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Hoy hace exactamente ocho días dejó de existir, a los 91 años, el guitarrista, cantante y compositor cubano Senén Suárez, el hombre que le entregara a Nelson Pinedo, El Pollo Barranquillero, una de las canciones más populares del vasto repertorio de la legendaria Sonora Matancera: La esquina del movimiento.

Esa canción –diría Nelson Pinedo en diversas oportunidades y en distintos países- tuvo bastante arraigo entre los amantes de la música tropical por sus sabor y por su contenido, aunque la letra fuera sencilla.

El pollo barranquillero’ le grabó cuatro canciones: además de La esquina del movimiento, Nelson Pinedo grabó El carioquero, Una equivocación y Muñeca adorada.

'La esquina es el punto social, espontáneo e informal de reunión de la gente de barrio de América Latina. Yo fui un esquinero de siete suelas y por eso me identifiqué siempre con La esquina del movimiento. Es la razón por la que sostengo que ningún otro cantante puede cantarla mejor que yo, que provengo de Rebolo, en el oriente de Barranquilla, acariciado por el rumor del Río Magdalena', asegura Nelson.

La inspiración del compositor

Durante su visita a la capital del Atlántico, en enero de 2008 con motivo de su participación en el Carnaval Internacional de las Artes, en su segunda edición, dialogamos con Senén Suárez, en el restaurante La Cueva.

Nos dijo que La esquina del movimiento es un lugar en el centro de La Habana, ubicada cerca de seis sitios muy concurridos que se mencionan en la canción: Neptuno y Galeano; Industria y San Rafael; Reina y Águila.

'Yo vivía a cinco cuadras de los sitios mencionados en la canción. Por las tardes me reunía con varios amigos. Nos parábamos a piropear a las muchachas que por ahí pasaran', nos dijo Senén, entonces de 85 años.

'En verdad, verdad –agregó el compositor-. La letra de La esquina del movimiento no contiene gran cosa. Es un pregón costumbrista que gustó mucho por la introducción del solo de piano de Lino Frías, por las trompetas de Pedro Knight y Calixto Leicea, y por la diáfana vocalización de Nelson Pinedo'.

Senén sostuvo, además, que aunque compuso otras canciones de más profundidad en su contenido y mayor riqueza melódica, entre las preferidas del público siempre estaba La esquina del movimiento.

Matancero como la sonora

Senén Suárez Hernández había nacido el 30 de julio de 1922 en Manguito, un pueblo ubicado en el corazón de Matanzas, provincia del occidente de Cuba.

Antes de trasladarse a Cuba, en 1941, estudió el tres y la guitarra y conformó su propia banda. Con el correr del tiempo trabajaría con Luisito Plá y sus guaracheros; con el conjunto de Gales, y con el conjunto Colonial, integrado entre otros, por Nelo Sosa y Orlando Vallejo. También trabajaría con Los Guaracheros de Ñico Saquito.

Su protagonismo como músico

En sus años de mocedad a Senén Suárez le decían 'El zurdo maravilloso' por su destreza para tocar la guitarra.

Ya instalado en la capital cubana, Senén Suárez obtuvo notoriedad tras su vinculación como guitarrista del conjunto de Ernesto Grenet. Su sitio de acción fue el prestigioso cabaret Tropicana, donde se mantuvo como estelar durante una década, desde 1948 hasta 1958.

Tras el retiro de Ernesto Grenet de la agrupción, Senén Suárez ascendió a la dirección de la colectividad para los bailables del Tropicana, siempre ejecutando la guitarra.

En la vocalización contó con el concurso de un cantante que reemplazaría a Bienvenido Granda en la Sonora Matancera: Estanislao Sureda, Laíto. De esa época se destaca la magnífica versión que hicieron de ¡Ay qué ricura!, grabada después por la orquesta de Luis Alfonso Larraín con el título de Esta es Venezuela, canción que reciclaría, en el decenio de los 70, la Sonora Ponceña.

Culminado su ciclo en el Tropicana, Senén creó su propia agrupación, basada en el sonido de la guitarra eléctrica.

Prolífica obra

La obra de Senén Suárez es prolífica en cantidad y calidad.

Algunos de sus éxitos más recordados, cantados con su propia voz o por otros intérpretes, son: Ahí na má, El Barracón, El son de la medianoche, Eres sensacional, Guasabeando el rock and roll, Ay mareo, Mi falso querer, Nobleza, Dale Pepe, Por ahí viene la bola, Pregones de San Cristóbal, Tumba para tumba y bongó, Sapo piloto, Yo traigo la última, Una equivocación, Sopita en botella y Reina rumba, todas de enorme porpularidad en el pentagrama de América Latina.

Por Fausto Pérez Villarreal
Redacción Al Día