El Heraldo
Sociedad

Los desafíos de la población Lgbti en el Atlántico

Miembros de este sector social aseguran que son escasas las garantías de derechos y libertades en Barranquilla y el departamento. Entidades plantean logros y retos por cumplir.

El respeto por las características y diferencias específicas de cada ciudadano y el reconocimiento del libre desarrollo de su personalidad, desde 1991, fue establecido por la Corte Constitucional colombiana como un principio rector de un estado social de derecho. Desde entonces –bajo este fundamento–, en el país deberían respetarse las libertades inherentes a cada ser humano y sus derechos serían inalienables. 

Sin embargo, en junio de 2011, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas reconoció que, en todo el mundo, se cometen actos de violencia y discriminación contra las personas identificadas como lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (Lgbti). Trascurrida una década desde que fue realizada tal apreciación, el fenómeno sigue teniendo capítulo abierto en Barranquilla y el Atlántico

Condicionar la libre expresión

Las pautas de crianza, creencias y aprendizajes culturales asociados a conductas machistas en este sector del Caribe colombiano, –de acuerdo con miembros del sector social Lgbti en el Atlántico– serían los principales escenarios en donde se enfundan comportamientos discriminatorios que obligan a estas personas a recurrir a la “autocensura” como un mecanismo de protección a su integridad.

“Muchas veces he pensado en que es mejor dejar de ser yo misma para poder caminar tranquila por la calle porque, en Barranquilla, he sido objeto de constantes comentarios y acciones discriminatorias. Recientemente, estaba en la Plaza de la Paz y un grupo de mujeres se acercó a mí a decirme que yo no podía estar ahí, sin darme ningún argumento”, relató Haydivi Gaviria, quien se identifica como una mujer transgénero.

Muchas veces he pensado en que es mejor dejar de ser yo misma para poder caminar tranquila por la calle

Este tipo de comportamientos, conforme a lo expuesto por miembros de la población Lgbti en el departamento, estarían respondiendo a pautas culturales interiorizadas y normalizadas, que terminan irrespetando los derechos y libertades de las personas con orientaciones sexuales o identidades de género diversas, en todo tipo de contextos.

“Desde el bachillerato tuve conciencia de qué palabras tenían una carga violenta e intención de hacerme daño. Desde los 11 hasta los 16 años, en mi etapa escolar, fui alienado y violentado verbalmente”, expresó Miguel Bruges.  

Desde el bachillerato tuve conciencia de qué palabras tenían una carga violenta e intención de hacerme daño

Sobre lo mencionado, agregó que, durante su desarrollo en otros escenarios y contextos de la ciudad, han persistido los comentarios homofóbicos que tienen un único objetivo: irrespetar sus derechos y libre desarrollo. “Me visto conforme a mi identidad y, cuando salgo a la calle, me tratan como un fenómeno. Me han tomado fotos para burlarse de mí porque me estoy atreviendo a ser yo mismo. Por eso, a veces tengo que condicionar mi forma de ser para sentirme seguro en algunos espacios”, relató.

Refugiarse en redes de apoyo

Reconocerse como una persona con orientación sexual o identidad de género diversa y expresarse con libertad puede ser detonante de riesgos de vulneración de derechos, implicando diferentes tipos de violencia en diferentes escenarios. Es por eso que, entre el sector social Lgbti, suelen conformarse redes de apoyo que terminan convirtiéndose en el “único espacio seguro” donde no se limita la libertad de ser.

“Mientras existan comportamientos de odio y discriminación en la ciudad, no la sentiré como un espacio seguro. Solo me siento tranquilo en mi red de confort, con mis amigos y amigas que también hacen parte de la población Lgbti. Ahí es donde, finalmente, puedo ser yo mismo, sin ningún tipo de condicionamiento”, sostuvo Bruges.

Mientras existan comportamientos de odio y discriminación en la ciudad, no la sentiré como un espacio seguro
Educación, el camino hacia una sociedad inclusiva

Pese a la ejecución y materialización de acciones afirmativas por parte de la administración distrital y departamental, miembros del sector social Lgbti aseguran que son los patrones socioculturales los que “limitan” el desarrollo de la libre personalidad de esta población en el Atlántico. Por ende, consideran que construir una sociedad inclusiva parte desde la pedagióa y educación. 

“Siempre he dicho que es la educación la herramienta para hacerle saber a las personas que existimos. Si se hicieran  más campañas en Barranquilla y el Atlántico en puntos más visibles y de gran aforo de personas, la sociedad podría aprender cosas”, expresó Louis, una persona no binaria que reside en la ciudad.

Respecto a esto, detalló que la falta de educación sobre derechos y libertades es uno de los primeros factores que interfieren en escenarios donde ella –y demás personas Lgbti de Barrabquilla y el Atlántico– terminan siendo víctimas de acoso callejero y violencia verbal o física.

“Si las administraciones fortalecen la pedagogía y la educación sobre el respeto hacia la población Lgbti, habrá un verdadero cambio”, explicó, detallando que ha asumido la labor de pedagogía como una práctica indispensable en sus espacios de desarrollo. 

Si las administraciones fortalecen la pedagogía y la educación sobre el respeto hacia la población LGBTI, habrá un verdadero cambio

“Me gusta enseñar sobre la importancia del respeto y aceptación. Me informo constantemente sobre estos temas y hago la labor de pedagogía con personas heterosexuales mayores o menores que yo”, dijo. Además, enfatizó en que esto puede ser un aporte en el camino hacia una sociedad donde el respeto hacia los derechos de las personas Lgbti “no sea mucho pedir”.

Con avances, pero con tareas pendientes

En materia de avances en garantías de derechos para este sector social en el departamento, Emel Noreña, enlace Lgbti en la Gobernación del Atlántico, detalló que durante la presente administración se han ejecutado acciones orientadas a transversalizar y socializar las políticas públicas. Entre estas, destaca el haber logrado el nombramiento de enlaces Lgbti en los 22 municipios del departamento con el fin de “articular acciones con la administración departamental”.

No obstante, aseguró que, en el último análisis dianóstico realizado en el Atlántico, se identificaron los espacios públicos como “principales sitios no seguros para la población Lgbti”.

Sobre lo mencionado, Wilson Castañeda, director de la corporación Caribe Afirmativo, informó que, en comparación con el 2021, en lo corrido de este año, se ha registrado un incremento del 40 % en los casos de violencia por parte de guardas de seguridad y de miembros de la Policía. Además, detalló la necesidad de mitigar la discriminación en espacios laborales y sociales con violencia verbal y simbólica, “que dificultan la participación de las personas Lgbti” en estos contextos.

Por otro lado, hizo un llamado a la administración distrital a “activar el plan de desarrollo” –en materia de cumplimiento de objetivos que impacten a este sector social– debido a que asegura que este “se mantiene en 0 %”.

Aspecto psicosocial

De acuerdo con Prince Torres Salazar, investigadora en género de la Universidad Simón Bolívar y miembro de la mesa Lgbti del Atlántico, el condicionamiento o autocensura hace parte de un tipo de comportamiento al cual algunas personas de este sector social recurren con el fin de proteger su integridad. 

Hay una evolución histórica y cultural del imaginario en donde siempre hemos sido muchas cosas y todas son asociadas a connotaciones negativas

“Hay una evolución histórica y cultural del imaginario en donde siempre hemos sido muchas cosas y todas son asociadas a connotaciones negativas. La sociedad se ha acostumbrado a percibir a esta población como algo despectivo o peyorativo. Desde ahí, inicia la autocensura, por temas culturales”, expuso.

Torres Salazar asegura que este factor se asocia a la falta de ejecución de políticas públicas. “El papel aguanta todo y estas políticas se crean, pero hay una brecha para llevarlas a la acción. Por eso las personas Lgbti optan por limitar sus libertades, manteniendo posturas heteronormativas para sentirse seguras”.

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