Compartir:

El teatro es considerado una de las manifestaciones artísticas más antiguas de la humanidad. Una herramienta propicia para representar elementos cotidianos de la sociedad que desde la etapa de su niñez sedujo a Johanna Chiefo, una actriz argentina que está haciendo de las artes escénicas su mayor baluarte.

En la eléctrica y cosmopolita ciudad de Buenos Aires nació Chiefo, la capital del país argentino fue testigo de su crecimiento actoral. Tenía 9 años cuando inició sus primeras clases de teatro, y con la primera noción de que significaba solo un juego, una voz interior le hizo saber que ese sería su oficio y gran vocación en la vida.

Con el mayor deseo y la pasión en su punto máximo, decidió asistir a circuitos de casting; sin embargo, su poco conocimiento sobre el proceso desanimaron sus intentos en los que no obtuvo ninguna elección.

Sus primeros fracasos causaron un cúmulo de inseguridades en Johanna que ocasionaron una duda constante de su talento y aquella idea de que no tendría nunca un lugar en la industria.

Sumado a ello, era cuestionada por su sobrepeso. Chiefo luchó para encajar, para responder a los prototipos 'ideales' de la sociedad, pero lo que empezó siendo un problema terminó provocando un giro de 180° a su vida.

'Gorda Puta'. Ese fue el grito que removió las fibras de Chiefo y causaría los episodios más emocionantes de su historia.

Pero, en compañía de otras amigas, Chiefo le otorgó un significado distinto a lo que parecía ser un insulto gordofóbico.

'Era una forma linda de darle vuelta al significado a dos palabras que fueron históricamente utilizadas para denigrar a las mujeres, una que hace referencia directa al cuerpo, que es gorda y la otra a la moral, que es puta. ¿Quién no goza de comer?, Quién no goza de vivir? Entonces ser una gorda puta no está mal'.