
Los nuevos ayunos a los que invita la Semana Santa
Por los tiempos que atraviesa el planeta, los sacrificios están ligados a aislarse de las redes sociales, no rumbear, ni salir de paseo, entre otros.
Históricamente los humanos del mundo entero han realizado ciertos sacrificios para agradar a Dios, muchos de estos quedaron registrados en La Biblia con el propósito de invitar a las nuevas generaciones a repetir estas acciones.
Ayunos, oraciones, abstenerse de comer carne o escuchar música secular, son algunas de las creencias más populares que muchos crecimos cumpliendo durante la Semana Santa.
Sin embargo, la pandemia no solo nos ha exigido adaptarnos a nuevas situaciones, sino también a ofrecer otros sacrificios para mantenernos a salvo y cuidar al prójimo.
En este sentido, Álvaro García Zapata, sacerdote de la Parroquia Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, quien se destaca por su discurso actualizado y aterrizado a la realidad, recordó que el auténtico sacrificio fue el que hizo por nosotros Jesucristo al morir en la cruz para limpiar nuestros pecados, pero en estos tiempos, es ideal practicar algunos ayunos modernos.
“Aquí aplican hechos como privarse de ciertos programas de televisión que contaminan, privarse de algunos contenidos en las redes, no solo pornográficos, sino de esas noticias falsas que debilitan el organismo y que lo hacen susceptible al coronavirus. También se debe practicar el ayuno del licor, el cigarrillo y de los chismes”.
García va más allá y sostiene que esas tradiciones que exigían no comer carne durante los viernes de la Cuaresma y en los días santos, están revaluadas.
“Cambiar carne por pescado es un excelente menú, comerse una mojarra el Viernes Santo con agua de panela y patacón es sabroso, y muchos creen que al hacerlo están cumpliendo, pero no es así, cuando se habla del ayuno de carne se hace referencia a no despellejar, ni comerse al otro, esto implica no calumniarlo o chismosearle la vida. Entonces se debe hablar del ayuno de lengua, de no participar en chismes o conversaciones morbosas”.

El líder religioso también enfatizó en que este tiempo que invita a la reflexión se debe vivir en casa y en familia. De igual modo recuerda que “como Iglesia” están promoviendo “que las casas sean los nuevos templos, liderados por los padres”, ya que como cabezas del núcleo familiar deben “enseñar a sus hijos a que algunas de las renuncias que deben hacer es al bullicio, no es momento de prender los equipos a todo volumen”.
“En las casas deben adecuar un espacio con algún texto bíblico o imagen y orar por los más necesitados”, agrega.
En su rol ciudadano más que como cura, asegura haber comprendido que esta pandemia muestra lo frágil que es la vida.
“Esta semana se me han ido cuatro personas conocidas y en este momento hay cinco personas muy cercanas que tienen sus familiares en uci, así que todos somos frágiles y nos podemos ir en cualquier momento, así que debemos reconciliarnos con los demás, no porque vayamos a morir, sino porque es bonito estar en armonía”.

Viviendo la fe de otra manera
Juanita Cassiani, es una residente del barrio Campo Alegre, que acompañada de su esposo, sus dos hijas y sus padres, mantiene su hogar unido en oración. Desde allí, asegura valerse de la virtualidad para formar a sus hijas y vivir momentos especiales durante la Eucaristía.
“El estar todos en casa conlleva a que tengamos que hacer varios sacrificios, como por ejemplo no poner música, porque hay mucha gente enferma y algunos vecinos que han fallecido, hay que estar recogidos y hacer muchas oraciones. El hecho de estar aquí confinados es una buena práctica de fe y amor por el prójimo”.
Juanita es de esas fieles que hace ayunos desde que inicia la Cuaresma. Sostiene que todos los viernes lo práctica y también se abstiene de comer carne. “Pero hoy” sus ayunos están “ligados a permanecer en casa y orar en familia”.
Édgar Redondo Suárez, es otro feligrés que vivía a plenitud la Semana Mayor, pero la pandemia lo ha obligado a conmemorarla de manera distinta. “Creo que estar confinados permitió que algunas personas que estaban alejadas de la palabra retomaran el camino de Dios. En estos casos nos toca hacer sacrificios y permanecer en casa con toda la fe, porque hay que cuidarnos. Por fortuna la virtualidad es una gran aliada y debemos aprovecharla”.
Redondo contó que el virus ha tocado a familiares muy cercanos, y eso lo ha hecho reflexionar sobre la vulnerabilidad de todos.
“También he visto partir a varios amigos, pero sé que este desierto lo vamos a atravesar para llegar a la Tierra Prometida. Hay que aprovechar estos días de recogimiento para hacer nuevos sacrificios, olvidémonos de los paseos, de las rumbas, no es momento de diversión, ese ha sido nuestro gran problema”, agregó este habitante de Ciudad Jardín.

Textos bíblicos para reflexionar
El padre Álvaro García también se vale de algunos textos bíblicos para reforzar su mensaje.
Cita el libro de Deuteronomio, capítulo 6 versículo 4, que invita a escuchar la voz de Dios. También el Segundo Libro de Reyes capítulo 5, en el que se muestra a Naamán, un general del ejército y Rey de Siria, al que le dio lepra y cuando acudió al profeta Eliseo, este le pidió algo sencillo: “Ve y lávate siete veces en el río Jordán y tu carne se restaurará y serás limpio”.
“Esto es comparable con algo tan sencillo como ponerte el tapabocas, como lavarte las manos y mantener la distancia. No nos están pidiendo cosas extravagantes, son cosas muy sencillas como el profeta se lo pidió a este general sirio que en su soberbia no lo quería hacer, pero unos sirvientes lo motivaron al decirle que no le pedían nada extraordinario y una vez se lavó en el río, su piel quedó limpia como la de un bebé”, explica el padre García.
También recomienda el Evangelio de Lucas, capítulo 10, que habla del buen samaritano y la ayuda que le brinda a un desconocido.
“Nosotros hoy podemos ayudar a esos desconocidos que están en uci intubados, agonizantes, con miedos, y por sus familiares que permanecen en las puertas de las clínicas. Debemos renunciar al tiempo de diversión y ayudar a esos desconocidos con una oración”.
Dice el texto que el buen samaritano no solo ayudó a ese desconocido que había sido atracado y estaba malherido, sino que tomó su aceite y su vino para sanarlo, luego le dio posada y dinero.
“Este tiempo nos invita a reflexionar sobre tres aspectos: el tiempo, el carisma y el dinero, este último es el que más nos duele. El tiempo es oro, decimos, y debemos sacrificarlo y dedicarlo a hacer llamadas a personas que estén tristes, familiares y amigos que necesitan una palabra de aliento. También debo hablar de los carismas, hay mucha gente que sabe de tecnología, pueden hacer un video y enseñarles a los jóvenes idiomas, culinaria o compartir cualquier talento. Por último, el dinero se puede compartir a través de un mercado a tanta gente que tiene hambre”.
El padre García recuerda que en La Biblia, en libros como Levítico, 13, 14 y 15, se habla del distanciamiento, de cubrirse la boca, de evitar el contacto y de hacer cuarentena.
“Así que la sabiduría de Dios se ha manifestado desde la antigüedad. Nos entregó unas recomendaciones que hay que revisar. En aquella época lo hizo en el contexto de la lepra, una enfermedad que se tenía como maldita. De hecho, el coronavirus es una enfermedad maldita porque nos está ocasionando mucha incertidumbre”.