El Heraldo
Sociedad

El arte y la cultura liberaron emociones en El Buen Pastor

Las internas del centro penitenciario disfrutaron de actividades lideradas por el Carnaval de las Artes. Conversaciones con impacto femenino hicieron presencia.

Inusual. Así fue la mañana de este martes para las internas del Centro de Rehabilitación Femenino El Buen Pastor de Barranquilla gracias a la presencia del Carnaval Internacional de las Artes, organización que  trasladó parte de su agenda hasta esta prisión con el objetivo de incluir al grupo poblacional en este tipo de productos culturales. 

En el marco de la edición 16 de este evento, las internas se dieron cita en el patio del lugar para vivir una mañana diferente, en donde las conversaciones con impacto femenino y las demostraciones artísticas se convirtieron en los protagonistas de la actividad. 

El acto contó con la presencia de la periodista barranquillera Tatiana Escárraga y la escritora y también periodista caleña, Melba Escobar, ambas invitadas para reflejar un ejemplo del papel importante de la mujer en la sociedad. 

De esta manera, la rehabilitación y reinserción social fueron pilares fundamentales del ejercicio.

En medio de un encierro que puede traducirse en días, meses o años, las internas también conviven con espacios culturales que fomentan sus habilidades en diversas disciplinas.

Por ello, realizaron una tertulia titulada ‘Contar el dolor para tejer Redes’ en la que predominaron las anécdotas más relevantes de ambas invitadas, historias que pretendían ser un reflejo y modelo a seguir para las internas.

Para Escárraga, este escenario de inclusión es necesario para fomentar un intercambio cultural que significa una estipulación positiva para las que hoy se encuentran privadas de la libertad.

“Las segundas oportunidades existen y son necesarias. La cultura también es una manera de brindar oportunidades a la gente que no las ha tenido. Me sorprende que tengan una biblioteca con más de cinco mil libros en donde ellas aprenden a diario”, manifestó.

Por su parte, Melba Escobar resaltó el trato humano que existe en el lugar, un ambiente en donde el delito cometido solo hace parte de un pasado que sirve de base para la construcción de un mejor futuro.

“Fue muy emotivo en una conversación muy pertinente para todas ellas, me parece muy valioso que se hagan estos esfuerzos que ojalá se pudieran realizar más a menudo”, dijo Escobar.

Espacio de aprendizaje

Uno de los escenarios más visitados en este centro penitenciario es la biblioteca que posee, en donde se pueden hallar libros de distintos géneros literarios, un factor determinante para que las reclusas descubran sus capacidades en este campo del saber. 

Suceidis Ovalle es la bibliotecaria que guía a las visitantes de este espacio, una guatemalteca que llegó hace 32 meses al Buen Pastor y actualmente ama desempeñarse en lo que le gusta, teniendo en su hoja profesional un título de psicóloga clínica y docente que llevó a cabo en su país.

“Es un honor que hoy seamos sede de este evento. Nos sentimos halagadas y orgullosas. Esto es un impulso que nos dan para darle a entender a las personas que el estar privadas de la libertad no nos deja al margen de que podamos realizar este tipo de actividades”, dijo Ovalle.

La secretaria de Gobierno distrital, Jeniffer Villarreal, también hizo presencia en el acto, resaltando la importancia de brindarles a las reclusas conocimientos en al arte y la cultura para promover saberes que en ocasiones nunca adquirieron mientras disfrutaban de su libertad.

“Esto es un verdadero proceso de resocialización que venimos trabajando y henos entendido que las segundas oportunidades se las damos desde que ingresan aquí, que puedan tener un nuevo comienzo y que desde aquí puedan mostrar todas las habilidades que tienen”, sostuvo la funcionaria.

Una de las internas canta en medio del evento..
Muestra artística

Posterior al conversatorio, el lugar fue centro de notas musicales, en donde dos reclusas mostraron sus dotes en este arte y le cantaron a los presentes en medio de ovaciones y aplausos. 

Yuliannis Simanca fue una de ellas, quien manifestó su gusto por el canto desde su niñez, evocando el género cristiano y su devoción a Dios.

“Cuando tengo tiempo siempre le canto a Dios. He aprendido a hacer muchas cosas aquí en este lugar y estoy agradecida con todas las personas que están detrás de este proceso para que nosotras aprendamos”, dijo la reclusa.

A sus 18 años, Eucaris Murillo también hizo parte de la muestra musical.

La joven nunca dejó de manifestar su asombro por haber cantado en la tarima que fue instalada ante la mirada de todas sus compañeras. Ella sueña con que en los dos meses que le restan en este centro penitenciario pueda desarrollar mejor sus habilidades.

“Es un sueño, se siente muy lindo cantar y que Dios me haya dado este don. Estoy aprovechando al máximo todo el tiempo que llevo en este lugar, aprendes demasiado”, expresó.

Leer, coser y desarrollar diversos talleres de manualidades son algunas de las actividades que las mujeres llevan a cabo en este lugar, lo que las hace sentirse plácidas, aún teniendo una condena por cumplir.

La banda de rock barranquillera Karnivale también hizo presencia en el evento con sus canciones más destacadas que lograron impactar positivamente las emociones de las reclusas.

Formación de un nuevo ser

Pisar una cárcel puede ser a veces sinónimo de temor y de sentimientos negativos.

Sin embargo, entrar al Buen Pastor genera la misma sensación que entrar a un hogar, no necesariamente por sus condiciones físicas, sino por el calor humano que predomina en el sitio en donde comparten actividades que hacen parte de la cotidianidad de un ciudadano que habita libre por la sociedad.

“Allá fuera se queda un delito y aquí entra un ser humano al que vamos a formar”, manifestó la directora del reclusorio, Ofelia Díaz Pedroza. 

Lo anterior se ha consolidado a través de un trabajo mancomunado que ha sido ejecutado desde hace años.

Ya no se trata de la prisión reconocida por las noticias desagradables en la crónica judicial sobre las mujeres que se amotinaban y quemaban enceres, poniendo en riesgo la seguridad del establecimiento.

Hoy, desde el centro han puesto en marcha planes de acción para que la realidad de las internas en el lugar sea promotora de transformación social.

“Les enseñamos que pueden cambiar su estilo de vida, la oportunidad de que la situación que las trajo a este lugar cambie y que pueden ser lo que ellas quieren porque los sueños sí se logran”, dijo la directora.

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