El Heraldo
Espejo de agua de la Ciénaga de San Rafael de Chucurí, donde los pescadores realizan sus faenas.
Sociedad

El encanto oculto en la ribera del Magdalena

El departamento de Santander esconde joyas naturales arropadas por el río Magdalena que deslumbran a propios y visitantes. 

Colombia es exaltada a nivel mundial por su biodiversidad y riqueza natural en fauna y flora; este territorio cada día nos sorprende con su belleza ambiental y también cultural, recorrer cada rincón del país es evidenciar el verdadero tesoro con el que contamos. 

El río Magdalena se ha convertido en la gran autopista para conectar la magia de cada territorio de Colombia, que a pesar de estar enlazados por la ribera del Magdalena, cuentan con su propia idiosincrasia y atractivo particular. 

Estos territorios que en tiempos pasados fueron golpeados, olvidados y señalados por el conflicto armado, hoy se reinventan para demostrar al mundo su verdadero ‘encanto’. 

Es el caso de San Vicente de Chucurí, una joya ambiental y arquitectónica ubicada en el departamento de Santander se ha convertido en un destino turístico gracias a sus imponentes cascadas, cuevas y piscinas naturales. 

Cultivos de cacao en San Vicente de Chucurí.

En él se encuentra la ‘cueva de los aviones’, visitada por los turistas, desde hace 8 años, es una joya natural en la que se desarrollan actividades como torrentismo, cañonismo y caminatas ecológicas. 

San Vicente de Chucurí es reconocida por la producción de cacao de mayor calidad, el cual es exportado a nivel mundial. 

Barrancabermeja, tierra de contrastes  

Tan solo a dos horas de San Vicente de Chucurí, se encuentra Barrancabermeja, la capital petrolera de Colombia, una ciudad que muestra en cada una de sus calles el desarrollo económico de su población.

Barrancabermeja es una tierra de contrastes, entre lo exuberante de la ciudad y la mezcla de su tradición cultural. 

Aunque el desarrollo comercial es predominante, Barrancabermeja está arraigada con la tradición oral que nace desde la ribera del río Magdalena, basada en mitos y leyendas creadas por los indígenas Yariguíes, primeros pobladores de la zona. 

Cueva de ‘los aviones’.

Existe un sin número de personajes míticos que hacen parte de la cultura barranqueña como ‘La enfermera gringa’, ‘el Mohan’ y ‘La Llorona’.

En Barrancabermeja, con una cultura muy similar a la de la región Caribe, también se juega dominó en las esquinas, se escucha el porro y se baila la ‘Pollera Colorá’, de la cual tienen un monumento central. 

En sus vías se ve el desarrollo comercial, que le permite vincular la tradición oral con la modernidad en su infraestructura, el paso del tiempo le ha permitido consolidarse en el ámbito gastronómico, por ello Barrancabermeja ofrece un amplio menú para disfrutar las delicias que se obtiene del río magdalena. 

Uno de los lugares icónicos de la ciudad es el museo del petróleo, ubicado en el corregimiento de El Centro, lugar en el que se puede conocer la historia del mineral y cómo se desarrolló su explotación. 

El museo entró en funcionamiento el 24 de octubre de 1984 y  desde entonces recibe a los visitantes para revelar la verdadera historia e importancia del mineral en el crecimiento de la región. 

Pescadores de San Rafael de Chucurí.

San Rafael de Chucurí

En la ribera del río Magdalena, encontramos a  San Rafael de Chucurí, corregimiento de Barrancabermeja, un asentamiento de agricultores y pescadores, cubierto por el calor de su gente y enriquecido por la  fauna silvestre.  

En este territorio en medio de la ciénaga, se puede descubrir la riqueza de las aguas que recorren el país, de las que se extraen cientos de peces para sustento de sus pobladores, además de los cultivos maíz, plátano, yuca que se observan desde la orilla. En sus calles se pueden apreciar extendidas las gigantescas atarrayas, manipuladas por sus pescadores, preparándose para una nueva faena. 

En las esquinas se escuchan los calderos hervir con unos deliciosos sancochos de bagre o bocachico y hasta se pueden encontrar unas exóticas empanadas de bocachico; es por ello que la reconocen como ‘La esquina de la brisa y el bocachico’. 

En el corazón de San Rafael de Chucurí  se encuentra un pedacito de selva, en la que a través de una lancha, se puede apreciar la calma de la naturaleza y comportamiento de cientos de especies que lo habitan, como los monos aulladores, aves, caimanes y hasta jaguares.  

Internada en la selva se encuentra Matilde Toro, quien dejó su natal Medellín, atrapada por el encanto de San Rafael de Chucurí, para asentarse en esta zona y contribuir a la preservación y cuidado de todos los animales que lo habitan.   

Una de las oportunidades que descubrió Matilde, quien fue galardonada por la alcaldía de Barrancaberja por su arduo trabajo de preservación ambiental,  fue la producción de vino y licor de Toronja artesanal, los cuales toman 2 años y 5 años de producción, respectivamente. Con esta iniciativa busca marcar una consigna que exalta a San Rafael de Chucurí como productor de vino de Toronja. 

Historias como esta son la esencia de un sector del país que busca crecer y ofrecer lo mejor de su territorio para colombianos y extranjeros, y que además ven en el turismo una oportunidad para aportar al crecimiento de su región. Colombia es una caja de sorpresas que ofrece una gran variedad de escenarios para disfrutar. ¡Anímate a conocer el encanto oculto de Santander!

Semillas de cacao.
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