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La arquitectura de las casas del municipio de Sincé es para muchos entendidos una de las mejores de la Costa Caribe. En ellas se combinan grandes construcciones modernas con otras antiguas de gran valor patrimonial.

Hay muchas que tienen un valor histórico y cultural, y que a pesar de ello han pasado desapercibidas para los mandatarios que han dirigido el municipio, que no han hecho nada por preservarlas.

Una de las casas más emblemáticas de Sincé es la ubicada en la calle 10 con carrera 8, en la plaza principal del municipio sucreño, en la que reside la familia De la Ossa Ramos. De arquitectura vernácula, esta vivienda fue construida a mediados del siglo XIX por los ebanistas cartageneros Antonio Corcho y Fernando Consuegra por encargo de Antonio Carlos Merlano.

En la crisis económica de los años 30 fue hipotecada en el Banco de la Sabana que existía en esa época en la ciudad de Corozal, donde después Ismael Pérez libró la deuda vendiéndosela a Hortensio De la Ossa Redondo por la suma de $2.000, según consta en la escritura pública # 147 de diciembre 27 de 1.937.

El historiador Evaristo Acosta Huertas asegura que este predio tiene mucho significado histórico para Sincé ya que en ella vivió la primera reina de las fiestas en corralejas, Elisa De la Ossa Redondo (1.957); en el corredor de la casa se mató de un disparo en la sien Tobías Montoya luego de haber sido rechazado por una mujer.

Pero quizás el recuerdo que mejor está guardado es que en esta casa vivió durante un tiempo el único Nobel de literatura con el que cuenta Colombia, Gabriel García Márquez, que es hijo del sinceano Gabriel Eligio García, por lo que por sus venas corre sangre sucreña.

García habló sobre sus vivencias en Sincé y lo plasmó en su libro Vivir para contarla, donde manifiesta que cuando tenía 10 años sus padres se fueron a vivir a este municipio de la sabana que para la época pertenecía a Bolívar.

En ella su padre instaló una farmacia homeopática, 'era una casa con muchos cuartos en cuyos dormitorios desolados, cantaba todas las noches el fantasma invisible de un alcaraván', dice Márquez.

Los amigos de la época aseguran que Gabo se sentaba en la grama de la plaza y muchos de los habitantes de la época le hacían ronda donde aparte de tocar guitarra les contaba las historias más insólitas que ellos habían escuchado en sus vidas, pero García Márquez las hacía creíbles pues las adornaba con la fuerza de la verdad.

Algunos contertulios cuentan que tenían el presentimiento que el muchacho de aspecto pelucón sería un brujo genial de la palabra o un cuentero embrujado, pero de lo que no se llegaron a imaginar es que se convertiría con el paso de los tiempos en el escritor vivo más sobresaliente del idioma español.

En sus memorias Gabo cuenta que en Sincé aprendió a montar burro, aprendió a ordeñar las vacas y a encerrar terneros, a pescar con anzuelos y armar trampas para codornices.

Cuenta en una de sus anécdotas que en Sincé un hombre conocido como el Mono Núñez lo invitó a cogerse unos mamones del patio de la casa de una señora llamada Rosa Piñeres y que una guacamaya que estaba suelta en el árbol los delató gritando a todo galillo '¡ladrones, ladrones se roban los mamones!' por lo que él y su compañero salieron corriendo.

El Nobel de literatura y su hermano Luis Enrique fueron matriculados en la escuela de don Luis Meza, hoy Instituto Marco Fidel Suárez, pero duraron poco tiempo ya que a Gabo, dicen los de la época,le cayó una piojera que lo mantenía todo el tiempo rascándose. Al poco tiempo les tocó irse precipitadamente para Aracataca al recibir la noticia de la muerte del coronel Márquez padre de Luisa Santiaga Márquez, su mamá.

Gabriel García Márquez también tiene muchos recuerdos en la casa de sus abuelos en Sincé, donde hoy queda la Placita de la Cruz. Hay quienes dicen que se deben recolectar todas las vivencias y los pasos de Gabo en este municipio y así hacer más visible a este pedazo de Sucre.