¿Es, parece o se confundieron? fueron las exclamaciones de los colombianos que pensaron ver en la gramilla del Estadio Olímpico de Londres el día de la inauguración, a la delegación de nuestro país luciendo un sombrero diferente al tradicionalmente denominado vueltiao, o sinuano, el mismo que se usa para bailar cumbia y que hace parte de nuestros símbolos culturales emblemáticos ante el mundo.
Los sombreros que lucieron 70 de nuestros 104 deportistas —redondos y clásicos— respectivamente mujeres y hombres, fueron confeccionados en la tierra que más sabe de sombreros vueltiaos, Tuchín, Córdoba, a un costo de quince mil pesos, unidad.
Ibelier Cruz, artesano de Tuchín, explicó que el sombrero no es el tradicional de pintas blancas y negras sino el llamado ‘granito de arroz’ y que aunque se haya elaborado en Tuchín, no es el que identifica a Colombia ante el mundo.
EL HERALDO pudo establecer que los artesanos zenúes desconocen cómo y quién se encargó de enviar los sombreros a Londres y que existe molestia generalizada en la comunidad aborigen.
En Córdoba han alzado su voz de protesta, entre otros periodistas, Roberto Castilla Arroyo, director de la revista Expectativa, quien afirmó que el que usó la delegación “aunque sea en caña flecha, no es el tradicional que nos identifica ante el mundo”.
De acuerdo con el portal de la Secretaría de Cultura de Córdoba los artesanos trenzan el vueltiao, combinando de manera armónica las fibras negras y blancas para formar figuras geométricas (pintas), las cuales simbolizan elementos totémicos de la cultura Sinú y llevan nombres pintorescos como ‘flor de cocorilla’, ‘ojo de sardina’, ‘mariposa’, ‘granito de arroz’, ‘flor de limón’ y ‘corazón de abanico’, entre otros. Su calidad se determina por la cantidad de “pares” de fibra que se empleen en su fabricación. Así, los hay de 7, 11, 15, 19, 21 y hasta 27 pares.
En cuanto a la colocación del sombrero el de las alas abajo en redondo es el prototipo de los ordeñadores, el hombre madrugador. El hombre sabanero lo usa jalao en la parte trasera pero sin quiebre; le busca la forma de un tubo.
Por otra parte la penetración del sombrero vueltiao ha llevado a la elaboración de viseras y gorras en el mismo material.
