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Alguna vez en la vida han dejado sus manos sumergidas en agua durante mucho tiempo, y al sacarlas han visto lo arrugada que se ponen.

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Sin embargo, detrás del simple hecho de que nuestros dedos se arruguen tras un baño se esconde una respuesta biológica compleja, precisa y con implicaciones evolutivas, médicas y forenses.

Lo que parecía una simple curiosidad terminó revelando un sofisticado mecanismo del cuerpo humano, activado únicamente en condiciones específicas.

PexelxSus manos se arrugan al mojarse

La pregunta de un niño sobre este tema fue enviada a la sección Curious Kids del portal académico The Conversation, donde el profesor Guy German, ingeniero biomédico de la Universidad de Binghamton EE. UU., la recibió y decidió ir mucho más allá de una simple explicación.

German, junto con la investigadora Rachel Laytin, diseñó un experimento meticuloso. Reunieron a un grupo de voluntarios y les pidieron que sumergieran las manos en agua durante 30 minutos.

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Luego tomaron fotografías detalladas de las arrugas formadas en las yemas de los dedos. Al día siguiente, repitieron exactamente el mismo procedimiento con los mismos voluntarios.

El resultado fue asombroso, porque las arrugas seguían un patrón fijo y repetible, como si se tratara de un código grabado en la piel. Cada dedo, en cada persona, arrugaba de la misma manera en ambas ocasiones.

PexlesLas arrugas siguen un patrón fijo y repetible, como si se tratara de un código grabado en la piel.

Es decir, no se trataba de marcas aleatorias provocadas por el agua, sino de pliegues específicos, únicos e invariables, similares en constancia a las huellas digitales.

Este hallazgo fue publicado en el Journal of the Mechanical Behavior of Biomedical Materials y marcó un hito en la comprensión de este fenómeno aparentemente trivial.

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De acuerdo con investigaciones anteriores, y confirmadas en este estudio, la piel necesitaría expandirse un 20 % para producir esos pliegues, lo cual no sucede en la práctica.

La verdadera causa es una respuesta neurológica activa. Al sumergirse en agua, esta entra por los poros y atraviesa los conductos sudoríparos, alterando el equilibrio de sales en la superficie de la piel.

PexelsSe le arrugan las manos al mojar por una reacción de su sistema nervioso.

Esta alteración es detectada por terminaciones nerviosas, que envían señales al cerebro. En respuesta, el sistema nervioso ordena a los vasos sanguíneos que se contraigan, generando una disminución del volumen en ciertas áreas internas del dedo.

La piel, al perder soporte desde dentro, se colapsa en forma de surcos definidos. Es un efecto similar a cuando se desinfla una superficie blanda, se forman pliegues en lugares específicos, según la estructura que la sostiene.

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Esta teoría fue validada con un caso inesperado, uno de los estudiantes voluntarios tenía dañado el nervio mediano en sus dedos. Cuando introdujo la mano en el agua, no se formó ninguna arruga. Esta ausencia confirmó que el fenómeno depende de una señal nerviosa funcional, y no solo de un contacto pasivo con el líquido.

“Los vasos sanguíneos no cambian mucho de posición: se mueven un poco, pero en relación con otros vasos sanguíneos, son bastante estáticos. Eso significa que las arrugas deberían formarse de la misma manera, y demostramos que así es”, dijo German.