oral, y por eso vemos niveles de lectura muy bajos en comparación con Europa, Norteamérica y Japón. Acá nos gusta echar el cuento en vez de escribirlo', comenta el ilustrador, de hablar calmado y mirada atenta.

El término cómic proviene de sus orígenes cómicos, pero el humor no es un elemento exclusivo ni determinante de este medio, ya que se ocupa de asuntos tan diversos como puede hacerlo la literatura o el cine.

En Colombia este género llegó tarde. La poca importación de obras extranjeras supera la creación original. En los años 60, cuando los cómics estaban en auge alrededor del mundo, aquí llegaban apenas algunas revistas del género y era escaso el material que se publicaba. Además, la situación empeoró en las últimas décadas debido a la Ley 23 de 1993, que incluyó al cómic en la misma categoría de los horóscopos, las publicaciones pornográficas y los juegos de azar, haciendo que su producción o importación costara un 30% más que la de cualquier otro material impreso.

Como era de esperarse, esta ley generó un desinterés de parte de las editoriales, librerías y lectores respecto a la producción, comercialización o adquisición de cómics. Afortunadamente, después de un fallo de la Corte Constitucional, a partir de marzo de 2013, las novelas e historietas gráficas recuperaron los mismos beneficios que el resto de producción literaria nacional.

En Barranquilla, señala González, es difícil desarrollar el talento de los jóvenes amantes del cómic o la animación porque no hay escuelas ni personal capacitado.

Carlos Ovallo es un bachiller que desde pequeño tiene vocación para la ilustración de historias gráficas.

Afirma que el gusto por el dibujo se nota desde pequeño y debe ser apoyado por los padres. 'Lo que más me gusta dibujar es el comic japonés o Manga. Lo que atrae tanto de este tipo de movimiento son las historias', indica.

José Paz Betancourt, director y productor general del Animafest, evento dedicado a los fans del comic, anime y videojuegos en Barranquilla, asegura que el cómic japonés está liderando el gusto entre los jóvenes barranquilleros. 'En la ciudad hay más colectivos informales de jóvenes dedicados al Manga, no solo sobre el material impreso, sino una serie de productos de mercadeo que se comercializan'.

Agrega que grupos barranquilleros como Artbook Project o Wall Studio, suelen reunirse en casa de sus integrantes, intercambiar gustos y desarrollar historias para el movimiento norteamericano y japonés.

Andrés Contreras, administrador de una de las 6 tiendas dedicadas al Manga y Anime en la ciudad, afirma que hay un mercado que solventar. 'Hace dos años comercializo productos relacionados con Mangas como peluches, collares, correas, figuras de acción y llaveros. Me di cuenta que muchos fans no tenían la oportunidad de hacerse con objetos de sus historias favoritas, y decidí dar el primer paso'. Agrega que el precio de una figura de acción puede oscilar entre 5 mil y 150 mil pesos.

Las tendencias actuales demuestran que el género del cómic viene nuevamente en auge. Hay quienes aseguran que el nuevo interés por las historias gráficas se debe a las últimas adaptaciones a la gran pantalla de los personajes queridos por los amantes de la viñetas, como Superman, Spiderman, o Los Vengadores.

Animafest 2013

El sábado 30 de noviembre y el domingo 1.° de diciembre regresa Animafest, el festival de entretenimiento más esperado por los aficionados del cómic, manga, anime y videojuegos de la ciudad. En esta ocasión tendrá lugar en el Centro Comercial Miramar y contará con la presencia de invitados internacionales como Carlos Cuevas, entintador de historietas de la Marvel Comics, y los actores de doblaje Gabriel Chávez y Patricia Acevedo, reconocidos por ser las voces latinas del Sr. Burns y Lisa Simpsons, respectivamente, en la serie norteamericana.

Por José Luis Rodríguez