El Heraldo
Sociedad

Desconocidos: una cena clandestina degustada a seis tiempos

Una dirección secreta, un lugar desconocido, un menú y compañía fuera de lo común. 

Entrar a una casa desconocida y cenar un menú sorpresa, mientras se comparte la mesa con extraños, puede representar una gran osadía sacada de lo común.

Sin embargo, esta nueva forma de disfrutar la gastronomía llega a Barranquilla para convertirse en una experiencia que atrae a más de un comensal. 

Jorge Álvarez es un productor audiovisual educado en Argentina.

Durante su etapa de estudiante quería conocer gente nueva e integrarse con la movida de Buenos Aires, por lo que tras escuchar el comentario de una cena clandestina dentro de su salón de clases se anima a vivir la experiencia.

“Me aventuré a ir, tenía mucha expectativa sobre el tema, no sabía con qué me iba a encontrar. No solo resultó ser una experiencia gastronómica, sino también de vida. En ella conocí personas de varios países y con algunos aún guardo una relación”. 

Después de varios años y de volver al país, tuvo un viaje de trabajo a la ciudad de Bogotá, en la que renta una habitación por Airbnb, para su sorpresa el lugar tenía opción para vivir una cena clandestina y vuelve el destino a enfrentarlo en lo que ahora se convertiría en su proyecto de vida

“En esta cena puede ver la combinación de diferentes culturas, estilos de vida, creencias religiosas y todo esto unido en un mismo espacio disfrutando entre risas, anécdotas y una gran conversación.  En este momento sentí la necesidad de poder ofrecer en mi ciudad una experiencia como esta”. 

Luego de muchas meditaciones, conversaciones con su esposa y amigos, Jorge tomó la decisión de construir su emprendimiento.

‘Desconocidos’, la oferta de cena clandestina en Barranquilla.

Llegar al lugar es intrépido. Todo maneja una suerte de incógnito y la mayoría de las personas que asisten van por recomendación de algún amigo que asistió primero; sin embargo, las ansias que genera descubrir lo desconocido es motivador. 

Durante la noche las experiencias sobran. Y aunque es sabido que toda la cena gira en torno al misterio de descubrir con quien se está compartiendo el espacio, uno de los momentos más expectantes de la velada puede llegar a ser la hora de presentarse.

En este espacio los títulos rimbombantes y los logros profesionales quedan en un segundo plano y así lo deja muy en claro un letrero luminoso en el centro de la mesa que ahora comparten los doce que dice: ¡Disfruta el momento! Está prohibido hablar de trabajo. 

Se comienzan a dar las primeras conversaciones aún sin haber pasado por el primer plato, saludos discretos y conversaciones con ciertos tonos de timidez empiezan a rondar por la mesa, cuando de repente esta queda en silencio tras irrumpir la voz del anfitrión, quien cordialmente y con un uso de la memoria admirable da la bienvenida uno a uno a la experiencia desconocida.

La hoja de ruta

El anfitrión hace entrega de un mapa que demarca la hoja de ruta en la experiencia gastronómica.

Un recorrido por sabores, sensaciones, olores, texturas y sonidos en galana la autenticidad de la cocina Caribe.

Seis tiempos sobre la mesa distribuidos en un espacio de cuatro horas, que prometen que la velada no solo será emocionante, sino que todos los comensales saldrán satisfechos. 

El menú, como la temática y su chef, también son desconocidos, aunque es inevitable no preguntarse entre los de la mesa ¿Qué tendrá esto? Al paso del segundo plato se descubre al chef, el cual rememora la cocina de antaño, entre esas las de la sabiduría de su abuela atlanticense. 

Durante cada cambio de platillo los asientos también se rotan, los ánimos son cambiantes y la incomodidad desaparece. El cuerpo comienza a hablar y la soltura de la confianza hace que el tiempo, entre risas y chistes, transcurra de forma muy liguera. 

Doce historias

En medio de la velada se descubren historias fascinantes, que develan la espontaneidad más allá de las apariencias, Jorge reúne en su mesa cada jueves y cada sábado doce personas diferentes, que sin escogerlas a propósito suelen conectar a través de sus historias de vida. 

Janyjav Ochoa suele decir que tiene un nombre demasiado complicado para que la gente se lo aprenda, por eso siempre que se presenta lo hace entre risas, más aún cuando ve los intentos fallidos de sus nuevos conocidos por pronunciar correctamente su nombre, por lo que prefiere que la llamen: ‘Jany’, para ella y los demás mucho más sencillo y cercano.

Actualmente, lo único que conserva su nombre de pila es su marca de bolsos tejidos, pues Jany es una madre soltera que decidió valientemente a arriesgarse a emprender. La forma en la que Jany llega a desconocidos es curiosa o por lo menos ella lo describe así.

Su hijo tiene poco más de un año y se acercaba el día de la madre, naturalmente el bebé no podía obsequiarle nada por lo que ella se propuso autorregalarse algo. No quería cosas materiales, deseaba vivir una experiencia y en una tarde navegando por las redes se encuentra con una publicidad de ‘Desconocidos’, investiga un poco, lo conversa con su hermana y decide: “Este es el regalo que quiero”.

“A mis 27 años creo que es lo más arriesgado que he hecho en mi vida. Durante la cena hubo un momento en el que me quedé distraída pensando en mis cosas y el mismo anfitrión me integra en la conversación diciendo: ¿Y tú Jany? Cuéntanos más de tu vida, me sentí tan a gusto que recomiendo la experiencia un 110 %”.

De la cena no solo participan personas solteras. Sue Stan y Mario Giraldo son una pareja de prometidos que decidieron vivir la experiencia juntos. Sue vive su pasión por el maquillaje y Mario es profesor universitario.

“La cena superó mis expectativas, el ambiente, la música, la comida y sobre todo la compañía y la conversación fueron lo mejor, sin duda una experiencia que vale la pena vivir”, Sostuvo Sue.

Ambos llegaron por la recomendación de varios amigos a Mario, esto sumado a la intención que este tenía de sorprender a su prometida con un detalle. 

“Desconocidos’ es la oportunidad perfecta para dejarse sorprender. Es una cena que solo deja cosas positivas de las cuales recordar y junto a la compañía de personas excepcionales”, afirmo Mario.

Mario Salazar es un gran apasionado por los viajes, el deporte y la alimentación saludable.

Llegó a ‘Desconocidos’ sin recomendación, solo vio la publicidad en Instagram y quiso vivir la experiencia de compartir una cena clandestina con desconocidos.

“El concepto de reunirte con once desconocidos genera una gran expectativa y la experiencia es tan gratificante que ya he ido dos veces”. 

En la despreocupación y amenidad del momento se olvida el reloj.

Llega la media noche y es hora de finalizar con el postre y en un momento memorable los buenos deseos y el placer de haber disfrutado de tan buena compañía llenan el salón. 

‘Desconocidos’ continua creciendo, Jorge ya tiene todo un plan de trabajo para el 2022, con cambios de locaciones y de menús cada cuatro meses, promete encuentros que marcaran experiencias en quienes se atrevan a participar.

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