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Cuatro miradas literarias a ‘Cien años de soledad’ en su aniversario 55

‘Gabólogos’ consultados por EL HERALDO analizan el impacto internacional que ha tenido la obra cumbre del magdalenense que mostró al mundo su ‘Macondo’.

En el quinto piso y medio de su edad, Cien años de soledad sigue siendo un libro inagotable que se abre como una caja mágica de la cual se desprende esa esencia del Caribe colombiano que el escritor magdalenense Gabriel García Márquez a través de su obra logró universalizar.

El pasado 30 de mayo se cumplieron 55 años de la publicación de su primera edición en Buenos Aires, Argentina, bajo el sello de la Editorial Sudamericana.

En esa ocasión solo se imprimieron ocho mil ejemplares, debido a que títulos como La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961) y La mala hora (1962) no habían tenido el éxito esperado, solo se vendieron mil ejemplares en dos años de oferta.

Sin embargo, con esta novela, considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, Gabo logró el éxito, y hasta la fecha se estima que se han vendido más de 50 millones de ejemplares.

Además, es una de las obras más leídas en español y traducida a más de 50 idiomas, siendo incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español El Mundo,​ en la lista de los 100 libros del siglo XX del diario francés Le Monde y en los 100 mejores libros de todos los tiempos del Club de Libros de Noruega. Todo esto la convierte en una novela sin fronteras e inspiradora para nuevos escritores.

EL HERALDO consultó a cuatro expertos en la obra de Gabo, también llamados ‘gabólogos’, quienes ofrecieron su mirada sobre este histórico libro.

El historiador y escritor español Álvaro Santana, PHD en Sociología Literaria, autor del libro Ascent to Glory, en el que evoca el ascenso que tuvo la emblemática obra del escritor nacido en Aracataca, Magdalena, en diálogo con esta casa editorial contó que en el último mes ha realizado presentaciones de su libro en Inglaterra, Irlanda, Bélgica, Italia, Austria, Francia y España, donde ha comprobado la gran acogida e influencia que ha tenido Cien años de Soledad.

“En mi libro demuestro cómo Cien años de soledad es vista como una obra clásica en más de ochenta países en todos los continentes. Incluso encontré información de una persona que había leído la obra en la Antártida en los años 80. En España en concreto es un libro que tiene mucha popularidad e importancia y se le pone a la misma altura de Don Quijote de la Mancha, es considerada la segunda gran obra en castellano”. 

Otro aspecto que resalta el escritor ibérico es que esta novela lo animó a conocer el Caribe colombiano y descubrir ese Macondo del que tanto escribió Gabo. 

“He estado en la Costa colombiana en 2019 y 2022, he ido a Aracataca, yo soy de las Islas Canarias, las cuales Gabo menciona en su obra, y eso definitivamente me ha conectado mucho con esta obra, además somos muy parecidos, somos caribes, él era un mamagallista y yo también lo soy. Gran parte de la fortaleza de Cien años de soledad radica en ser capaz de incorporar estos ámbitos culturales y espaciales del Caribe, América Latina y el mundo en una obra que está cumpliendo 55 años, pero se nota más joven que nunca porque sigue atrayendo a nuevos lectores que la valoran muy bien”

Las razones de su éxito

Ariel Castillo Mier, docente de Literatura de la Universidad del Atlántico, hizo referencia a algunas de las razones que la llevaron a la cúspide.

“Cabe destacar el veredicto favorable del lector asaz agradecido con la cortesía de la claridad de esa novela que, como en la tradición oral de los cuentos de la abuela o los antiguos cantos juglarescos, retoma el asombro, el hechizo, la magia primitiva y placentera de la narración, en la que la imaginación recupera sus poderes demiúrgicos

El académico también hace referencia a la afirmación de la cultura popular, la actitud carnavalesca frente al mundo, los toques cómicos por medio de la exageración y el humor satírico que cuestionan el mundo oficial y el poder, aspectos de los que se vale García Márquez para desarrollar su libro.

“Los códigos sociales, el lenguaje literario, los tabúes, el cuerpo y el sexo como medio eficaz para aproximarse a zonas claves de la condición humana. Al postular la literatura como el mejor invento para burlarse de la gente, la novela propina un golpe certero a la gravedad, el trascendentalismo, la pesantez y la retórica, tan habituales en la literatura colombiana”. 

Castillo Mier destaca que en sus casi cuatro centenares de páginas, una virtud capital de Cien años de soledad es el dinamismo del relato resultante de las tensiones entre lo real y lo imaginario, la vida y la muerte, lo comunicable y lo inefable, el pasado y el futuro, lo local y lo universal, lo individual y lo colectivo, el tiempo lineal y el circular. 

El literato agrega que la novela va más allá de la incorporación de numerosos mitos universales como el eterno retorno, la expulsión del paraíso, la Arcadia, el árbol de la vida, la madre arquetípica, la pareja fundacional, el pecado original, el hijo pródigo, el judío errante y la guerra entre hermanos, y logra integrarlos con el pensar mítico de los aborígenes americanos, que borra las fronteras entre lo real y lo imaginario”

El 30 de mayo de 1967 se publicó la novela.
Un libro lleno de contrastes

Orlando Oliveros, escritor y periodista cultural, quien con el respaldo de la Fundación Gabo acaba de publicar el libro La máquina de la memoria, sobre la vida, obra y legado de Gabriel García Márquez, enfatiza en que Cien años de soledad es una novela en la que lo popular se entrelaza con lo culto de un modo armónico.

“Entre sus páginas hay tantos recursos narrativos aprendidos del vallenato y la oralidad del Caribe colombiano como referencias a la alquimia, la historia política latinoamericana y la literatura universal. Creo que su merecida fama y reconocimiento crítico se deben a la capacidad de ofrecer una buena historia a lectores con distintos niveles de formación cultural: profesores, estudiantes, zapateros, científicos, soldados, músicos, en fin, cualquier persona, independientemente de su erudición, puede agarrar este libro y experimentar su grandeza”.

Oliveros menciona que desde su publicación en 1967 hasta nuestros días, esta novela se ha mantenido como un ejemplo de literatura bien escrita. Para muchos escritores es considerada como un modelo de ‘novela total’ en el que se inaugura y se fulmina un mundo con gran maestría.

“Hay un Génesis, un Éxodo y un Apocalipsis, todo como si García Márquez estuviera pensando más en los códigos narrativos de una escritura sagrada que en los de una novela. Razón tenía el crítico Harold Bloom cuando dijo que Cien años de soledad era una especie de Viejo Testamento”.

Por último, anota que este texto enseñó a los escritores latinoamericanos a contar las historias y tribulaciones de su propio continente. La lección de García Márquez con su saga de la familia Buendía fue que “Macondo, un pueblo ficticio que es al mismo tiempo todos los pueblos de América Latina, puede ser tan asombroso, interesante y trágico como París, Dublín, Londres o Nueva York”.

Finalmente, Federico Santodomingo Zárate, poeta y docente de la Universidad del Atlántico, recordó que cuando leyó por primera vez Cien años de soledad en su primera edición, guiado por su amigo el Chin Munive, su vecino en Ciénaga, Magdalena, comprendió mejor su realidad. 

“El capítulo pertinente a las masacres de las bananeras, la colocó en un plano del realismo social con las denuncias de la barbarie que la situaron en el plano de la crítica social y que llevaron también a nuestro escritor como sus colegas rebeldes a gestar todo un boom literario.

Sin duda alguna, Gabriel García Márquez, con la creación de Macondo, había cumplido con el apotegma de León Tolstoi: ‘Describe tu aldea y serás universal’, bajo esa premisa Gabo logró que su libro se leyera por todo el mundo”.

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