El Heraldo
Mazorcas de maíz negro listas para consumir. José Luis Cruz y Cortesía
Sucre

La batalla por preservar el maíz negro en San Martín, Sucre

En el poblado de San Martín, a pocos minutos de Sincelejo, la comunidad tiene el propósito de preservar el nutritivo grano.

El ambiente es apacible. Uno que otro niño corre tras un balón e interrumpe el silencio que parece constante en San Martín, uno de los corregimientos sincelejanos ubicado en la zona indígena. Allí, los días aún los calculan por el trenzado de una caña flecha y su gente se alimenta con maíz, del que preparan diferentes productos.

En la población, bautizada en honor a San Martín de Loba, patrono de los pobres, residen 346 familias. La mayoría se dedica al campo, aunque algunas alternan las actividades agrícolas con la elaboración de artesanías en caña flecha, materia prima del sombrero ‘vueltiao’, que es insignia nacional.

San Martín está a 20 minutos de la zona urbana, un trayecto corto que, lamentablemente, es suficiente para el olvido estatal: sus habitantes no cuentan con agua potable ni alcantarillado y las vías están dañadas. Sin embargo, su cultura les ha ayudado a abrirse paso en la historia y hoy están dando de qué hablar.

EL OBJETIVO, PRESERVARLO

Hace dos años en la población retomaron el cultivo del maíz negro, o el ‘negrito’, como lo llaman popularmente, con el firme propósito de “preservar sus tradiciones”, al tiempo que les sirva para el sustento.

La idea la materializó Carlos Mario Mendoza Bustillo, quien hace 10 años llegó a la zona y comenzó a empaparse de su cultura, desde su sentir hasta su sabor. Hace 8 meses crearon Coagrosanmartín, cooperativa conformada por 20 familias dedicadas al cultivo del grano que es propio de la zona.

“El objetivo es llevarlo al comercio y evitar que la semilla se extinga. Utilizamos el cultivo tradicional, 100% orgánico”, destaca Mendoza, gerente de Coagrosanmartín. Una vez cultivado, el maíz es depositado en un gran pilón de madera, luego lo muelen y lo cocinan en fogón de leña, todo para “mantener la tradición indígena”.

CULTIVO ORGÁNICO

En la actualidad tienen cultivadas solo 2 hectáreas que deben producirles tonelada y media de maíz, cerca de tres veces menos que lo que sacan del maíz amarillo o blanco, de ahí que, agrega Mendoza, no resulta rentable para el comercio, aunque ellos le siguen apostando a este proyecto.

“Procesamos el maíz y lo vendemos pilado, hacemos harina y masa”, dice Mendoza. Quienes están más atentos de este producto son los restaurantes de comidas internacionales, porque el maíz negrito se parece al de Perú, en donde hacen desde flan hasta salsas. Los restaurantes lo pagan a $2.500 el kilo.

El Resguardo Indígena Zenú no permite que utilicen productos químicos para cultivarlo, por lo que hasta el plaguicida es natural. Para ello utilizan las hojas del Nim o Neen, un árbol originario de la India y Birmania introducido hace años a la Costa. “Las ponemos a hervir y el agua nos sirve para regar el cultivo”, explica Mendoza.

CUIDADO DE LOS TRANSGÉNICOS

Otra precaución que tienen es cultivar el maíz negro a un kilómetro de distancia de los cultivos transgénico. “Como no tenemos tantas tierras, lo que hacemos es sembrarlo con un mes de diferencia para que no se contamine”, explican los integrantes de la cooperativa.

El ingeniero regional de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosa, Fenalce, Tirson Madera Montes, asegura que en Sucre están sembrando 10 mil hectáreas de maíz, entre híbridos, variedades mejoradas y criollos.

“En San Martin no sé qué tanto maíz negro cultivan, por lo general lo siembran en zona indígena, es una tradición cultural y lo manejan de forma natural. También lo cultivan en áreas del municipio Palmito”, dice Madera.

En septiembre en San Martín recogerán la próxima cosecha. Hoy se ve la tierra sin un asomo de lo que en pocos meses serán unas matas de 3 metros de altura con una espiga púrpura, que es la bandera de un pueblo invisible para el Estado.

Té, bollos y chicha, en la ruta gastronómica

Lo que comenzó como una idea para preservar la tradición ha permitido que San Martín forme parte de la Ruta Gastronómica de la Secretaría de Asuntos Culturales de la Alcaldía de Sincelejo. Mientras los hombres de Coagrosanmartín cultivan el maíz negro, las mujeres hacen bollos, mazamorra, chicha, empanadas y té. “La bebida ha gustado mucho. Además de hacer el té con este maíz, también le echamos limón al gusto y plantas aromáticas que cultivamos nosotros. Es lo que más piden los turistas y otros visitantes que llegan”, dice Carlos Mendoza. Considera que les ha ido muy bien, pero señala que aunque tienen tierras “necesitan apoyo para seguir cultivándolo”, pues no cuentan con suficientes recursos. A este maíz le atribuyen bondades, entre esas curativas: ayuda al colon, la circulación y tiene propiedades desinflamatorias, afirma el integrante de la cooperativa.

Lugares donde lo cultivan

San Martín y Palmito
En Sucre, la Federación Nacional de Cultivadores  de Cereales y Leguminosa identifica que hay siembras de maíz negro en San Martín y en Palmito, aunque no son muchas hectáreas. Este grano también lo cultivan las mismas comunidades zenúes en Córdoba, en las zonas rurales.

CULTIVO Y CONSUMO

1. La siembra la hacen sin químicos para preservar la cultura indígena zenú.

2. La cosecha es pilada, también, de manera artesanal en San Luis.

3. Luego, mojan el ‘negrito’ para molerlo y hacer varios productos.

4.Con la masa preparan bollos y empanadas para comer y vender.

5.Empanadas con carne, pollo o queso, a la espera de comensales.

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