¿Cómo mejorar las habilidades de lectura y escritura de niños del Atlántico?

Esos son los primeros aportes de Papyro, el proyecto de investigación para el desarrollo de estrategias efectivas en la detección, predicción, diagnóstico e intervención de los trastornos de aprendizaje en la lectura y escritura en los niños de educación básica primaria, en el departamento del Atlántico. 

Los resultados de la primera etapa de la iniciativa, nombrada así en homenaje a la planta que sirvió para elaborar los primeros manuscritos en el antiguo Egipto, fueron socializados en Unisimón en una jornada en la que participaron su vicerrectora de Investigación, Extensión e Innovación, Paola Amar; la secretaria de Educación del Atlántico, Catalina Ucrós; representantes del Sistema General de Regalías (SGR), profesores y rectores de colegios de cinco municipios.

La iniciativa, que involucra a Unisimón, Minciencias y la Gobernación del Atlántico, con recursos del SGR, es otra muestra de alcance de la triada Universidad-Empresa-Estado.

“Que este proyecto siga sirviendo de faro para mejorar nuestras políticas educativas, tener aulas de estudio sumamente innovadoras, mejorar el desempeño y las habilidades de los niños, y que ellos puedan sobrevivir y destacarse en un mundo 5.0”, dijo Amar. 

“Son diagnósticos veraces, estos procesos tienen que quedar en una política pública de manera permanente”, aseguró Ucrós. 

El equipo investigador conformado por psicólogas, ingenieros, trabajadores sociales, fonoaudiólogos y fisioterapeutas trabajaron en una mirada integral para diagnosticar e intervenir los trastornos de aprendizaje de lectura y escritura en unos 1.200 estudiantes de cinco instituciones educativas de los municipios de Luruaco, Santo Tomás, Galapa, Tubará y el corregimiento de Leña (Candelaria).

En el componente lec tor se identificó que el 57 % de los estudiantes evaluados presentaron deficiencia lectora, el 56 % en ortografía y el 53 % en sintaxis. En escritura, a pesar de que ninguno posee inconvenientes de escritura rápida, el 60 % tuvo inconvenientes para desarrollar composición narrativa. 

“Presuponíamos bajos desempeños en relación a la eficiencia lectora, que es la capacidad de los niños de leer el mayor número de palabras por minutos; la coherencia en la redacción y en la comprensión de textos escritos, a través de la sintaxis; y también la precisión al escribir sílabas, palabras o su propio nombre, pues encontramos que muchos no lo escribían de manera correcta”, explicó la directora del proyecto Papyro, Marbel Gravini Donado, investigadora del Centro de Investigación e Innovación Social José Consuegra Higgins (CIISO) de Unisimón. 

El proyecto también incluyo talleres con profesores que develaron casos de padres de familia con deficiencias de lectura y escritura, lo que impide que acompañen de manera óptima los procesos educativos de sus hijos. 

Lilia Campo Ternera, directora del CIISO y del programa Ondas en el Atlántico, aseguró que el entorno familiar repercute en que se generen o no sentimientos de frustración como factor de deserción escolar y repitencia. “Venimos de pautas de comparación y los niños no son ajenos al hecho de que no puedan y que sus compañeritos o compañeritas sí”. 

En su siguiente etapa, Papyro contempla herramientas tecnológicas para la detección de dificultades de lectura en profesores, lo cual estará liderado por el centro de investigación en robótica e inteligencia artificial de Unisimón, AudacIA. 

Además, se dará acompañamientos a profesores con el diseño de estrategias para mejorar el aprendizaje de la lectura y la escritura dentro y fuera de las aulas. “El acompañamiento también será para los padres de familia que en su espacio lúdico y de hábitos cotidianos pueden desarrollar y aportar para que sus hijos alcancen más rápidamente estas competencias”, comentó Gravini.